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Chapter 187 - La batalla del puente del Wyrm de tierra

Apenas llegamos con los Superd , empecé a mostrarles la aldea. Les mostré cómo cultivan verduras, cómo despostan los lobos invisibles, sus casas, los niños jugando etc etc, básicamente, que la vida de los Superd es igual a la de los humanos .

— Ellos, cuando son niños, tienen cola. Cuando se vuelven adolescentes, estas se convierten en las lanzas que usan,— les dije.

Pero ellos se quedaron mirando de dónde venían los niños. Ahí parado, con un casco, estaba Orsted, quien llamaba la atención de los niños Superd quienes aun jugaban lanzadole pelotas (tal ves deba enseñarles a jugar fútbol, podría conjurar unos arcos y crear una cancha) . Cuando miré a los soldados, estaban mirándolo fijamente, y Galixon estaba desenvainando su sable. Rápidamente usé gravedad para que no pudiera desenvainar.

— ¡Qué mierda pasa?, —dijo Galixon.

— Ni siquiera lo intentes, —le advertí.

— ¿Quién es él?,— preguntó Chandler.

— Es el Dios Dragón Orsted. No se preocupen, él es inofensivo, a menos que sean tan idiotas como para atacarlo. Sigan caminando.

— No me puedo mover, —dijo Galixon.

— Oh, lo siento, —dije, eliminando mi hechizo.

— ¿Qué me hiciste?, —preguntó Galixon.

— Usé gravedad para que no hicieras una estupidez.

— ¿Como los Kalman?, —preguntó Galixon.

— No, de otro modo. Kalman II usa Kajakut. Yo solo uso magia.

Por alguna razón, Chandler me miraba con una perturbadora sonrisa. Maldita sea, creo que le gustó y a este tipo es del team Tallhand, es decir, ya saben consumen salchichas y esto me está empezando a incomodar. Bueno, como sea, les seguí explicando lo que había pasado, de la plaga y cómo los curamos. Justo en ese momento, vi a Cliff hablar con Elinalise, y él nos miró, pero muy seriamente a los soldados.

— ¿Quién es el sacerdote Milis?, —preguntó Galixon.

— Él es quien encontró la cura.

— Creo que los Milis odiaban a los demonios, —dijo Chandler.

— Bueno, sí, pero la facción expulsionista. Hay otra facción que acepta demonios. De hecho, mi abuela, mi madre y mi hermana son integradoras. No deben temer, los Milis no vendrán a Biheiril.

— Se ve como mi aldea natal, —dijo Galixon.

— Sí, parecen gente común,— agregó Chandler.

— Me alegra que piensen así. Como pueden ver, son gente normal. De hecho, ustedes deben estar acostumbrados por su hermandad con los ogros.

Finalmente, le pedí a un Superd que le informara al líder de la aldea que había llegado con soldados enviados por el rey, y que pedían audiencia. Rápidamente, nos hicieron entrar a la casa del jefe, donde fueron tratados muy amablemente. Por cierto, Norm estaba ahí con Ruidjerd, y les sirvió té a los invitados.

Luego, el jefe habló de cómo llegaron hace siglos, y bueno, toda la historia. Asegurándoles que solo querían vivir en paz.

Luego de la larga reunión, finalmente los ánimos estaban muy buenos. Pude ver a Galixon y Chandler muy conformes con todo, hasta Ruidjerd se comportó de manera amable.

Ya cuando se hizo de noche, me quedé con ellos en la cabaña donde dormía Doga y Sandor, mientras Norm fue a quedarse en la cabaña de Ruidjerd.

— Vaya, esto es genial. Siempre pensé que los Superd eran diablos, pero son gente normal, —dijo Chandler.

— Sí, le informaremos a su majestad que debe detener el grupo de cacería, —dijo Galixon.— Partiremos mañana temprano.

— Se los agradezco mucho, —les dije.

— Esa chica rubia es su hermana, General?, —preguntó Chandler.

— Así es. Se llama Norm.

