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Chapter 186 - La recuperación de los Superd

Al día siguiente, despertamos muy temprano con Norm, y nos dirigimos de inmediato a la casa del jefe, que ahora era el hospital. No había casi nadie en la aldea, salvo por algunos Superd jóvenes, por aquí y por allá, trayendo leña y cosechando verduras. Cuando llegué a la enfermería, tomé una gran bocanada de aire, esperando lo peor.

Cuando abrí la puerta, me encontré con mucha actividad. Los Superd estaban comiendo, y algunos reían entre ellos. Entré rápidamente buscando a Ruidjerd, cuando uno de los médicos se acercó a mí.

— General, General, tenemos excelentes noticias. Durante la madrugada, los Superd a los que se les administró la medicina que trajo el sacerdote Milis, despertaron con ganas de ir a cagar, así que las enfermeras los llevaron a las letrinas. ¡Defecaron excremento azul pálido! Jamás vi eso en mi vida. Y rápidamente empezaron a mejorar. Aún hay algunos que están en cama, pero todos se están recuperando. ¿De dónde sacó a ese sacerdote? Es un genio.

— Él es Cliff Grimoire, nieto del Papa Harry de la Iglesia de Milis, y uno de los generales del ejército del Dios Dragón Orsted, le dije orgulloso de mi amigo.

— Vaya, debió decirlo antes, General. Si hubiese sabido que era nieto del líder de Milis, no le habría puesto tan mala cara cuando empezó a hablar con tanta pompa, Jajajajaja.

— ¿Dónde está Cliff ahora?

— Oh, él estuvo toda la noche con los enfermos. Hace una hora se fue a dormir a una cabaña en compañía de su esposa elfa.

— Ya veo. Elinalise lo debe estar ordeñando.

— ¿Perdón?

— Olvídelo, doctor, pensé en voz alta, jejeje.

— Como sea. Lo dejo, General. Vamos a hacer más infusión, y regular sus cantidades para que beban, tanto los enfermos como los sanos, y también beberemos nosotros por si acaso.

— Claro, doctor, y se lo agradezco mucho,— le dije haciéndole un saludo noble.

— No me lo agradezca, General. Agradézcaselo a su majestad. Ella estaba muy preocupada por usted. Con su permiso, —dijo antes de retirarse a sus labores .

— Mmmmm, así que preocupada por ti, eeeh, ¿me pregunto porque se preocupa tanto? — me dijo Norm, inflando sus mejillas.

— No empieces,— le dije, mientras finalmente divisé a Ruidjerd, quien estaba comiendo de un tazón. Pero antes de llegar a él, Norm ya se me había adelantado y saltó sobre él, apretándolo de la cintura. Por la expresión de Ruidjerd, estoy seguro que se estaba aguantando un pedo, por el fuerte abrazo.

— Ruidjerd estaba muy asustado por ti, —le dijo Norm llorando.

Él dejó su razón a un lado y le acarició el cabello.

— Me asustaste, Ruidjerd, le dije, mientras estaba de pie frente a él.

— Rudeus, gracias por todo, me salvaste y a mi tribu. Nuevamente estoy en deuda contigo.

— Olvida eso, aún no sabemos si estás curado aún.

— Me estoy recuperando, lo puedo sentir. Tu amigo Milis es un genio.

— Así es. Ese ojo demoníaco que le dio Kishirika es muy útil.

— Vaya, increíble, viniendo de alguien de la Iglesia de Milis.

— Bueno, él es integrador de demonios, como Nash Venit, tu amigo.

— Ya veo.

Cuando dije eso, me agaché a su lado y le di un abrazo.

— Me tenías muerto de susto, hermano. Pensé que ibas a morir, —le dije casi llorando.

— Tranquilo, me dijo sonriendo. Oye, Rudeus, debo decirte algo, —me dijo seriamente.

— Y ahora, ¿qué? ¿No me digas que vamos a combatir?

— Claro que no. Geese se puede ir al infierno. Escuchame, yo pelearé a tu lado, y los Superd también. Estoy contigo en esto.

— Muchas gracias, le dije abrazándolo nuevamente.— Recuperate, mira que Norm ha llorado todos estos días por ti, —dije haciendo que Norm se pusiera muy roja.

Justo en ese momento vi a Ruidjerd algo incómodo, cuando miré atrás. Ahí estaba Orsted con su casco, y me llamó a un lado.

— ¿Viste el excremento?

