—Está bien —Lu Heting revolvió el cabello de la mujer. Siempre tan alegre e insouciante, no se preocupaba por las cosas que ya habían ocurrido. Siempre era capaz de recuperarse muy rápidamente, lo que lo hacía querer mimarla aún más.
Lu Heting ya había arreglado para que retiraran a todos del lugar con el mejor paisaje y nieve fuera del hotel. Los alrededores estaban vacíos y el resto de los turistas estaban lejos.
Su Bei estaba de muy buen ánimo. Apiló unos cuantos muñecos de nieve, esparció un poco de nieve en la nariz de Lu Heting y tomó muchas fotos de él.
—Tomemos una foto juntos —Su Bei ajustó su teléfono y se apoyó en su hombro, tomando varias selfies de ambos.
En la foto, la expresión de Lu Heting era un poco seria porque no le gustaba tomar fotos, pero el amor y la adoración en sus ojos eran evidentes.
Su Bei y Lu Heting regresaron felices a su habitación de hotel.
En ese momento, Xiao Bai corrió y golpeó la puerta.