— ¿Y la deja quedarse con el Superd? ¿Son novios?

— Jajajajaja, claro que no. Mi hermana lo ve como a un padre. Él la cuidó cuando era pequeña, cuando mi padre la envió conmigo, es una relación casi como padre e hija.

— Oh, ya veo. ¿Tienes más hermanas?,— preguntó Chandler.

— Sí, Aisha. Ella está en casa, aunque es diferente a Norm. Ella es pelirroja y es espadachina y maga avanzada, le gusta la jardinería y es muy lista.

— Ya veo. Por cierto, General, puedo preguntar algo?, —dijo Chandler.

— Claro.

— Supe que escribes varios libros de historias. ¿Podrías contarnos alguna?

— Claro, ¿por qué no?,— dije. —Déjame pensar, mmmmm, bien, esta historia es de un mundo donde no hay maná, ni espadas, ni aura de batalla.

— Qué aburrido, dijo Galixon.

— Déjame terminar. Pero es un mundo miles de años más avanzado que este. Un veterano de guerra regresa a su país, pero fue una guerra impopular, su país perdió, y todos lo repudiaron al regresar, a pesar de que había sido un héroe.

— ¿Héroe?, —dijo Chandler con los ojos iluminados.

— Así es. Él decidió ir a ver a un amigo, pero este había muerto. Entonces (...) John Rambo (...) lo echaron del pueblo (...) lo humillaron (..) escapó del pueblo y huyó a las montañas (...), mató a un tipo, y empezó a cazar a sus perseguidores (...), experto en camuflaje, experto en armas, experto en hacer explotar las cosas (...) llegó el ejército (...) llegó su comandante (...), Rambo atacó el pueblo, y le contó a su comandante, que no se merecían el trato después de pelear por su país (...), finalmente, Rambo se fue con el comandante y dejó el pueblo destrozado.

— Vaya, qué buena historia, aunque odio que lo trataran mal, —dijo Chandler.

— Sí, bueno, eso pasa con los héroes a veces. Eres repudiado por quienes protegías.

— ¿Qué es para ti ser un héroe, General?, —me preguntó Chandler.

— Buena pregunta. Un héroe para mí es una persona que está dispuesta a dar su vida por los inocentes, y va de frente aunque tenga al mundo en su contra, y todas las posibilidades de perder.

— Yo creo que un héroe debe tener reconocimiento mundial, y derrotar a muchos personas y monstruos fuertes —dijo Chandler, que por primera vez se puso serio.

— Eso es ser famoso, no es ser un héroe. Un héroe no busca serlo, se hace solo por sus actos desinteresados. El que busca ser héroe por fama, es un idiota.

— ¿En serio? ¿Y quién es un héroe para ti?, —me dijo molesto.

— Pues, Perugius fue un héroe al ir a pelear contra Laplace sin tener oportunidad. Y Kalman, quien fue a pelear con Atofe a pesar de que todos pensaban que iba a morir. Y todas las personas que han dado su vida tratando de proteger a otros, a costa de su propia seguridad, sin esperar nada a cambio.

— Así no son los héroes, —dijo Chandler, ya muy molesto.

— Ya basta, Chandler,— le dijo Galixon. —Perdónalo, a él le gustan mucho las historias de Kalman II, y tiene ese concepto de heroísmo.

— Entiendo. Bueno, las aventuras de Kalman II son geniales, —dije.

— Sí, qué lo son, dijo Chandler,— aún molesto.

— Me gustó la historia, General. Lástima que ese término, así, solo, sin reconocimiento, a pesar de que era el más fuerte, —dijo Galixon con algo de tristeza en sus ojos.

— Sí, será mejor dormir. Mañana debo llevarlos de regreso a la capital, les dije. Buenas noches.

— Sí, buenas noches, —dijeron los tipos.

— Buenas noches, Doga. Que sueñes con Isolte.

— Aha, —dijo Doga sonrojado, mientras se tapaba con una manta.

