—Ejem... —Lu Heting se dio cuenta de que su evaluación no era apropiada.
—¿Cómo podía un conductor juzgar la habilidad de su jefe?
—Sé cómo ves al señor Weijian en tu corazón. —Los ojos de Su Bei insinuaban que ella había entendido pero que no le chismorrearía a Lu Weijian.
—Lu Heting tosió otra vez—. No importaba si ella se lo chismorreaba a Lu Weijian. Porque Lu Weijian ya se había acostumbrado a sus numerosos comentarios.
—Entonces, papá, Bei Bei, ¿de qué están hablando? —Gun Gun levantó la cabeza y los miró curiosamente.
—Estamos hablando sobre qué comer esta noche. Vamos a ver qué ha cocinado la tía Chen. —Su Bei levantó a Gun Gun y caminó hacia la cocina.
Los ojos de Lu Heting siguieron a Su Bei hasta que ella entró en la cocina.
Luego volvió a mirar la información personal de Da Bao.
No había ninguna pista en la información existente, y Lu Heting ni siquiera sabía qué tipo de hombre era Da Bao.