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Lin Yu siempre había respetado a Lin En, pero en este momento, la abofeteó fuerte en la cara.
Feng Feifei también estaba enojada. —Que te guste mi hermano es tu asunto privado, pero que a él le guste Su Bei también es su asunto privado. Atacaste a Su Xiaobei por tus propios motivos egoístas. ¿Eres digna del amor de mi hermano?
—Sí, no soy digna. Pero tampoco lo es Su Bei. Pase lo que pase, no puedes recuperarla…
Los ojos de Lu Heting se oscurecieron. Dio unos pasos hacia adelante hacia el hombre que había sido asesinado por Feng Ze. Se agachó, le rasgó la ropa y la colocó frente a las narices de los perros militares.
El rostro de Lin En se oscureció.
Lu Heting dijo con voz plana, —Lo has visto tú misma. Un pedazo de la ropa del hombre ha sido arrancado. Su Bei debe estar guardándolo con ella. Has eliminado el olor de Su Bei, pero probablemente has olvidado eliminar el olor de este hombre.