Al otro día, desperté temprano y le informé a Ruidjerd que escoltaría a los soldados a la capital, y regresaría con Sandor en unos días, y sabiendo que había averiguado, planearíamos cómo cazar a Geese.

Así empecé a caminar mientras Galixon y Chandler caminaban tras de mí.

Me tenía preocupado Silphy. Aún no hay noticias de ella, y no ha informado nada. Además, Roxy y Eris no han averiguado el paradero del Dios Ogro Malta aún. Tal vez, luego de arreglar el asunto del grupo de cacería, debería ir con ellas. Tal vez también debería relevar a Zanoba y traer a Papá disfrazado. Después de todo, es aventurero rango S, y un rey del norte. Además, el viejo podría rastrear a Geese. Mmmmm, espero que Ghislaine llegue pronto. Con ella y Papá, nos sería más fácil cazarlo, así podría enviar a Zanoba a la Sharia a cuidar el cuartel general. Tal vez planee mal esto, tal vez sí debí haber traído al viejo.

Bueno, como sea, eliminé a Vita, y tengo solucionado el problema de los Superd. Tal vez estoy pensando demasiado. Ruidjerd podría localizarlo con su tercer ojo. Mmmmm, ¿un segundo? algo no anda bien.

— ¿Dónde está Doga?, —dije, cuando me di cuenta que no estaba con nosotros.

— Oh, él estaba durmiendo cuando nos levantamos. No lo quise molestar, —dijo Galixon.

— Ya veo. Volveré por él, —pero cuando dije eso, me di cuenta que estábamos en el abismo del Wyrm de tierra. ¡Al demonio! Yo los escoltaré, pensé.

— Vaya, en medio, General, —me dijo Galixon.

— No iré en la retaguardia. Podría aparecer un lobo invisible, —le dije, además recordé que jamás debo ir en el medio, como me explicó Sandor.

Ellos se miraron, y asintieron para empezar a cruzar el puente. A medio camino, se detuvieron.

— Bien, lo haces tú o lo hago yo, —le dijo Galixon a Chandler.

— Hazlo tú,— dijo Chandler.

— ¿Qué sucede?

— Pensé que te darías cuenta, General Greyrat, —dijo Galixon con una sonrisa mientras se quitaba el guante, y en su dedo, un anillo, un anillo para cambiar de forma como el que tengo yo. Cuando se lo quitó, Galixon empezó a transformarse en un hombre, con cara de lobo hambriento de pelo azul, una pequeña barba y una cicatriz en su rostro.

— Jajajaja, realmente me asusté cuando vi al General Grimoire. Pensé que nos reconocería con ese maldito ojo, jajajaja—dijo Galixon.

Mientras Chandler también se quitaba el anillo, revelando a un chico de unos 18 años, pelo negro y ojos rojos, muy parecido a Sandor. ¡Esperen un maldito segundo!

— Te creí más inteligente, falso Dios del Norte. Ni siquiera te diste cuenta cuando le puse ese somnífero al té de Doga, —me dijo el chico.

— Soy Gal Farion,— dijo el mayor.

— Y yo soy Aleksander Ryback, el Dios del Norte, Kalman III. Geese te envía saludos.

En ese momento, traté de sacar mi espada, pero no pude mover el brazo, solo para verlo caer por el abismo. Rápidamente, me lancé al abismo tras él.

— ¡Qué demonios! ¿Se suicidó?, —preguntó Alek.

— Maldito idiota, debías cortarle el otro brazo,— le dijo Gal Farion.

— Eso iba a hacer, pero el maldito se cayó.

— ¿Crees que esté vivo? La caída son unos 1000 metros, —preguntó Gal.

— No lo sé. Si activa la armadura, tal vez podría(...) ¡CUIDADO! gritó Alek, mientras desde el abismo un objeto venía a gran velocidad, lanzando rayos. Pasó cerca de ellos mientras destruía el puente por la mitad.

— Corre al otro lado del abismo rápido, —gritó Alek, mientras el Mjolnir empezaba a destruir el puente, emitiendo gran cantidad de electricidad.— Corre con un demonio, —gritaba Alek. —No tengo a Kakajut para desviar esa maldita cosa.