— ¿No es muy temprano para hablar de caca, Orsted?

— Esa no era caca, eran las ramificaciones del rey abismal Vita.

— Entonces, ¿él era la plaga?

— No, él debe haberla curado hace rato. Lo que los enfermó fueron las ramificaciones. Seguramente, al morir, sus ramificaciones muertas empezaron a enfermar a los Superd, y Cliff los purgó con el té Sokas y las bayas.

— Entonces, ¿cómo es que la plaga no los mató, se supone que debían haber estado extinto hace años?

— No lo sé aún. El incidente de desplazamiento cambió muchas cosas. Tal vez eso tenga que ver. Y también que en este bucle tú estuvieras vivo. Es como esa película de la que me hablaste, el efecto mariposa. Cambías una pequeña cosa y todo cambia.

— Bueno, me alegro de haber nacido entonces , ya que te di un ejército de Superds,— le dije sonriendo.

No sé qué reacción tenía Orsted, pero por como movió la cabeza debe haber estado feliz.

— Bien, pronto iré a la capital a hablar con el rey sobre los Superd, y enviaré a Sandor a Irelil a ver qué averiguo nuestro contacto. Partiremos en unos días. Zanoba ya debe haber dibujado un círculo con ayuda de July, y yo dejé uno en Irelil.

— Bien, descansa un par de días.

Esa noche, estábamos con Norm y Ruidjerd en la casa de este último. Estaba preparando carne con verduras y le agregué un poco de soya.

— Vaya, esto es muy rico,— dijo Ruidjerd.

— Sí, lo condimento con un poco de licor de ogro, o soya.

— No sabía que habías aprendido a cocinar.

— Sí. Bueno, estuve solo mucho tiempo después de que Eris se fuera al santuario de la espada.

— Se llama comida china, es del mundo de mi cuñada, Nanahoshi, —dijo Norm.

— Ya veo, espero conocerla también, —dijo Ruidjerd.

— De hecho, ya la conoces. ¿Recuerdas cuando Orsted nos dio una paliza en la mandíbula inferior?

— Como olvidarlo, —dijo Ruidjerd seriamente.

— ¿Recuerdas la chica con la máscara?

— ¿Es ella? Vaya, si que formaron una alianza fuerte, si Orsted te dejó casarte con su hija.

— No es su hija.

— Pero dijiste Norm(...) ¿De su mundo? , pensé que hablabas del mundo dragón.

— Bueno, verás, dije (...) y así le expliqué todo de Nanahoshi.

— Ya veo, es increíble, pero bueno, he visto tanto en esta vida que ya nada debería sorprenderme.

— Sí, ella es genial, —dijo Norm.— Hace comida muy rica, aunque a Rudeus no le gusta mucho, salvo el ramen. Bueno, como Rudeus era de otro país, antes de morir en ese mundo y reencarnar, —dijo Norm, que rápidamente calló y se puso pálida.

— ¡Qué demonios, Norm! ¿Por qué rayos dijiste eso?, —le grite

— Espera, ¿cómo que de ese mundo?, —preguntó un confundido Ruidjerd.

— Maldita sea, Norm, eso es un secreto.—le dije molesto.

— Pero, dijiste que Ruidjerd es como tu hermano. ¿Por qué ocultarselo? Además, Papá, al parecer también es un reencarnado, —se excuso Norm.

— ¿De qué están hablando?, —exigió Ruidjerd. —¿Rudeus, Norm, son de la tribu dragón?

— No, no es eso. Verás, como te explico, (...) ¡Maldita sea, Norm!

— Ya déjala en paz, explícame ahora de qué rayos están hablando, —dijo Ruidjerd.

— Bien, pero vas a pagar por esto, Norm. Y más te vale mantener la boca cerrada, y eso va para ti también, Ruidjerd. Esto solo lo sabe mi familia, Orsted y Perugius. Mis amigos no lo saben, y mi espo(...) digo, Ariel tampoco.

Y así, le expliqué a Ruidjerd lo mismo que a mi familia, con lujo de detalles, todo lo que había pasado.

— ¿Qué piensas, Ruidjerd?, —pregunté al fin.

— Nada,— dijo dándole otra cucharada a la comida.

— ¿En serio?

— Bueno, la tribu de los dragones puede hacer eso, también algunos demonios inmortales, no es la gran cosa. Aunque eso de otro mundo sí es sorprendente.

— Vaya, pensé que te molestarías conmigo.

