Damon se obligó a dejar de mirar la puerta del baño y llamó al servicio de habitaciones.
Se dio cuenta de que no tenía ni idea de lo que a Talia le gusta comer, así que decidió pedir cada plato del menú. En su opinión, el hotel no ofrecía suficientes opciones.
Después de hacer un pedido masivo de comida, Damon hizo otra llamada. Esto era importante.
—Hola, Steph... —saludó Damon a Stephanie cuando atendió la llamada.
—Es bueno que te acuerdes de mí —dijo Stephanie irritada.
—¿Ha pasado algo?
—Cassie está viniendo. ¿Dónde estás?
—Estamos de camino a casa —respondió Damon—. No me preocupa Cassie.
—¿Cuánto tardarán en llegar aquí?
—No lo sé. Surgió algo. Por eso te estoy llamando.
Stephanie se preocupó. —¿Están bien los niños?
Damon sonrió un poco. —Stephanie siempre los trata como a niños —respondió—. Estamos bien, pero traemos a alguien con nosotros. Necesito que le prepares una habitación.