—Ana estaba acurrucada en posición fetal en el suelo, y los sonidos de crujido eran sus huesos rompiéndose bajo el aura Alfa de Damon.
Desde que conoció a Talia, Damon estaba reprimiendo impulsos asesinos cada vez que veía a Marcy, a Alfa Edward, a los Ancianos que intentaban casarlo con mujeres al azar, y a cualquiera que se atreviera a causar agravios a Talia.
Se justificaba a sí mismo su falta de acción como una protección a Talia, pero había veces que se preguntaba si eso era lo correcto.
Damon no podía cambiar el pasado, pero ahora decidieron dejar de ocultar la identidad de Talia, y Damon quería compensar todas las veces que no actuó como debería un Alfa cuando su compañera era intimidada.
Damon aumentó su presión, y la boca de Ana se abrió en un grito silencioso mientras su visión se oscurecía.
—No derrames sangre en la alfombra —dijo Talia a Damon con urgencia—. Es nueva.