— ¿Por qué lo haría?

— Bueno, cuando era niño conservaba mis recuerdos de mi otra vida y fallecí adulto ahí.

— Te comportabas como un niño, Rudeus. Varias veces te sorprendí jugando con Eris, mientras dibujaban garabatos en la arena, como ese raro juego donde ponían "O" y "X" y trazaban una línea.

— Uf, qué bueno que lo tomas bien, amigo. Me asustaba tu reacción.

— Ya te lo dije, no es la gran cosa. Aunque sí me sorprende que pase con humanos. ¿Seguro que no tienen sangre de la tribu dragón?

— No sé, no lo creo. Orsted o Perugius me lo habrían mencionado.

— Así que hay vida después de morir, eh. Bueno, eso resuelve una duda, —dijo Ruidjerd sonriendo.

— Sí, aunque pierdes los recuerdos. Yo, de alguna manera logré conservarlo, y Papá, bueno, él solo recuerda cómo murió.

— Aunque eso explica cómo era que sabías tantas cosas y todas esas cosas que fabricas. ¿Qué es ese martillo?, dijo fijandose de pronto en el.

— Es el Mjolnir, lo copié de un Dios mitológico de mi mundo anterior. Lo uso para combatir en estilo Dios del Norte.

— Vaya, se ve pesado.

— Toma, ten, —dije pasándoselo, pero este cayó rápidamente al suelo y Ruidjerd no pudo levantarlo.

— Qué fuerte eres ahora, —me dijo mientras trataba de levantarlo .

Jajaja, no lo soy tanto, es que solo yo puedo usarlo, —dije tomándolo, —¿ves?

— Jajajaja, nunca dejas de sorprenderme, Rudeus.

— Oye, Rudy, no le hagas eso, él se está recuperando, —me regañó Norm.

Y así, reímos y hablamos esa noche, donde le expliqué a Ruidjerd todo lo que pude de mi mundo anterior, hasta que nos dormimos.

Pasaron 2 días.

Ya la recuperación parecía una realidad. Todos estaban mucho mejor, y de hecho Ruidjerd ya caminaba un poco en compañía de Norm. Cree una caverna en la aldea y planté té Sokas, solo por si acaso. Ya con eso cubierto, era hora de partir a negociar. Nos dividiríamos en dos: Sandor iría a Irelil a hablar con nuestro contacto, mientras yo y Doga iríamos a la primera ciudad y le pediríamos audiencia con el rey.

Ya habíamos hablado con los Superd sobre qué podría pasar y las teorías de por qué se enfermaron. Sobre la aldea, recomendamos que si el rey permite que los Superd se queden, deberían moverse a un lugar con menos maná. Y si decide expulsarlos, hablaría con Ariel y los reubicaría en Asúra, aunque a los Superd mayores no les gusta esa idea, debido más que nada a la influencia de la fe Milis en Asúra. Además, conociendo a Ariel, pediría guerreros en su ejército para enviar un mensaje a sus enemigos . Pero si intenta eso, podría convencerla de que no lo haga. Bueno, ya saben cómo: acostándome con ella.

Ya con eso listo, nos preparamos para irnos, no sin antes explicarle a Ruidjerd que tal vez vendría con visitantes y que los trataran bien.

Él me dijo que le diría al jefe y que no me preocupara.

Antes de irme, volví a hablar con Orsted, y repasamos el plan, pero me sorprendió verlo jugar con unos niños Superd, que le lanzaba una pelota, y Orsted se las devolvía con magia, solo pude sonreír al verlo hacer eso, de hecho hasta Ruidjerd lo quedo mirando, y me dijo que eso demuestra que no hay que dejarse llevar por las primeras impresiones.

Ya con eso listo, partimos a la Sharia, y de ahí nos separamos con Sandor. Él iría a Irelil mientras con Doga iríamos a la capital del reino de Biheiril.

Mientras en la aldea Superd, Ruidjerd tenía muchas dudas.

— Oye, Norm, no he visto al sacerdote Cliff por todo un día. ¿Él está bien?

— Sí, tranquilo. Él está bien. No veía a su esposa hace varios meses, y ya sabes.

— Ooooh, jajajaja, bueno, será mejor dejarlos en paz,— dijo Ruidjerd sonriendo. — Oye, Norm, debo preguntarte algo.

— ¿Sí? , —dijo Norm sonrojada.

