Arya estaba boquiabierta ante Michelle. Michelle siempre era tranquila y compuesta, una perfecta Luna, y esta era una mujer con la barriga llena de ira que estaba mostrando sus colmillos para defender lo que era suyo. Y lo peor era que el aura de Alfa de Michelle estaba presionando a Arya hasta el punto de adormecer su razonamiento.
Arya bajó la cabeza. —Me disculpo, Luna Michelle. Admiro al Alfa Cristian, pero sé que tú eres su compañera y que él te adora. Yo nunca...
—Mejor que lo sepas —la interrumpió Michelle—. Ahora, compórtate como tal. La Diosa Luna te dio a tu compañero y en lugar de aceptarlo, lo arruinaste. Si él tiene la mitad del orgullo de un guerrero, te costará mucho hacerle olvidar lo que hiciste.
Arya se sintió agraviada. No tenía ni idea de quién era Keith, ni sentía el vínculo. Claro, era guapo, pero ¿por qué iba a aliarse con un desconocido sobre un hombre que prácticamente la había criado?