—Baila para mí —exigió Talia—, y las cejas de Damon se alzaron, pero su sonrisa le confirmó que estaba preparado para esto.
—Con este atuendo, probablemente necesitaría un poste de baile —dijo Damon.
Talia no estaba segura de qué era un poste de baile, pero... —Estoy segura de que puedes manejarlo. Haz lo mejor que puedas, mi Alfa.
Las últimas dudas de Damon se desvanecieron cuando Talia lo llamó suyo y él supo que ella le había perdonado, pero ella quería un espectáculo, y él estaba listo para dárselo. Dijo que haría lo que fuera para hacerla feliz y estaba ansioso por demostrarlo.
—Observa cuidadosamente, gatita... tu hombre va a bailar para ti —dijo Damon mientras se alejaba de la cama.
Fue a la mesa lateral y tomó el control remoto. Después de dos segundos de silencio, los tambores sonaron desde los altavoces incorporados en el techo, y Damon empezó a mover sus caderas al ritmo de la lenta y sensual canción que llenaba el espacio.