La escena comienza con Isaac y Orobas en el parque, donde continúan su batalla. Isaac usa su poder de fuego infernal, pero Orobas usa su poder de viento para apagarlo. Orobas dice: "Ya me he divertido lo suficiente contigo, Malphas. Has demostrado ser un digno oponente, pero también un ingenuo. Crees que puedes derrotarme con tu fuego, pero no sabes que yo soy el maestro del viento. Y el viento es más fuerte que el fuego. El viento
puede soplar el fuego, y hacerlo desaparecer. El viento puede cortar el fuego, y hacerlo sangrar. El viento puede matar el fuego, y hacerlo morir". Orobas saca una katana de su espalda, y dice: "Esta es mi arma secreta. Una espada forjada con el viento, que puede cortar cualquier cosa. Incluso el fuego infernal. Incluso tu alma. Prepárate para morir, Malphas. Es una lástima que no hayas mostrado más de tu potencial. Tal vez podrías haber
sido un gran aliado. O un gran enemigo. Pero ahora solo serás un gran cadáver".
- Orobas se lanza a atacar a Isaac con su katana, mientras Isaac se defiende con sus manos. Orobas le hace varios cortes a Isaac, que sangra y sufre. Isaac dice: "¡Aaaah! ¿Qué es esta espada? ¡No puedo con esto! ¡No puedo con él! ¡No puedo con nada!" Isaac se siente débil y desesperado, y pierde la esperanza. Orobas dice: "Es inútil que te resistas, Malphas. No tienes ninguna posibilidad contra mí. Eres un perdedor. Un fracasado. Un inútil.
Y ahora estarás muerto. Adiós, Malphas. Ha sido un placer conocerte. Y un placer matarte". Orobas levanta su katana para dar el golpe final a Isaac, que cierra los ojos y espera el final.
- De repente, se escucha un grito de águila, y se ve una sombra que pasa por el cielo. Es Sara, que ha venido a salvar a Isaac. Ella está en forma de halcón, y usa su poder de Andrealphus para volar y transformarse. Ella dice: "¡Isaac! ¡No! ¡No te rindas! ¡No te mueras! Sara es tan rápida que agarra a Isaac con sus patas y orobas ni se percata, y lo lleva por el aire, lejos de Orobas. Sara dice: "¡Vamos, Isaac! Isaac abre los ojos y ve a Sara, que lo mira con ternura y preocupación. Isaac dice: "Sara. Ella ha venido a salvarme. Ella se ha enfrentado a Orobas. Ella se ha arriesgado por mí. Pero estoy a punto de morir".
- Orobas se recupera y ve a Sara e Isaac escapando. Él no se enfada y no dice ni una palabra y se va. Isaac dice: "Gracias por salvarme. Pero estoy cansado. Estoy a punto de morir". Sara dice: "No, Isaac. No te rindas. No te mueras. Yo te sostengo" Sara busca un lugar donde refugiarse, y ve un callejón. Sara dice: "¡Allí! ¡Un callejón! ¡Vamos allí!" Sara se dirige al callejón, y se transforma en humana, con Isaac en sus brazos. Sara dice: "¡Ya está! ¡Estamos a salvo!"
- La escena cambia al callejón, donde Sara e Isaac caen al suelo, exhaustos y heridos. Sara dice: "¡Isaac! ¡Isaac! ¡Háblame! ¡Dime que estás bien!" Isaac dice: "Estoy bien. Estoy vivo". Sara dice: "Isaac. Yo también estoy bien. Yo también estoy viva.". Sara e Isaac se miran a los ojos, y se sonríen. Sara dice: "Isaac. ¿Qué vamos a hacer ahora? ¿Cómo vamos a salir de esta?" Isaac dice: "No lo sé. No tengo plan. Pero sé que tenemos que estar juntos. Tenemos que ayudarnos". Sara dice: "Isaac. Estoy de acuerdo". Isaac dice: "Yo también".
- De repente, se escucha una voz que dice: "¡Hola, hola! ¿Qué tenemos aquí? ¿Dos demonios en peligro? ¿Dos aliados en potencia?" Sara e Isaac se sorprenden y se giran. Es Albert, que está en el callejón, junto a Isabella. Él dice: "Soy Albert, o Paimon. Y ella es Isabella, o Asmodeo. Somos dos humanos con poderes de demonios del Ars goetia, como ustedes. Y hemos venido a ayudarlos. Y a reclutarlos. Para nuestra alianza contra el imperio celestial". Isabella dice: "Sí, sí. Somos Albert e Isabella, los reyes del pecado. Y ustedes son Sara e Isaac, los reyes del amor. O mejor dicho, Andrealphus y Malphas, los reyes del infierno. Los hemos estado buscando. Para nuestra alianza contra el imperio celestial". Sara e Isaac se asustan y dicen: "¿Qué? ¿Quiénes son ustedes? ¿Qué quieren de nosotros? ¿Qué es esa alianza?" Albert dice: "Tranquilos, tranquilos. No se alarmen. No somos enemigos. Somos amigos.