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—Alfa Edward tuvo que reconocer que la historia de Jorge coincidía con lo que habían dicho Nora y aquel chico Omega (alias Oscar).
—Todo apuntaba a que Ana era una espía. Ana había nacido en la Manada de la Luna Roja. —¿Desde cuándo trabajaba como espía? —¿Para quién? —¿Era por eso que había abierto sus piernas para él? Alfa Edward tenía tantas preguntas y no estaba seguro de qué hacer. —¿Estaba comprometido?
—Ana está en mi oficina. ¿Qué debo hacer con ella?—Alfa Edward le preguntó a Jorge.
—Sugiero que no menciones el espionaje y tratemos de usar a Ana para ver quién la contrató. Pero si crees que ella sospecha que lo sabemos, entonces es mejor asumir nuestras pérdidas y encarcelarla antes de que alerte a su empleador. Ella sabe que los traidores solo tienen un destino así que no podemos suponer que nos dirá la verdad. Quizás sea mejor comenzar con la tortura de inmediato… —sugirió.