— ¿Qué hay entre Rudeus y la reina de Asúra ? Digo, la llama por su nombre, y dice que solo hablando con ella, ella aceptará sus peticiones.

— Mmmm, ¿de eso querías preguntarme?

— Bueno, sí. Cuando le pregunté a Rudeus, cambió el tema y estaba nervioso.

— Bien, pero no le digas a nadie. La Reina está enamorada de Rudeus. Deberías ver las miradas que le da. Si él necesita algo, ella rápidamente lo manda, ¿ves lo rápido que envió médicos? Eso solo fue porque Rudeus lo pidió.

— Entonces, ¿Rudeus es el amante de la reina o algo?

— Noo, Mmmm, no sé. Mamá sabe algo, pero no quiero usar a Lara para preguntarle. Además, ella visita la casa a menudo y lleva al príncipe. Rudeus es su padrino, y varias veces Ariel lo ha llamado "amor". No sé qué pensar, Ruidjerd. Yo amo a Rudy, pero su comportamiento no me gusta nada. Tiene 4 esposas por dios santo, y tengo la sensación de que Rudy es el papá del príncipe Edward .

— Rudeus Es un hombre fuerte, eso es normal.

— ¡Claro que no!

— Claro que sí. ¿Y qué dice Eris?

— A ella le da lo mismo. Eris es una noble, para ella es un honor. Roxy es una migurd, no le da mucha importancia. La que no le agrada mucho eso es a Nana, y Silphy creo que lo ha aceptado.

— Ya veo,— dijo Ruidjerd sonriendo.

— ¿Lo estás respaldando?

— Me salvó la vida y a mi pueblo, Norm. Lo que haga en su vida personal es problema de él y sus esposas, pero, la Reina de Asúra, ¡vaya si que llegó lejos! —dijo Ruidjerd, mientras Norm inflaba las mejillas.

Mientras en la primera ciudad.

Una vez llegamos a la primera ciudad, nos esperaba Zanoba, July y Ginger, quienes habían fabricado el círculo en una cabaña abandonada a una horas de la capital.

— Gusto en verlo, maestro. Me alegro de saber que solucionó el problema de la plaga.

— En realidad fue Cliff, Zanoba. Aunque Vita estába ahí, trataron de hacernos caer en una trampa. ¿Qué has averiguado, amigo mío?

— No mucho. Se está creando un grupo de cacería, donde hay aventureros y soldados. Además, hay rumores de que el Dios del Norte, Kalman III, está con ellos. Sin embargo, no lo hemos avistado.

— Bien, si lo ven, no digas nada. Es probable que sea un apóstol, considerando lo que pasó con Vita.

— Y, ¿qué hacemos, maestro?

— Pues, la idea es pedir una audiencia con el rey y llevar unos soldados para que vean la aldea y se den cuenta de que no hay de qué temer, y decirle que los Superd mantienen a los lobos invisibles en control. En caso de fracasar, pienso llevarlos a Asúra. Tal vez a los bosques del Bigote del Wyrm Rojo, o los bosques al norte Donati, pero la verdad, que se queden aquí es la primera opción. Ellos están en este lugar desde antes que se formara el reino y ya tienen arraigo por su nueva tierra .

— Ya veo, maestro. Bien, será mejor ir a la capital, —dijo Zanoba, y así subimos a un carruaje. Unas horas después, estábamos en la capital de Biheiril. Se parece mucho a Latakia, salvo que hay muchos edificios de madera, pero es una bella ciudad. Esa noche descansamos en una posada lujosa , y al otro día nos separamos. Ordené a Zanoba y las chicas seguir reuniendo información, mientras con Doga me dirigí al palacio real, vestidos ambos como unos nobles, pero aún disfrazado con mi anillo. No podemos descartar que Geese esté por aquí, aunque nadie lo ha avistado aún.

Con Doga, llegamos a las afueras del palacio donde pedí la audiencia. Nos cobraron una moneda de oro, así que pagué con una de Asúra, que es mucho más valiosa que la de Biheiril. Así que el tipo de bigotes me quedó mirando, y luego me dijo que estuviera a mediodía. La verdad fue bastante fácil, así que tal vez es una trampa. Pero cuando llegamos, para mi sorpresa había varios tipos en las audiencias, daban un total de 15 minutos.

Cuando me llegó el turno, me presenté rápidamente.

— Majestad, soy Rudeus Greyrat, comandante en jefe del ejército del Dios Dragón Orsted.

