Harry Potter estaba asustado, pero también un poco entusiasmado.
A decir verdad el niño sabia que todo lo que había pasado en los últimos quince minutos fue como mínimo extraño.
No es que eso le molestara demasiado, sus propios parientes, los Dursley siempre lo trataron a el mismo como si fuera extraño, un bicho raro como tanto gustaban llamarle.
Ese día había comenzado muy temprano, cerca de las 6.30 de la mañana. El tío Vernon había necesitado salir de la casa a las siete para asistir a una reunión de negocios fuera de Londres.
Así que Harry había tenido que levantarse temprano para cocinar el desayuno. Nada demasiado complicado, solo huevos revueltos, tocino y tostadas. No había tenido problemas al cocinar, y todo estuvo hecho cuando el tío Vernon tomo asiento en la mesa de la cocina.
Harry había tenido entonces que servir la comida para su tío, pero quiso el destino o la mala suerte que tropezara con el largo y ancho pie del pantalón de segunda mano que estaba usando. Haciendo que el sartén con el tocino caliente cayera sobre la alfombra, manchándola con grasa de cerdo, y desperdiciando el desayuno.
Harry sabia exactamente que esperar de su desafortunado error, por lo que se cubrió rápidamente la cabeza con los brazos justo a tiempo para protegerse el golpe que su tío lanzo sobre su cabeza.
Asustado y con el brazo adolorido, Harry fue arrastrado y lanzado a su cuarto, en la alacena debajo de la escalera donde había dormido desde que podía recordar.
Desconecto de todos los gritos e insultos del tío Vernon, no es como si necesitara que le repitieran tales cosas, siempre era el mismo conjunto de regaños, gritos e insultos, y hacia tiempo que Harry había aprendido a espaciar cuando comenzaban.
Harry paso unas horas encerrado en la alacena, solo con las arañas y el polvo como compañía.
Mas tarde, y sin haber desayunado, la tía Petunia, quien era hermana de la madre de Harry le ordeno desyerbar el jardín.
La tía Petunia era una mujer cruel, con una mirada de desprecio persistente y un cuello el doble de largo de lo normal, por lo que Harry asumió que había crecido tanto para poder espiar sobre las verjas de los jardines vecinos.
Harry comenzó a trabajar en el jardín cerca de las nueve de la mañana, era una tarea repetitiva e inútil, pues el niño ya había hecho tal cosa el fin de semana anterior, pero no podía quejarse o probablemente no comería ese día.
Paso horas allí, y el sol del medio día se levanto sofocante en lo alto. Harry sentía como la ancha playera de segunda mano que fue desechada por su primo Dudley se aferraba incómodamente sobre su sudada espalda.
Le dolía la cabeza y se sentía mareado y con sed. Sentía que se desmayaría, como algunas veces antes le había pasado, pero trato de resistir o seria castigado por atraer la atención.
Pensó que estaría trabajando hasta que el tío Vernon regresara a eso de las seis de la tarde, pero la fortuna quiso que no fuera así, cuando un anciano de gesto amargo y ceño fruncido entro en el jardín gritándole a la tía Petunia.
Harry estuvo paralizado por el miedo por un momento, le asustaban mucho los adultos que gritan, pero la curiosidad le gano cuando el anciano se llamo a si mismo su familiar.
Harry no conocía a ninguna otra familia que los Dursley, y jamás había oído hablar de su padre, o sus abuelos. Así que descubrir que el anciano era su tío abuelo fue algo que lleno a Harry de esperanza y emoción.
Cuando el anciano, Arcturus noqueo a la tía Petunia con una luz negra violácea que salió de un palo delgado en su mano Harry no pudo evitar quedar anonadado.
Y luego cuando los cinco hombres con túnicas llegaron, y el tío abuelo Arcturus le dijo a Harry que vendría con él, el niño no pudo evitar emocionarse. Se iría de la casa de los Dursley. Tenía más familia además de ellos.
Y era posible que el tío abuelo Arcturus le contara sobre sus padres. Sobre sus abuelos y sobre muchas otras cosas.
Pero cualquier cosa que hubiera pasado en ese día nada preparo a Harry para lo que paso a continuación.
El tío abuelo Arcturus le había pedido que se aferrara a su brazo, y cuando Harry obedeció, sintió como si fuera pasado por un tubo muy estrecho, como si lo apretaran por todos lados a la vez y que el mundo mismo crujía a su alrededor.
Cuando la sensación se desvaneció, Harry estaba desconcertado, ya no estaban en Little Whinging, sino que se encontraban frente a una enorme mansión de tres plantas, el exterior era de madera oscura, casi negra que se veía clara en comparación con la puerta de madera negra frente a la que estaban.
Se encontraban en un porche de tres metros de ancho, cubierto por un techo, y sostenido por pilares torneados de madera oscura, elegantes y estilizados.
El patio era enorme, un poco oscuro debido a las sobras que el bosque cercano proyectaba sobre él, y había arbustos con flores y plantas de colores y formas diversos.
