—Sé lo que te preocupa —dijo Talia a Damon—. Pero necesito ver si hay un mensaje para mí en este collar. Podría estar inconsciente durante horas. ¿Cuidarás de mí?
Damon apretó sus labios en una línea y respondió con un asentimiento rígido.
Talia sabía que esto era difícil para él, y también era difícil para ella.
Ella estaba impulsada por su curiosidad y necesidad de descubrir la verdad, y no era que Damon no quisiera saber la verdad, pero era reacio a hacer cualquier cosa que pudiera dañar a Talia.
Talia tomó su rostro entre sus manos y le dio un largo y lento beso. No tenía palabras para expresar su gratitud porque sabía que incluso con toda su ansiedad e inseguridades, él la apoyaba.
—Eres el mejor compañero que uno podría tener —dijo Talia.
—Y tú también, gatita —Ella estaba decidida y era adorable, y él no podía negarle nada—. Solo promete que volverás a mí.