— ¿El Dios Dragón? Vaya, una persona importante, —dijo el anciano rey. ¿A qué debo su visita?

— Es para hablar del grupo de cacería.

— ¿Qué hay con él?

— Debe cancelarlo. No hay diablos, están cometiendo un grave error .

— No puedo hacer eso, eso me haría ver mal ante el grupo de cacería y mis súbditos qué exigen una respuesta a los eventos del bosque del no retorno .

— Majestad, puedo pagar personalmente los gastos de esta empresa, pero no hay diablos en el bosque. Permítame explicarle,—dije, y así le expliqué sobre los Superd: su historia, cómo habían llegado, cómo habían mantenido al pueblo cercano a salvo de los lobos invisibles, la plaga y por qué se produjeron los ataques más allá del abismo del Wyrm de tierra. Y que solo querían vivir en paz.

— ¿Por qué le preocupan tanto, esos demonios, señor Greyrat?— preguntó el anciano Rey.

— Porque uno me salvó la vida cuando era niño, se lo debo. Y además, no son gente mala. Ellos no son los guerreros de Laplace. Casi todos ellos murieron, solo son campesinos, cazadores, madres e hijos, y han mantenido a la aldea de la frontera a salvo por siglos.

— Se terminó el tiempo, —dijo un tipo tras el rey.

— Majestad, si insiste en el ataque, al menos déjeme evacuarlos a otro lugar. Pero si insiste en matar a los Superd , yo, como general en jefe del ejército del Dios Dragón Orsted, general a cargo de la protección de su majestad Ariel Anemoi Asúra y miembro de la casa Latreia de Milis, voy a intervenir en favor de los Superd.

El Rey no se perturbó por la demostración de poder, y cuando me daba vuelta para retirarme, de pronto habló:

— Galixon, Chandler, irán con el general Greyrat a la aldea. Quiero que vean si lo que dice es verdad y me reporten. En caso de que sea así, quiero que ordenen la detención del grupo de cacería, y los gastos serán pagados por el general Greyrat y el Dios Dragón Orsted, ¿a menos que sea una mentira? — dijo el rey mirándome.

— El dinero no es problema para el Dios Dragón, —le dije.

— Perfecto, partan de inmediato.—ordenó el rey.

Esa misma tarde, partimos rumbo a Irelil que está a 2 días de viaje. En realidad, las ciudades estaban muy cerca unas de otras. Obviamente, no usamos los círculos de teletransportación, y le advertí a Doga que no dijera nada de ellos frente a estos tipos. Cuándo llegamos a Irelil, inventé una excusa para ir a la posada a ver a Sandor, así que dejé acampando a Doga con Galixon y Chandler.

Cuando me reuní con Sandor, este me informó que aún no sabía nada y no se había encontrado aún al informante. Luego, le expliqué lo que hacía y le dije que llevábamos soldados del Rey a ver la Aldea .

— Escucha, Rudeus, cuidado a quién llevas. Si se ponen hostiles, mátalos. Nunca vayas en medio de ambos, siempre tú guiando el camino y Doga en retaguardia.

— Lo sé. Apenas tengas información, regresa a la aldea, Sandor. Me preocupa que Geese no aparezca aún. Faltan 2 apóstoles, es decir, uno es Geese, y no sabemos quién es el tercero. Podría ser Kalman III, Malta o Gal Farion. Ten cuidado.

— Hablando de eso, mira, —dijo mostrándome un mensaje de Roxy que había enviado a las tablillas, que decía que no habían dado con Malta, pero los ogros se estaban preparando para la guerra.

— Esto no es bueno, Sandor. Cuando el informante te diga lo que sabe, regresa de inmediato. Me preocupa que estés solo.

— Wuajajajaja, tranquilo, niño.

— Pffff, espero que Atoferatofe llegue pronto.

— ¿Madre?— dijo Sandor con sorpresa.

— ¿Qué dijiste, Sandor?

— Quiero decir, santa madre de Dios, ¿qué hace ella aquí?

— Es una aliada. Debería llegar en unas semanas. Espero.

— Ya veo, Wuajajajaja. Bien, nos vemos pronto, Rudeus.

Así que volví con Doga, que acampaba con los soldados.

— ¿Dónde demonios estabas?, —me dijo Galixon, de muy mala forma.

— Guarde su compostura, soldado. Soy un general. ¿Cómo te atreves a hablarme de ese modo? ¿Quién mierda te crees que soy yo?— le grité molesto al bigotudo bastardo.

