A veces sin darnos cuenta nos convertimos en lo que más odiamos, en esa parte que todos deseamos mantener oculta y que perturba cada pensamiento o sensación de nuestro ser, así nos volvemos un alma más que busca una salvación de ese infierno al que todos dicen temer y a decir verdad a algunos les importa una mierda porque ese infierno en realidad es parte de su vida.
-¡Aspen puedes caminar más rápido!, no pienso llegar tarde y que me castiguen otra vez, porque se te pegaron las malditas sábanas, estoy a una de que Arvel me deje con los lobos por llegar tarde a este estúpido instituto -hablé casi corriendo a la entrada del colegio.
-Si bueno, no me habría dormido si cierta persona no me hubiera despertado para qué la ayudará a entrar por la ventana a las 3 de la mañana por ir a ver a su novio "prohibido"- me reclamó el castaño que iba atrás de mí intentando seguir mi paso
-Cállate, que bien sabes que me la debías y apúrate Aspen- le reproché tirando con fuerza al castaño hacia adelante
Logramos entrar a tiempo antes de que las puertas de afuera se cerraran.
-¿Qué clase tienes ahora?- le pregunté mientras yo buscaba mi ropa deportiva en la mochila.
-Gimnasia, creo
-genial, también tengo esa clase
-Disculpe señorita Dixon y señor Hawks-escuchamos esa detestable voz y nos dimos vuelta despacio- llegan casi 20 minutos tarde, ¿hasta cuando llegaran atrasados?- el inspector coloco frente a nosotros impidiendo nuestro paso -simplemente no se presentan o llegan tarde, me daré obligado a llamar a sus padres- continúo
-eso es muy cruel profesor, sabe que nosotros no tenemos padres- hablo Aspen fingiendo una cara de pena, le seguí su juego haciendo el mismo gesto.
-eso no es justificación, su representante legal es el señor Dixon y es precisamente a él a quién citaré.
ambos compartimos una mirada y una sonrisa cómplice
-¿acaso no sabe quién soy?- pregunté
-¿debería saberlo?, aquí solo es una alumna más
Iluso.
-No quisiera conocer a Arvel profesor Enzo-respondí sin pensar porque esto es tan normal para mí que no lo merita realmente, esta gente no conoce los niveles y el estatus
-¿Es una amenaza señorita?
-¿Usted qué piensa?- respondió Aspen parándose firme y a mi lado.
-¡¡Suficiente vayan con la directora ahora!!, Me aseguraré de que los expulsen y no vuelvan a entrar a este instituto, por esta falta de respeto a mi autoridad en varias ocasiones, esto no se puede seguir pasando por alto.
Ambos reímos silenciosamente y comenzamos a caminar a dirección, no nos podían expulsar, mi padre es quién mantenía ese horrible instituto abierto
Tomamos asiento a unos centímetros de un chico de cabello oscuro y mirada perdida, rara vez se veía por los pasillos aunque era obvio que no era nuevo porque estaba casi segura de que compartía la clase de literatura con él.
Lo conocía, creía hacerlo, lo había visto por más de 5 años, pero nunca con alguien o socializando o solo dando una señal de que era una persona normal aunque ¿quién en realidad es normal?, sé que yo no, pero él en verdad sobrepasaba mucho más esos estándares de normalidad que yo, aun así sentía su mirada sobre mí todo el tiempo incluso fuera del instituto, solo sé que él algo esconde, talvez no más que yo, pero aun así sentía una extraña y asfixiante atracción a él.
-¿En qué piensas?-preguntó el castaño pasando su mano por mi cara intentando sacarme del trance en el que estaba, en el que él me había atrapado.
-¿Acaso estás asustada de la directora?, ¿sabes que solo vamos a tomar café con ella verdad?- dijo burlón
-¿Qué? ¡No!. No. No es eso... solo es, ¿lo conoces?