Apenas lograron saltar al otro lado antes de que el puente colapsara. Solo para ver cómo el martillo levitaba en frente a ellos sobre el abismo, mientras emitía electricidad qué hacía sonidos de chisporroteo y se lanzaba contra ellos a gran velocidad.

— Déjame, le lanzaré la espada de luz, —dijo Gal Farion, cuando chocó su espada con el martillo, hubo una gran cantidad de chispas, y el Mjolnir cayó a sus pies intacto.

— Maldita sea, esta cosa me asustó, —dijo Gal Farion.

— Destrúyela.

— No puedo con esta espada. No traje mi espada mágica, y tú tampoco.

— Deja esa cosa ahí y larguemonos, cuando regresemos la destruiremos, Aaah —dijo Alek, que de pronto se quedó callado, y con los ojos abiertos. Cuando miró a su pecho, una lanza lo atravesaba. Gal Farion solo se dio cuenta cuando escuchó un grito.

— GET OVER HERE, —dije mientras atravesaba a Alexander con la lanza de escorpión y lo atraía a mí. Le di un tremendo puñetazo en la cara y sentí cómo crujía su mandíbula y su cráneo cuando se rompía, y lo arrojé al abismo.

— ¡Mataste al Dios del Norte!, —me dijo Gal Farion.

— Y ahora es tu turno, maricón de mierda. Te voy a hacer cargar camuflado, —le dije sacando mi sable.

— Jajajajaja, no soy Feher Galvius. Por cierto, tienes un mejor rostro sin ese anillo. Espera, ¿cómo hiciste eso?¿Como es que tienes tu brazo de regreso,— me preguntó. El Dios del Filo con una cara sorprendida.

— Te lo diré antes de matarte,— le dije con una sonrisa.

Punto de vista de Rudeus

Me lancé al abismo, tratando de recuperar mi brazo. Veía cómo desde el borde del abismo, los malditos cobardes bastardos me miraban caer , pero a medio camino me di cuenta que no podría pegarmelo así que tuve que regenerarme otro brazo con magia de curación real. Pfff, maldita sea, ese brazo tenía la mano callosa, las cual le encantaba a mis chicas y a Ariel, porque dicen que tengo manos de guerrero.

Cuando lo repuse, paré mi caída con gravedad y les lancé el Mjolnir con todo su poder. Cuando subí, los dos idiotas estaban tan pendientes del martillo que no me vieron, momento que aproveché para atacar al Dios del Norte con la lanza de escorpión.

Fin de la historia de Rudeus

— Pues, veamos cómo rechazas esto, —dijo Gal Farion, lanzándome la espada de luz, solo para encontrarse flotando por gravedad cero.

— Es mi turno, —dije lanzándole el Mjolnir, pero de la misma manera lo rechazó, y lanzó la espada de luz, a pesar de estar flotando, saliendo de mi trampa.

Cuando salió de la trampa de gravedad, lo ataqué con la Cruz Brumosa, la cual rechazó muy fácilmente, para volver a lanzarme la espada de luz más rápida que había visto, solo para que chocara , con el muro de cristal que había conjurado justo un momento antes, aunque su espada de luz era tan rápida que destruyó el muro, pero lo suficiente para ralentizar su espada de luz y lograr escapar de ella.

— Veo, por qué esa perra pelirroja hablaba tanto de ti, — dijo Gal .

— Y veo porque Jino te quitó el título. Él es mucho más honorable que tú, cobarde hijo de puta y por cierto se coje a tu hija .

— Ja, te mataré, perro del Dios Dragón, y luego a Orsted,— gritó mientras me lanzaba nuevamente la espada de luz, solo para encontrarse con un muro de tierra que, cuando lo cortó, estalló en polvo, lo que lo dejó tosiendo, momento en que le lancé mis dagas con gravedad que logró rechazar, a pesar de estar casi ciego por el polvo.

