A pesar de que el sol nunca sale en este lugar sé cuando tengo que levantarme, supongo que es lo que queda de mi mente ayudándome a mantener una rutina, aunque es una rutina un tanto nimia y carente de sentido, al fin y al cabo soy solo un esqueleto rodeado de un montón de monstruos que habitan en la oscuridad los cuales o no hablan, o ni si quiera se molestan en hablarme, incluso a pesar de que intento saludar a mis vecinos; la familia de zombis, ninguno de ellos me responde, en si, estoy bastante solo en este lugar, de vez en cuando me topo con el aventurero que pasa por corrupción en busca de algún tesoro del viejo mundo, pero en su mayoría son del tipo que dispara antes de hablar, y si no lo son, realmente no hablamos demasiado antes de que se vayan en búsqueda del objetivo de su misión.
Pero realmente no me quejo, levantarme de mi tumba, vagar a través de las calles de la metrópolis de corrupción, evitar ser destrozado por los monstruos, evitar ser asaltado por los no-muertos, llegar al borde de corrupción, ver el sol poniéndose en el horizonte, notando como la luz no es capaz de atravesar la noche perpetua de la región y simplemente regresar cuando mi mente siente cansancio para luego continuar al siguiente día, puede que sea monótono, pero seguramente lo hago para evitar perder completamente mi cabeza como mis vecinos.
Aunque el día de hoy es diferente, en mi dedicado lugar a la contemplación del sol hay alguien más, tiene una sombrilla, es algo pequeña y parece estar vestida de blanco con detalles rosas y parece estar entonando una canción, no la reconozco, pero su voz suena tranquilizadora, bueno, siempre y cuando no sea hostil no debería haber problema.
Camino hasta estar a su lado y me quedo viendo hacia el horizonte, igual que siempre.
─ El sol ya casi se pone...
Dijo la chica parando de cantar, con su mirada aún fija en el horizonte.
─ Ya no necesitarás la sombrilla entonces
Giré mi rostro hacia ella mirándola con los cuencos vacíos donde debían estar mis ojos tiempo atrás, ella me devolvió la mirada con sorpresa, mirándome con los ojos bien abiertos.
Era la primera vez que observaba su rostro, tenía un rostro redondo con una barbilla en punta, las puntas de sus orejas eran puntiagudas y sobresalían a través de un cabello ondulado y plateado, su rostro parecía tener partes élficas y humanas, pero con una piel terriblemente pálida, sí, definitivamente era una vampira, aunque lo que mas llamaba la atención eran sus ojos carmesí que me miraban con atención.
─ ¿Hablas? ¿No eres de esos esqueletos sin mente?
─ Bueno, estoy bastante seguro que no tengo nada adentro del cráneo, pero diría que mi mente sigue intacta.
─ ¿Y no planeas atacarme?
─ Si tu no lo haces yo tampoco lo haré, solo vengo aquí a ver el sol caer.
Su mirada no se alejaba de mi, de hecho me parecía algo incómodo por lo que simplemente regresé mi mirada hacia el horizonte el cual estaba empezando a ser pintado por la luz anaranjada del sol semi-escondido.
─ Oh, bueno... soy Cassie por cierto.
Era una interacción algo extraña, creo que ninguno de los dos había hablado con alguien en un buen tiempo.
─ Yo... bueno, yo no tengo nombre, llámame como quieras.
Mas que no tener nombre, no lo recordaba, lo había olvidado tras tantos años de monotonía.
─ Bueno, un placer...
Dijo Cassie mientras el sol finalmente se terminaba de esconder, el cielo ya carente de la luz anaranjada la cual fue reemplazada por un profundo azul iluminado por las estrellas.
─ Es hora de partir.
Cassie cerró su sombrilla mientras la guardaba su pequeña mochila, una mochila en la que parecían caber más cosas de lo que realmente aparentaba, me quedé viéndola por un largo rato mientras observaba como parecía dar un par de saltos hacia adelante y hacia atrás mientras se frotaba las mejillas.
─ Planeas... ¿irte?
Realmente no me parecía una gran idea para una vampira salir de corrupción, especialmente porque no parecía demasiado... adaptada.
