"Talia nunca había visto a Damon actuar de manera tan violenta, pero de alguna manera, estaba segura de que debajo de toda esa rabia hay un hombre que estaba preocupado por ella, y no le haría daño.
Los brazos de Talia rodearon a Damon, y ella enterró su cara en su pecho.
Talia no es una llorona y no había razón para llorar, pero sus ojos picaban con lágrimas que amenazaban con caer y no podía explicar todas las emociones contradictorias que rugían dentro de ella.
Enojo, tristeza, alivio, alegría... contradictorias, pero todas estaban allí, haciéndola querer sollozar y reír y romper algo, y Talia se adentró más en Damon, buscando consuelo. Él es poderoso y conocedor, y ella esperaba que pudiera dispersar su tormenta emocional.
Cada vez que Talia inhalaba el adictivo olor de Damon, su corazón se calmaba un poco y recordaba que había metido la pata.