— Tu esposa nunca te contó que también soy emperador del cauce, jajajaja, —dijo lanzándome un contragolpe, que bloqueé con el Mjolnir y le lancé un contragolpe con espada de luz. Una combinación del estilo del Dios del Agua y Dios del Filo, que por poco le alcanza el cuello. Cuando Gal Farion estuvo a unos metros de mí, ejecuté la Espada Atrayente.

— Te jodiste,— me grito, lanzándome una espada de luz que dio en el blanco, o eso creyó, ya que había chocado con una estatua de hielo.

— GET OVER HERE, grité, y le agarré su mano, atrayéndolo hacia mí, dándole un puñetazo, pero el bastardo me había enterrado la espada en el estómago, mientras me miraba con triunfo y me golpeaba el rostro.

— Jajaja, estás muerto, Rudeus. Me decepcionas, chico. Tú y tu esposa debían matar a Orsted, no aliarse con ellos, y ahora mataré a esa perra pelirroja también, ¡Aaahhh!,— gritó Gal Farion, que de pronto sintió cómo una daga se clavaba en su espalda.

— Hijo de puta,— gritó Gal Farion, mientras se sacaba la daga de su hombro, pero cuando me miró, yo ya me había curado y estaba frente a él, y le di un puñetazo que lo hizo volar y chocar contra un árbol.

— Te voy a matar, hijo de perra. Nadie amenaza con matar a mi Eris.

Gal Farion rápidamente se puso de pie, solo para ver cómo electricidad recorría mi cuerpo.

— Te cortaré la cabeza y se la llevaré a Geese para que la ponga en una pica, hijo de perra, —me dijo Gal Farion. ¡Veamos qué puedes hacer!, —dijo lanzándome la espada de luz.

— Espada de la Previsión,— dije, ejecutando 4 técnicas de Reidar, rechazando apenas su espada de luz, y cortándole un brazo a la altura del codo, para luego darle una patada en el plexo solar lanzándolo contra un árbol.

Me abalancé sobre él y empecé a golpearlo en el rostro, volandole varios dientes. En ese momento, vi que Gal Farion miraba tras de mí. Me alcancé a agachar cuando una espada llegó volando y cortó el árbol por la mitad.

Cuando volteé, era Kalman III, que había subido del abismo, y su herida en su pecho se estaba curando. ¡El maldito tiene regeneración! No tan rápido como Atofe, pero se estaba curando.

—Me sorprendiste con ese ataque, falso Dios del Norte, pero no me ganarás con eso. Te mataré, y luego mataré a los Superd. Luego mataré al Dios Dragón Orsted, y me convertiré en un héroe. ¡Soy el Dios del Norte, Aleksander Ryback, Kalman III!

— Métete el título de Dios del Norte por el culo, maldito lunático de mierda , —le dije.

— Oye, así no es como un héroe le contesta a otro. Debes presentarte y pelear.

— Ya cállate, maldito demente, —dije disparándole plasma relámpago, el cual esquivó de manera sumamente fácil, dando un tremendo salto. Solo para atraparlo con gravedad, pero el maldito se retorcía de una manera que nunca había visto y salió de la trampa.

— Vaya, me encanta cómo usas la gravedad, pero tengo mucha experiencia en cómo combatirla, gracias a Kajakut. Si tuviera mi espada, te mataría fácilmente. Sin embargo, no eres la gran cosa. Puedo derrotarte, —dijo sacando su otra espada.

— Vaya, Gal Farion, estás bien,— le dijo al Dios del Filo que estaba tras de mí, herido.

— Cuigago eg eegg dddeg eeeegg gaasu.

— Dios amigo, descansa. Lo mataré, y después de voy a curar, —dijo Alexander, que se lanzó sobre mí, y chocamos espadas muy fuerte, lanzándome varios metros más allá. El tipo no es tan rápido como Gal Farion, pero lo compensa con su fuerza aterradora.