Y Harry podría jurar que allí, en el césped había un pequeño hombrecillo con cabeza bulbosa como una patata.
Pero no pudo quedarse mirando mucho tiempo más, pues su tío abuelo lo invito a pasar a la enorme mansión.
El tío abuelo Arcturus no había hablado nada desde que llegaron a la Mansión, pero miraba a Harry con una mirada escrutadora y apreciativa, Harry noto que habría la boca un par de veces antes de volver a cerrarla. Luego dándole la espalda e indicando que lo siguiera comenzó a hablar.
—A simple vista eres solo un Potter más, idéntico a Charlus cuando estábamos en Hogwarts, y puede que un tanto parecido a su mocoso, James, pero tu cara no es tan cuadrada como la suya. Tienes la nariz de los Black, lo sacaste de Dorea, tu abuela, mi hermana —hablo el anciano con un tono áspero pero gentil.
Harry escucho atentamente las palabras de su recién descubierto tío abuelo, mientras miraba alrededor del pasillo por el que avanzaban. Cuando oyó que se parecía a su padre, a quien Harry asumió era su abuelo, y también a su abuela, Dorea memorizo el niño; Harry no pudo evitar que su mirada se empañara con lágrimas, nunca le habían hablado de sus padres ni nadie mas de su familia, y ahora estaba con un familiar que estaba dispuesto a hablarle de ellos.
El niño permaneció en silencio mientras el anciano hablaba.
—Tu padre fue una decepción, al menos a mi parecer —añadió con tono amargo el anciano— Demasiado débil, engreído y orgulloso para su propio bien, y lo peor es que no fue mas que uno de los peones voluntarios de esa vieja cabra Dumbledore.
Harry por un momento quiso protestar, pero el no había conocido a su padre, así que no tenia como argumentar en favor del hombre. Pero aun así no pudo evitar protestar en voz baja, aunque Arcturus lo escucho.
—No estoy insultando a tu padre, niño —explico el anciano con tono más amargo— Solo digo hechos, la actitud de mi sobrino me decepciono, no estaba a la altura de heredar el titulo de su padre, y su actitud era soberbia pero sin una pizca de respaldo real para ello. Nada que recriminar, mi propio nieto y heredero era igual, no me pareció raro que fueran amigos, par de mocosos molestos —añadió con tono ligeramente afectuoso.
Sin darse cuenta, Harry se encontró entrando en una espaciosa sala de estar, donde Arcturus le indico que se sentara en un sofá frente a él. Entre ambos había una pequeña mesa de te circular de madera negra lustrosa y con detallados tallados que la hacían lucir muy muy valiosa.
—Señor… —comenzó a decir de forma insegura Harry sin saber como dirigirse a su tío abuelo.
El anciano pareció notarlo, y le dirigió una mirada afectuosa al niño.
—Cuando estemos en ambientes informales o en privado llamame abuelo, o abuelo Arcturus —indico— cuando estemos en un sitio formal, ya sea un baile, una gala, una cena, o en el Wizengamot, o incluso atendiendo asuntos oficiales de cualquier tipo, me llamaras Lord Black, ¿entendido? —añadió en tono suave con un indicio de sonrisa en el rostro.
—Entendido, abuelo —contesto Harry, quien comenzó a derramar lágrimas, pues era la primera vez que se sintió querido por alguien que se hiciera llamar parte de su familia.
Al ver al niño llorar, Arcturus no pudo evitar sentirse mas molesto por el destino que el niño se había visto obligado a afrontar, pero notando que no necesitaba mostrar ira en aquella situación se limito a levantarse y caminar hasta el lado de su sobrino nieto, y apoyar su mano en el hombro del pequeño Potter en gesto de apoyo.
Cuando Harry dejo de llorar y le dedico una acuosa sonrisa a su tío abuelo, Lord Black volvió a tomar asiento frente a Harry, al otro lado de la mesita redonda.
—Bien —dijo el anciano en tono afectuoso— ahora estas a salvo, Harry —añadió— debes tener hambre, ¿no? —pregunto al niño, y al verle asentir el anciano sonrió— Entonces debería presentarte, ¡Mint! —grito al final.
Y de pronto, con un sonoro crack, a un costado de la mesa una criatura pequeña, unos veinte centímetros mas alta que Harry, apareció. Tenia ojos saltones de color gris, orejas grandes y puntiagudas, era delgado o delgada, Harry no sabia si era un chico o una chica, y usaba lo que parecía un uniforme negro con ribete verde oscuro, sobre su pecho un escudo con un Cerbero negro y un lema que rezaba "Toujours Pur" con letras plateadas.
—Lord Black ha llamado a Mint, Mint se siente honrada de ser llamada —dijo la criatura con una voz aguda con sonsonete— ¿Qué desea el amo de Mint? —pregunto servicialmente.
Harry miraba con la boca abierta la aparición de aquel ser, y una pequeña sonrisa y el brillo emocionado en sus ojos no paso desapercibido para su tío abuelo quien rio en voz baja.
