—Se parece tanto al rey Demetrio. Dion también tenía esa misma apariencia a su edad —dijo el rey Ford, sosteniendo al lloroso Demian en sus brazos. Desde que lo levantó, Demian había estado llorando sin parar—. Bueno, tal vez quieras tomarlo tú, Azul. Supongo que me odia.
—Si ese es el caso, también me odia a mí —dije.
—No se trata de odio ni nada por el estilo —dijo Azul mientras tomaba a Demian de sus brazos—. A Demian no le gusta ir con nadie más que conmigo. El doctor Dimitri dijo que algunos niños son así. Tomará algo de tiempo para que se acostumbre a los demás.
—No he cargado a mi propio hijo más de diez minutos en total desde que nació —dije.
—Vaya, eso es realmente... —exclamó el rey Ford.
—Lo compensarás más tarde —dijo Azul, dándome una palmada en el brazo.