-Sí... Bueno no, ha estado con nosotros por años, pero es como si no existiera, parece un vampiro que aparece y desaparece, ¿nunca notaste que siempre está cerca de nosotros?, es un rarito y no del tipo como nosotros.
De cierto modo tenía razón, su cabello era oscuro y despeinado vestía con una sudadera negra y jeans negros anchos además de los anillos que llevaba en la mano derecha, pero uno de ellos llamo mi atención era un rosa en llamas hecho totalmente de plata, verla me hizo pensar, jamás había visto su cara, pero su mirada me perseguía en cada paso que daba.
-Vamos larguémonos de aquí -ordené tomando mi mochila y sujetando a Aspen del brazo para qué se levantará.
-¿Y a dónde?
-Al bosque a cazar un conejo- el me miró confundido
-pues a casa, ¿Dónde más?- dije obvia
-¿Y a qué?
-Bueno las clases de gimnasia no servirán de nada si acabamos con una bala en la cabeza.
-¿Quieres prepararte para le Court?, Darah... Por favor son recién las 8 de la mañana.
-Si, exacto, ya es tarde.
-Empiezo a pensar que tú y yo no estamos en la misma página del libro, probablemente ni siquiera en el mismo libro- comenzó a quejarse
-Deja de reclamar Aspen Hawks y avanzá
Ambos caminábamos hacia nuestra casa hablando, principalmente discutiendo sobre que él no quería hacer lo que debíamos hacer, iba dándome varias escusas, pero al final lo conozco siempre termina cediendo ante mí.
-Espera, que están llegando los murciélagos- dijo de repente
-¿de que hablas?
-¿ese no es el chico rarito?
-¿Qué?- voltee hacia el otro lado de la calle y sí, ahí estaba apoyado en un árbol con la vista clavada en ¿Mi?, pero aun así su rostro no se veía su cabello cubría gran parte de su cara y el gorro de la sudadera no era de gran ayuda.
-¿Nos está siguiendo?- le susurré al oído a Aspen
-De hecho, creo que vive ahí -dijo apuntando una casa que estaba a solo unos metros de la mansión de los Dixon, nuestra casa.
-Lo veo todas las mañana observando hacia nuestra casa, ha sido así como por 2 años más o menos- añadió
-¿Y no se te ocurrió decírmelo?
-No, para nada llego un punto en el que lo vi normal y solo lo olvide-dijo relajado
-¿Te das cuenta de que podría ser de los Acier?
- o peor podrías gustarle..-lo dijo burlándose
-esto es serio.- no me hizo gracia su chiste
-Si, bueno, vámonos su mirada me está asustando.
-o podrías gustarle tú Cobarde- susurré y comencé a correr dejándolo atrás hasta que él aceleró el paso y me superó, ahora él me dejó atrás.
En solo minutos estábamos en la entrada de la mansión, era grande había varías entradas que podíamos usar para que no nos atraparan, no era una casa muy linda, si era lujosa, pero también era tétrica, al poner un pie en ella sentías una sensación extraña como diría mi hermana cuando entras aquí puedes escuchar el llamado de la muerte.
-Vamos por atrás- me ordenó el castaño a lo que yo lo comencé a seguir
-¿Darah? ¿Aspen? -habló un hombre detrás de mí ambos nos quedamos quietos por unos segundos y luego volteamos lentamente
-Hola, Arvel- respondí
-¿Qué hacen acá?- preguntó enfatizando un tono serio
-Solo estábamos...
-íbamos a salir a buscar a Miles que se nos escapó de nuevo- interrumpió rápidamente Aspen evitando que yo nos delatara.
-Deberían estar en el instituto
-Si deberíamos, pero quisimos practicar solo falta un mes, hay que defender el honor del apellido ¿no?- mi tutor lo miro entrecerrando los ojos y con desconfianza.
-Se los dejaré pasar porque tienes razón, pero no lo harán ahora, pronto llegará nuevo personal
-¿Nuevo?, ¿por qué?, o ¿para qué?