—Harry, esta es Mint, una elfina domestica joven que sirve a la Antiquísima y Noble Casa Black —introdujo Arcturus, notando que Harry escuchaba con atención— Yo mismo tengo un elfo personal, tan viejo y cascarrabias como yo —añadió de forma brusca y jovial— Mint aquí no tiene responsabilidades, ella esta libre para ayudar a los otros elfos domésticos, o lo estaba, hasta ahora. —explico antes de dirigirse a la elfina— Mint, a partir de hoy serás el elfo domestico personal de mi sobrino nieto, Harry James Potter, nieto de Dorea Euphemia Black, como he dicho que sea —termino en tono plano y formal.
Al instante siguiente de que tales palabras fueran dichas, un destello dorado surgió de Harry y Mint, ante lo que Arcturus asintió.
—Mint esta feliz de servir al amo Harry —dijo la elfina con tono feliz y haciendo una reverencia ante Harry— ¿El amo Harry desea algo?
Harry no sabia como reaccionar, por lo que miro hacia su tío abuelo pidiendo instrucciones.
—Harry, Mint ahora es tu elfina doméstica, eso quiere decir que te sirve a ti de forma exclusiva. Puedes pedirle lo que quieras de comer en cualquier momento del día, o pedirle que haga compras para ti, o lo que sea en realidad— explico Arcturus en tono severo— Mint, Harry tiene hambre, pero no creo que sea buena idea darle algo pesado, trae algo ligero, para un niño que no ha comido apropiadamente en días —termino el anciano.
Mint miro a Harry esperando su permiso para cumplir la orden, a lo que Harry se limito a asentir con la cabeza. Mint desapareció al instante con un segundo y sonoro crack.
Arcturus suspiro pesadamente y miro a su sobrino nieto con pesar.
—Harry, si bien te traje aquí, me temo que tendremos que hacer un par de cosas para que sea realmente oficial —dijo el anciano, a lo que el niño pareció asustado, notando que podría temer volver con los Dursley, Arcturus se apresuro a explicar— no volverás con tus tíos muggles, Harry. Pero no tendré tu custodia hasta dentro de un mes o dos, por eso no puedo sacarte de la mansión, tendrás que quedarte aquí por un tiempo. No sabes cuanto quisiera llevarte al Callejón Diagon o sacarte del país y visitar la mansión de verano en Francia mientras dura el verano, pero no se puede.
Harry esperanzado miro a su tío abuelo y pregunto.
—¿Entonces no tendré que volver con los Dursley? —el tono del niño era feliz, pero a la vez la cantidad de anhelo hizo que Arcturus se sintiera dolido, cuan mal había esos muggles tratado al niño para que actuara así ante la mera idea de no volver con ellos.
—No, no volverás —comenzó Arcturus— Sobre mi arrugado cadáver te llevaran de vuelta con esos despreciables muggles.
Harry tenía curiosidad por aquel termino, lo había escuchado muchas veces ya pero no sabía que significaba.
—Perdón… pero… ¿Qué es un muggle? —pregunto curioso.
El anciano puso los ojos en blanco exasperado pero se limitó a suspirar molesto.
—Olvide que no sabes nada de nada sobre nuestro mundo —refunfuño el anciano— no es culpa tuya, es de Dumbledore y esos muggles —añadió tratando de evitar que el niño se preocupara por su tono amargo— un muggle es una persona que no puede usar magia. O mejor dicho sin una pizca de sangre mágica, tu tía, de forma estricta sería una Squib, porque tu madre era una bruja. Lo que significa que había sangre mágica en su árbol.
Charlaron unos minutos más, hasta que Mint apareció nuevamente con una bandeja de plata en sus manos. De la que procedió a servir a Harry a Arcturus.
Frente a Harry puso un plato de galletas saladas ligeras, un cuenco de humeante sopa de pollo y cebolla, un vaso de jugo de naranja y un trozo de pastel pequeño y delgado.
Frente a Arcturus en cambio puso un plato de carne de res picada, y una porción de pure de patata, una taza de humeante té negro, y un platillo con galletas de mantequilla redondas.
—Espero que la comida sea de su agrado, Mint se esforzó mucho, amo Harry —dijo la elfina antes de desaparecer con otro crack.
Harry estaba hambriento y disfruto de la deliciosa comida.
La sopa era perfecta con aquel leve aroma a cebolla y pollo, con un sabor lechoso y suave, no demasiado salado. Y cada cucharada tenia trocitos de pollo desmenuzado.
La comida transcurrió con conversaciones ligeras, y termino acabando cuando el tío abuelo Arcturus pidió a Harry que llamara a Mint, y le instruyo a la elfina que guiara al niño a su nueva habitación.
Harry estaba feliz, y su tío abuelo le parecía una persona agradable y estricta. Tal vez un poco gruñón, pero estaba feliz de tener una familia que lo quería por primera vez.