─ Claro que sí, decidí que hoy empezaría mi viaje, y no hay nada que puedas decirme que me convezca de lo contrario.
─ Pero, realmente no es muy buena idea salir, solo podrás viajar de noche y la mayoría de personas no estarán felices viendo a una vampira acercándose a ellos en medio de la noche, además...
A medida que le hablaba su mirada parecía entristecerse.
─ ¿Cómo vas a dormir? no parece que tengas un ataúd a la mano lo que significa que tendrás que buscar una cueva para dormir en el día o te quemarás apenas salga el sol... y...
Su rostro ya tenía directamente un ceño fruncido.
─ ¿Sabes si quiera defenderte? no solo debes preocuparte de los aventureros buscando presas fáciles, si no también de las criaturas salvajes
─ ¡Ya! ¡Ya entendí! era una mala idea, no debí pensar en salir.
Al decir esto giró su rostro rápidamente y se puso las manos en los ojos, cubriéndoselos, no creo que estuviera llorando, mas bien parecía que estuviera intentando contenerse de llorar.
─ Pero... aún así, tengo que hacerlo, no puedo seguir aquí, aquí nadie sonríe, aquí nadie disfruta, aquí solo hay tristeza, desesperación, estancamiento, y yo no quiero estancarme, no quiero seguir en este lugar donde todo es gris y aburrido.
─ Y monótono...
─ ¡Exacto! Tengo que salir y explorar el mundo, aquí nunca voy a aprender a...
Tras decir esto Cassie se me quedó mirando por un momento
─ ¿Aprender a qué?
Dije con curiosidad mientras ella descendía la mirada y decía en voz baja.
─ Aprender a ser una Idol...
Nunca había escuchado ese termino antes
─ ¿Una qué?
─ Una idol, lo leí en un libro, al parecer son personas que cantan, bailan, visten bonito y hacen toda clase de cosas.
Me quedé viéndola por un momento en silencio.
─ ¿Una bardo?
─ Algo así...
De nuevo, silencio, esta vez mas largo que el anterior, fue Cassie la que decidió romperlo de nuevo esta vez.
─ Por eso es que tengo que salir.
─ Morirás si no te preparas bien.
─ ¿Entonces cuál es la solución? ¿Quedarme aquí y esperar a que un aventurero me mate pensando que tengo tesoros que dar?
─ Supongo que no
Nos quedamos viendo cara a cara por un momento, realmente no estaba seguro de que pensar, inconscientemente estaba esperando a que me lo pidiera, yo igual quería salir de mi constante y perpetua rutina, yo igual quería salir a explorar el mundo, por algo venía a este lugar todos los días a ver una y otra vez el horizonte, porque quería salir, pero lo había olvidado, había olvidado ese deseo, el deseo de alejarme de este deprimente lugar, y justo al escuchar como hablaba apasionadamente Cassie de su propio deseo fue que recordé las ganas que tenía de salir.
─ Ven conmigo. ─ Puedo ir contigo.
Al mismo tiempo, nuestras voces se entremezclaron, nos quedamos de nuevo en silencio durante un largo rato, de nuevo Cassie interrumpiendo con su suave voz.
─ ¿Vamos entonces?
─ ¿Ya mismo?...
─ ¿Tienes que preparar algo antes de salir?
Me quedé pensando por un momento, realmente no tenía ninguna propiedad, quizá lo único que puedo decir que es mío es mi tumba, pero poco más.
─ Realmente no
─ Entonces... ¿Qué esperamos? La noche no es eterna y hay que buscar una de esas cuevas que dijiste para descansar.
Para mi ya era la hora de regresar a descansar, pero curiosamente ni mi mente ni mi cuerpo se sentían cansados, al contrarío, me sentía mas activo que nunca, e irónicamente, más vivo que nunca, di un paso hacia adelante, saliendo del borde semireal que separa el borde de corrupción con el resto del mundo, mirando hacia aquel horizonte donde antes estaba el sol.
─ Lo mejor será que nos apresuremos entonces, es mejor asegurar el refugio temprano.
Cassie me observaba con una cálida sonrisa en su rostro y empezó a caminar hasta estar a mi lado, mirandome con atención y simplemente diciendome.
─ Gracias...