—Talia luchaba por respirar al darse cuenta de que no solo se mantenía en aquel éxtasis, sino que estaba ascendiendo aún más. ¿Había algo más alto? —Su boca se abrió en un grito silencioso cuando un segundo orgasmo la impulsó a otro pico, uno que nunca había sentido antes, y se preguntó si su alma estaba a punto de abandonar su cuerpo.
—Damon gruñó mientras lamía los jugos dulces y cítricos de Talia. El vínculo de pareja le permitía sentir sus emociones y pensó que iba a venirse ahí mismo con ella. ¡Demonios! Eso era bueno. —Su pecho se infló de orgullo—. Él era bueno.
—El cuerpo entero de Talia temblaba entumecido por las secuelas del orgasmo alucinante, y apenas notó que Damon la movió para que se acostara correctamente en la cuna y que él estaba a su lado, acunándola en sus brazos.
—¿Qué tal fue eso para que tu pareja te tratara bien? —preguntó con suficiencia, sabiendo muy bien que había sido fantástico, pero quería oír que ella lo alabara.