Rápidamente, Aleksander se lanzó sobre mí, pero lo detuve con gravedad aumentada por 50, quedando ahí agachado, y luego lo golpeé con meteoros imbuidos en fuego que lo sacaron volando. Sin embargo, hizo una voltereta y se me lanzó a toda velocidad, donde nos trabamos en combate cercano.

— No eres tan fuerte como dicen. No sé qué hiciste para dejar a Gal en ese estado.—

Dijo mientras dos dagas se clavaban en su espalda.

— ¡Ahhhh, desgraciado!,— dijo, mientras le daba un tremendo golpe de puño, haciéndolo volar cerca de Gal Farion.

— Diablos, el tipo es fuerte, pero no tanto. Déjame ayudarte, —dijo Alek lanzando el hechizo Ex Gili, que curó sus heridas.— Cuando derrotemos a este tipo, veremos con Geese. Él tiene círculos con hechizos reales para que repongas tus dientes y tu brazo.

— ¡Voy a matarte, bastardo!, —me gritó Gal Farion, que tomaba su espada.

—¿Así le dijiste a Jino cuando te arrebato el título y se follo a tu hija?, —le grite para desconcentrarlo tal como me enseñó Orsted, sin embargo el sonreía siniestramente. ¡Mierda! Esto no era bueno, dos contra mí. Pensé en usar un pergamino de mi dispositivo para invocar la armadura dorada , pero vi cómo me lanzaba un ataque conjunto, así que me elevé con gravedad y los ataqué con Cero Absoluto Comprimido, dejando una nube de hielo sobre ellos. Sin embargo, Gal Farion había rechazado el ataque con el estilo Dios del Cauce.

Así que le lancé un hechizo de gravedad ampliada para aplastarlos, pero lograron salir con algunos problemas. Aterricé un poco más allá y lancé el Mjolnir, provocando una gran lluvia de rayos, directo a los dos dioses en esgrima, los cuales esquivaron con gran agilidad. Sin embargo, eso me bastó para lograr un punto ciego en la defensa de Aleksander y atacarlo, dándole un corte en su costado. Sin embargo, cuando me di cuenta, había perdido mi espada. El desgraciado me había cortado los dedos. Cuando llegué cerca de Gal Farion, que aún estaba preocupado por el Mjolnir, le di una patada en la espalda mientras me curaba los dedos. Rápidamente recuperé mi sable con gravedad y me lancé en contra de Aleksander, que ya había recuperado su espada, y nos batimos en duelo de esgrima cercana, para luego lanzarle varios cañones de piedras explosivos seguidos por pantano. Pero Aleksander logró rechazarlas y contragolpeó con suma agilidad, para luego darme una patada que me sacó volando.

Justo en ese momento, Gal Farion me lanzaba otra espada de luz que me cortó una pierna. Mientras caía, le lancé el Mjolnir, el cual apenas esquivó, mientras esquivaba los hechizos eléctricos. Yo rápidamente traje la pierna cercenada con gravedad y me la pegué con magia real, poniéndome nuevamente en pie. Justo en el momento en que Aleksander me lanzaba un ataque para rematarme.

— ¡Estilo del Dios del Norte, Espada Difusa!, gritó Aleksander, y vi 5 imágenes del Dios del Norte sin saber cuál era cuál. Y más atrás, vi a Gal Farion posicionado para lanzarme la espada de luz.

— ¡Técnica del Dios del Cauce, Espada de la Previsión!, grité, mientras creaba un campo de defensa y contraataque a un perímetro de 20 metros. Gal Farion no pudo entrar y se llevó un corte en la espalda, pero Aleksander se retorció de manera antinatural sin siquiera tener a Kajakut y logró entrar en mi defensa. Aunque no la sacó barata, ya que si bien me hizo un corte en el pecho que mi armadura protegió, se llevó un puñetazo en el rostro que lo sacó volando.

— Jajajajaja, impresionante, chico, —me dijo Gal Farion.— Siempre quise conocerte y ver si eran verdad los rumores sobre ti. Maldije a Ghislaine por no llevarte al santuario de la espada.

