"Mientras Kathleen sostenía la cabeza de la vieja Sra. Hudson para facilitarle el darle su medicamento, los ojos de todos se llenaban de admiración y profundo respeto.
La criada de la vieja Sra. Hudson era la más afectada ya que no podía dejar de derramar lágrimas de felicidad.
Kathleen, que ya estaba acostumbrada a tales reacciones, estaba concentrada en la tarea que tenía entre manos y no les prestaba atención.
Sus movimientos eran suaves mientras alimentaba lentamente a la vieja Sra. Hudson con el medicamento antes de ayudarla a recostarse en la cama.
—Entre los medicamentos que he preparado, hay algunos que la harán dormir más —explicó—. Va a dormir más a menudo en los próximos días para que su cuerpo pueda recuperarse más rápidamente.
Sus hermosos ojos púrpura brillaron entre ellos para confirmar que estaban prestando atención y no solo obsesionados con ella.