"Kathleen vio las diferentes emociones parpadear en sus ojos; desde la confusión hasta el alivio y luego la sorpresa.
A pesar del dolor intermitente que aún sentía en su estómago y en todo su cuerpo, Kathleen estaba muy preocupada por la mujer y esperaba que recibieran ayuda lo más pronto posible.
—Por favor, cálmese, creo que estaremos bien. Y por favor, trate de no moverse; no es bueno para su cuerpo. Intentaré ver cómo podemos conseguir ayuda. ¿De acuerdo?
—Hmmmh —fue la respuesta de la señora. Parecía estar tratando tan duro de reconciliar algo en su mente pero Kathleen no era una lectora de mentes y solo podía ofrecerle palabras de consuelo.
—No se preocupe, todo estará bien —Kathleen la tranquilizó para calmar sus obviamente tensos nervios.
En este punto no sabía si lo decía para consolarse a sí misma o a la señora.
Finalmente, la señora se calmó y preguntó débilmente, —¿Cuál es tu nombre?
—Soy Kathleen, Kathleen Crawford.
—Kathleen… —ella lo repitió—. Es un nombre muy bonito. De hecho, el nombre te queda perfectamente. Desde que nos conocimos, has sido de gran ayuda y amable conmigo. No sé qué habría hecho sin ti. Tal vez ya estaría muerta.
—No diga eso señora, usted también parece amable, además me siento realizada ayudándola —Kathleen contrarrestó con una sonrisa.
—Señora suena tan cascarrabias y vieja. Soy Elizabeth Gale Harper, y me encantaría que me llamaras Elizabeth o Tía — Ella lo pidió cariñosamente—. Cualquiera que te sientas a gusto dirigiéndote a mí está bien, siempre y cuando no me llames señora o señorita Harper —ella añadió.
Kathleen se sorprendió ante el pedido de la señora. De todos modos, es solo una forma de dirigirse y decidió llamarla Tía, ya que la señora era mayor que ella. Si adivinaba correctamente, la señora debería estar en sus cincuenta.
—Sí señora, lo siento... Tía —Kathleen se corrigió rápidamente tras recibir una mirada severa.
—Así está mejor —Su voz era cálida y cariñosa, recordándole a Elizabeth a su madre adoptiva.
Mientras se deleitaba en esos pensamientos, un sonido explosivo se escuchó no muy lejos de donde estábamos, arrojando pedazos de metales cubiertos de fuego por todo el lugar.
La respiración de Elizabeth se aceleró casi de inmediato y con voz temblorosa gritó, —¿Qué es eso?
Kathleen tampoco se sentía mejor, sin embargo, por el bien de Elizabeth, tuvo que mostrarse valiente y explico con calma, —Creo que es el motor de la parte frontal del avión que ya estaba ardiendo. No tengas miedo Tía, estarás bien. ¿De acuerdo? —Ella añadió.
El agarre de Elizabeth sobre los brazos de Kathleen se apretó. Miró a los ojos de Kathleen ansiosamente y asintió, pero había una mirada pensativa en su rostro.
—¿Cómo en nombre de Dios vamos a salir de aquí? Llevamos más de una hora varados aquí y no se ve ayuda en ninguna parte, cada momento es tan aterrador —Ella reflexionó tristemente.
De repente Kathleen sintió un dolor agudo en su abdomen inferior. Era como si algo estuviera roiendo ferozmente las paredes de su estómago.
Un gemido agonizante escapó de su boca y ella se agarró fuertemente a su estómago.
—¡Me duele! —Ella gritó—,
—¡Kathleen! Kathleen…! Kathleen…..! Por favor, abre tus ojos, no me asustes —Señora Harper gritó desesperadamente.
Ella estaba confundida y no sabía qué hacer.
Acomodó a Kathleen para que se acostara de lado y al levantar su mano del cuerpo de Kathleen,miró con los ojos muy abiertos la vista de lo que estaba en su palma. "
"¡Sangre! —No… —gritó ella—, palideciendo instantáneamente de miedo.
Elizabeth cojeó y empezó a gritar pidiendo ayuda, realmente no esperaba recibir ninguna, pero era mejor hacer un intento que sentarse y no hacer nada.
…
—¡Estallido!
Ben y Samantha estaban aterrados cuando escucharon el sonido ensordecedor a unos cinco kilómetros de donde estaban acampando.
—¿Qué fue eso? —gritó Samantha.
—Creo que es un terremoto —respondió Ben.
—¿Cómo puedes decir eso?, suena más como un estruendo —contradijo Samantha.
—Sea lo que sea, tengo la sensación de que no es bueno. Vamos a echar un vistazo, tal vez…
—¿Echar un qué…!? No creo que sea seguro hacer eso. Movámonos rápidamente de aquí antes de encontrarnos con algún peligro inminente —Samantha lo interrumpió casi de inmediato.
Ya estaba recogiendo sus cosas mientras hablaba.
—Pero no podemos irnos así como así. Necesitamos estar seguros de lo que está pasando. ¿Qué pasa si alguien necesita nuestra ayuda —Ben insistió.
—¡Benneth King! —Samantha gritó—. ¿Por qué siempre te gusta arriesgar tu vida especialmente cuando no tiene nada que ver contigo? Te he dicho que no voy. Pero si insistes en matarte, adelante. En cuanto a mí, cuéntame fuera!
Samantha salió de la choza enojada con su mochila atada a su espalda.
Estaba exasperada. No podía soportar más el comportamiento aventurero de Ben.
—..."Ben"
—¿Por qué siempre está tan alterada? Sólo quería ver si alguien necesita nuestra ayuda. De todos modos, voy a ir con o sin ella. —Decidió.
Eran estudiantes de medicina que habían venido para una campaña médica en un pueblo a unos veinte kilómetros de la isla. Su escuela había organizado la campaña para ayudar a los aldeanos. Después del ejercicio de esa tarde, les dieron el resto del día para relajarse antes de partir por la mañana a la ciudad donde se encontraba su escuela. Luego había propuesto que visitaran la isla durante ese tiempo. No habían pasado ni una hora cuando escucharon la explosión.
Estaba a punto de salir cuando Samantha volvió a entrar corriendo a la choza gritando su nombre.
—¡Ben! ¡Ben! —Por favor, sal rápido, hay humo saliendo de esa dirección y parece grande. ¿Qué hacemos?
Cuando Ben salió se dio cuenta de que Samantha estaba señalando la dirección donde habían bajado del ferry que los llevó a la isla.
—Ven conmigo —dijo mientras comenzaba a correr hacia el humo.
Al acercarse, podían percibir el fuerte olor del metal quemado en el aire. Aceleró el paso mientras instaba a Samantha a correr más rápido.
Tardaron unos veinticinco minutos en llegar.
Se detuvo a unos metros de la escena del accidente para evaluar toda la situación.