— Métete el santuario de la espada en el culo. Te voy a matar,— le grité con ira. Un insulto que Gal Farion pareció disfrutar.

— Jajaja, ya veo por qué esa perra loca se casó contigo. En el fondo, eres igual de rabioso que ella. Solo que te sabes controlar, jajajajajaja. ¿Por qué te uniste a Orsted? Es un monstruo.

— No lo es. El Dios Humano es un monstruo. Después de que te mande al otro mundo, dile que Rudeus Greyrat lo va a matar.

— Ya veo,— dijo sonriendo, para luego volver a lanzarme la espada de luz.

— Espada de la Previsión, dije, logrando rechazar la espada de luz a medias, ya que le cortó el muslo. Sin embargo, Gal Farion se llevó otro corte en su brazo cercenado, cortándole ahora a la altura del hombro, mientras salía volando y golpeándose de cara con la tierra.

Cuando volteé, Aleksander venía a mí con dos espadas, así que saqué la espada que me regaló Paul, y nos batimos en duelo a una orilla del abismo.

— Tu loco de mierda, ríndete,— le dije.—Estás peleando del lado equivocado. Has traicionado el pacto de los dioses del Norte y el Dios Dragón.

— Ese pacto lo hizo mi abuelo con el Dios Dragón Urupen. Creo que te equivocaste conmigo. Debiste buscar a mi padre. Yo soy un héroe. Te mataré, falso Dios del Norte, y al Dios Dragón, y seré un héroe. Los bardos cantarán sobre mí.

— Pues que canten sobre esto, imbécil, —dije dándole un puñetazo en el rostro usando las técnicas del Dios Urupen, lanzando a Alek hacia un árbol. Momento en que Gal Farion me lanzaba la espada de luz, pero se topó con una estatua de hielo. Cuando se dio cuenta, conjuré Tormenta de Fuego Comprimida, sin embargo logró rechazarlas con la técnica del Dios del Cauce, y me lanzó un contragolpe. Pero los contragolpes del Dios del Cauce son más lentos, así que lo rechaze con el muro de cristal que conjuré, y le di una patada en el estómago.

Cuando me di cuenta, Aleksander había dado un gran salto y saltaba sobre mí, apuntándome con la espada, cuando golpeó el suelo, creo un gran cráter y la ladera del abismo colapsó y cayó a la quebrada. Apenas logré salir de ahí, y Alexander cayó al abismo nuevamente. Pero cuando miré, el desgraciado escalaba la ladera de manera antinatural.

En ese momento, Gal Farion me lanzó la espada de luz y me cercenó el brazo que tenía mi brazalete y la espada que le regaló Paul, las cuales cayeron al abismo, provocándome un gran dolor.

Pero lo cazé con gravedad y me dispuse a matarlo, aplastándolo, cuando los huesos de Gal Farion crujieron y botaba sangre por la boca, apareció Aleksander, el cual me dio una patada, lanzándome unos metros más allá. Cuando me puse de pie, Gal Farion había cercenado mi otro brazo con el que sostenía mi sable, que cayó también al fondo del precipicio.

En un último intento, le lancé una patada a Aleksander y le di en los testículos, haciéndolo caer, pero sentí que se me rompía la espalda. De pronto me vi cayendo por el abismo. Estaba muerto, pensé, cuando vi todo negro de pronto.

— ¡Ahhhhhhh! Mis pelotas, hijo de puta, me dolió, —gritaba el Dios del Norte, mientras Gal Farion se acercaba a él y caía a su lado muy herido.

— Cúrame, Alek.

— Sí, —dijo recitando un hechizo intermedio, cerrando las heridas de Gal Farion.

— ¿Qué hay de tu brazo y esas heridas, Alek?

— No te preocupes, se regenera solas . Estará como nuevo en unos 5 días.

— ¿Eres inmortal?

— No. Si ese maldito me hubiese quemado hasta hacerme cenizas, habría muerto. Tengo la sangre de mi abuela, pero mi regeneración es mucho más lenta comparada con ella o la de mi padre. Yo sí puedo morir.

