"La expresión de descontento de Damon se acentuó ante la resistencia de Keith, y aumentó su presión.
—He dicho váyete.
—Y yo he dicho que él debería quedarse —replicó Talia a Damon con obstinación—, como si su aura de Alfa no la afectase ni un poco.
Damon estaría impresionado por su tenacidad, si no fuera por el molesto mosquito que de alguna forma no se iba.
Lo único que salvó el cuello de Keith en ese momento fue el hecho de que había cierta distancia entre él y Talia. Si Keith se atrevía a tocarla, Damon eliminaría todas las partes del cuerpo de Keith que entrasen en contacto con Talia.
Damon fulminó con la mirada a Keith, que tropezó para ponerse de pie y la espalda de su camiseta estaba empapada en un sudor frío como si alguien le hubiera echado un cubo de agua.
Los instintos de hombre lobo de Keith lo hicieron dolorosamente consciente de lo cerca que estaba de ser destrozado en pedazos.
—Lo siento, Talia, pero...