"En lugar de surcar el cielo con alas de dragón, Ravina decidió que deberían montar a caballo. Podría pasar el tiempo con su amado Darcy, y podrían participar en una carrera emocionante, avivando gratos recuerdos de sus competencias pasadas.
—¿Todavía quieres competir? — Malachi le levantó una ceja incrédulo—. Te lo puse fácil la última vez.
—Bueno, ahora soy diferente. También tengo sangre de dragón corriendo por mis venas —respondió Ravina, un destello atrevido se encendió en sus ojos.
—¿Es así? Entonces quizás deberíamos aumentar la apuesta —sonrió de medio lado Malachi.
Ravina rió. —Dudo que esta vez lo que busques sea un beso.
—Me he vuelto más codicioso con el tiempo, princesa —dijo él, su voz se convirtió en un murmullo bajo y seductor—. Un rubor cálido le subió por el cuello.
—¿Y cuánto más deseas? —se atrevió a preguntar, con un desafío insinuante en sus palabras.
—Tanto como puedas darte a ti misma —dijo él, su mirada mantuvo la de ella cautiva.