— Vaya, qué suerte, —dijo Gal con una sonrisa.— ¿Estará muerto?

— No lo sé. No tenía brazos, y esa caída lo matará. Nadie puede sobrevivir una caída así. A mí me tomaría semanas en regenerarme, ni siquiera tú Gal, sobrevivirías a esa caída sin brazos.

— Maldito Geese, dijo que solo era emperador del Norte. Ese maldito hijo de puta era tan fuerte como el Dios del Norte, y un emperador del Cauce si es que no el Dios del cauce , y uno muy poderoso. Jajajajaja, la maldita pelirroja tenía razón. Ese maldito chico podría haberme matado, jajajajajaja, jajajajajaja.

— Sí, lástima que debimos matarlo. En fin, ¿bajamos y comprobamos si está muerto?

— No, claro que no. Está muerto, y puede que aparezcan los Superd y Doga, y en mi estado podrían matarme, además no tengo mi espada.

— Sí, con Kajakut y tu espada lo habríamos matado fácil .

— No estoy tan seguro. El maldito usaba gravedad como tú.

— Será mejor regresar y que nos curen con esos pergaminos. Debemos tomar el mando del grupo de cacería y matar a los Superd y a Orsted. Malta regresará pronto de su misión.

— Estas malditas espadas no sirven de nada. Esa maldita armadura era muy dura en su cintura. Al menos logramos que no sacara la armadura gigante que habló Geese. Con esa cosa la hubiésemos visto muy mal, —dijo Gal Farion, mirándolo la espada rota a la mitad que dejó botada en el suelo —Ya larguemos. — Y así corrieron rumbo a la aldea y de ahí a la ciudad capital.

Mientras en la aldea Superd , Doga despertó unas horas después. Cuando se dio cuenta que Rudeus no estaba, salió apurado tras él. Algo estaba mal. Él nunca se dormía así, y su boca tenía un raro sabor. Era somnífero. Esto está mal, pensaba Doga.

Cuando llegó a la quebrada, vio el puente destruido y sangre en los restos de este. Al frente había habido una batalla. Cruzó por el puente colgante con mucho miedo de caer. Cuando llegó al otro lado, encontró mucha sangre, rastros de batalla, lugares congelados y quemados, y ahí tirado al lado de un árbol, el martillo de Rudeus, que no pudo levantar nuevamente. Doga echó un vistazo y encontró restos de la túnica de Rudeus y manchas de sangre por las paredes del abismo además de una espada rota y brazos cortados qué no eran de Rudeus.

Doga No lo pensó mucho. Recordó a Alex diciéndole que debía cuidar al favorito de su majestad y a la misma reina pidiéndole que cuidaran a Rudeus , así que se lanzó al abismo mientras clavó su hacha a las paredes y bajó cual pirata del caribe hasta llegar al fondo del abismo.

Mientras tanto, Geese soñaba con el Hombre Dios.

— ¿Qué hay, Hombre Dios?

— ¡Maldita sea, Geese! Esos idiotas no te hacen caso.

— ¿Por qué?

— Debían matar a Rudeus por la espalda, y los imbéciles se presentaron, con pompa, casi los matan.

— ¿Qué no se supone que no puedes verlo?

— ¡Le cortaron el brazo qué tenía el brazalete , y pude verlo! El maldito asesinó a Vita, los Superd están curados y casi mata a ese par de ineptos. Te dije, maldito mono, que debías matarlo por sorpresa.

— ¿Y Rudeus murió?

— Le cortaron y lo lanzaron al abismo, pero los dejó muy mal heridos.

— ¿Pero está muerto?

— ¡No, maldita sea! Cuando lleguen esos idiotas, cúralos. Y cuando Malta regrese, envíalos a la aldea Superd y maten a todos. Hablaré con nuestro amigo y le diré que esté preparado. Si fracasan, huye con él y vayan donde les dije.

— Claro, dijo Geese nervioso, y despertó sudando.