El Viejo Maestro Lu había estado casado con ella durante décadas, así que comprendía lo que ella quería decir con solo una mirada. También observó lo deliciosamente que Gun Gun comía la comida y se sumió en sus pensamientos.
El corazón de la Señora Lu se dolía mientras decía —No te preocupes, come despacio. Si te gusta, haré que el mayordomo te lo envíe todos los días después de esto, ¿de acuerdo?
La boca de Gun Gun estaba llena. Sostenía su pequeño tazón y corría frente a Su Bei. Dijo aturdido —Bei Bei, tú también. Prueba. Sabe realmente bueno...
La hermosa cara de Su Bei floreció en una brillante sonrisa. Gun Gun inmediatamente le dio de comer y estaba ansioso por darle toda su deliciosa comida a Su Bei.
Entonces, dijo a la Señora Lu —No es necesario que me lo envíes. ¡Lo que hace Bei Bei sabe aún mejor! ¡Puedo comer cinco grandes tazones de eso!
El Viejo Maestro Lu, Vieja Señora Lu y Señora Lu recibieron un golpe en la cara.