-Debido a que la mitad de quiénes trabajan con nosotros están muertos necesitamos nuevos reclutas.
-¿Irán con nosotros a Francia?
-Algunos
-Pero se permiten 6, solo falta 1 además reuní a los mejores de aquí- me quejé
-Y según tú ¿Quiénes son los mejores?- alzo una ceja
-Dante Azael, Mike Aspen y yo claramente- dije con tono obvio
-les faltan 2, Mike tiene otros planes, pero bueno, de todos modos entrarán nuevos, vayan a sus cuartos y ni se les ocurra bajar tendré una reunión con personas importantes y mantengan ese perro encerrado
-¿Podemos salir a algún lugar?
-NO, necesito saber dónde están
Ambos lo miramos no muy contentos y nos adentramos en la casa, es mejor no contradecir a ese hombre no terminaría bien para nadie.
-Y ambos se quedarán en sus habitaciones no quiero ruidos, por una vez en su vida compórtense como personas civilizadas y no como animales del bosque
-pero somos lobos, somos animales por naturaleza, ya sabes de corazón Arvel
-Aspen no estoy de humor para tus juegos, suban en este momento- habló, pero ninguno se volvió a verlo.
-De haber sabido que pasaría todo el maldito día encerrada me hubiera quedado en ese reclusorio infantil más conocido como instituto -fue lo último que dije antes de entrar a mi cuarto
Recientemente lo había remodelado sus paredes eran de color blanco tenían un escritorio de madera de color negro, el baño que era blanco de el mismo del cuarto o quizás un poco más oscuro y una televisión frente a mi cama, había una puerta trasparente de cristal que llevaba a un pequeño balcón, el cual tenía vista hacia la calle, en él me solía a sentar leer por las tardes.
Tomé un libro y me senté en mi cama acomodándome para poder leer tranquila, pero algo se sentía extraño, me sentía observada, pero me encontraba sola y no podía ser Aspen él estaba al otro lado del pasillo.
Dudé en un principio, pero lentamente me acerqué al balcón solo asomé la cabeza, pero no había nada, ni nadie, aun así sentía que alguien me observaba, me escondí nuevamente tras la pared aunque aún seguía observando
Bueno al parecer no estoy loca- dije para mí, había un chico observándome desde la calle aunque no se podía reconocer su rostro, pero yo sabía exactamente quién era, el chico que nos estaba siguiendo era obvio.
Me asomé al balcón rápidamente para enfrentarlo, pero ya no estaba es raro decirlo Aspen decía la verdad él aparece y desaparece.
Bueno, puede que si esté loca o estoy alucinando o ambas, no volveré a dejar que Aspen me haga el desayuno- dije nuevamente para mí, no es como que todo el tiempo ves a un chico con el que has convidado años si se podría decir así observándote o acosándote desde lejos.
La curiosidad es peligrosa, pero más fuerte que mi cordura pensé bajando por el balcón intentando seguir el rastro de aquel chico rarito como diría mi amigo.
Recorrí toda la ciudad esperando encontrarlo, pero nada, incluso en la casa que Aspen me mostró y nuevamente nada, llevaba ya casi todo el día fuera, si me atrapaban estaría muerta, bueno el que me preocupa es Lorcan es una verdadera pesadilla y a Arvel yo no le importaba en absoluto solo eran apariencias, sé que no me haría daño o eso espero.
La noche cayó y estaba cada vez más oscuro.
De nuevo la sensación de que me seguía y observaba, la curiosidad se fue, dejando solo incomodidad y algo de miedo, entre a un café para descansar un momento, ya era tarde tendría que volver a casa, me coloqué mi chaqueta y el gorro, salí apresurada de ahí, coloque música para distraerme y opacar el miedo que sentía.
Darah...-aun con los audífonos escuché un susurro detrás de mí, pero no había nadie, ni una sola alma, ¿Acaso ya no estoy sola?.