El tipo se le retorció el bigote de ira, pero Chandler lo calmó.

— Lo siento, General. Olvidé su rango,— dijo aún con ira en su rostro. Había pensado que era hermano de bigote de la recepción, pero su voz es diferente y su forma de ser igual. Tal vez son gemelos, quién sabe.

— ¿Todo bien, Doga?, le pregunté al grandote.

— Aha.

— ¿Estás pensando en Isolte?

Doga se puso muy rojo.

— Jaja, lo siento amigo, no quise incomodarte.

— No la haces. ¿Tú piensas en la reina?

— Cof, Cof. Jajaja. Vaya, vaya, veo que entrar en confianza te vuelve bromista, mi gigante amigo.— Tú te llamas Chandler, ¿cierto?,— le pregunté al tipo más joven con cara de caballo, que, por cierto, no era un demonio, era un humano que tenía cara de caballo, cómo uno de esos personajes de Condorito.

— Sí, Chandler, —me dijo.

— ¿Chandler Bing? ¿De Friends? ¿El casado con Mónica Geller?

— No sé de qué habla, General. No soy de esa familia. Solo me llamo Chandler.

— Oh, ya veo. Siento de haberte confundido, —dije con una sonrisa.

Al día siguiente, partimos a la aldea. Cuando llegamos, aún había muchos mercenarios ahí, así que nos quedamos ahí esa noche en una posada. Al día siguiente, nos dirigimos al Bosque del No Retorno.

Pero había algo que no me agradaba, y ese era Galixon. El imbécil se creía el jefe. Debí bajarle los humos varias veces sobre todo en una ocación en que le grito a Doga, me picaron las patas de las ganas de pagarle unas patadas en el culo al bigoton bastardo.

De hecho, el tipo ni siquiera me dejo que pagara la posada en la aldea, la pagó él, y quería salir de inmediato. De seguro debe ser el soldado más chupa-vergas del rey.

Durante el camino, aparecieron algunos monstruos que rápidamente despaché con mis dagas, aunque Galixon siempre trataba de matarlas él.

— Oye, Galixon, deja de ponerte en peligro con un demonio. Si te pasa algo, el rey acabará con el trato. ¿O viniste a sabotear la visita?, porque si viniste a eso vamos a tener problemas, así que comportaste maldita sea, última advertencia .

— No es eso, es que no quiero ser un inútil,—dijo Galixon.

— Relájate. Soy un emperador del norte. Puedo con ellos.

— Ni siquiera has sacado tus espadas. Solo usas esas dagas mágicas y tienes un martillo.

— No son mágicas. Las lanzo con magia, también soy mago de ataque, ya relajate.

— Wow, eso es genial, —me dijo Chandler,— y el martillo, ¿cómo se usa?

— Pues, velo tu mismo, —le dije lanzándoselo.— Cuando trató de tomarlo, se fue al piso con él.

— ¡Diablos! ¿Cómo puedes tomar esta cosa? —dijo con una sonrisa de sorpresa .

— Es un truco barato, —dijo Galixon, y trató de levantarlo, pero no pudo.

— Oye, tú, el grandote, inténtalo, le dijo a Doga, quien tampoco pudo. Luego, lo atraje a mi, para luego lanzarlo a unos 200 metros mientras regresaba a mi mano dejando un silbido en el aire.

— Eso es genial, —dijo Chandler con una sonrisa.

— Es solo un truco , —dijo Galixon. Algo molesto por no poder levantar al Mjolnir.

— ¿Cómo es que solo tú puedes tomarlo? ¿Eres súper fuerte?, preguntó Chandler.

— No, fui elegido por el Dios Odin. Él dijo que era digno de llevar el Mjolnir y el poder de Thor .

— ¡En serio!, —dijo Chandler con los ojos brillosos.

— Te está tomando el pelo, idiota, —le dijo Galixon. —No existe ese dios. De seguro es un artefacto mágico que encontró en algún laberinto.

— Qué aguafiestas eres, —le dije a Bigotón.

Esa noche, hicimos una tienda, y rápidamente Galixon ya había matado un jabalí y traído leña. El tipo era práctico, pero no me agrada. Se cree jefe mío, el bigotón y la conch(...).

Cuando comíamos, Chandler me miraba fijamente, algo que me incomodó. Uno, porque no me gustan los hombres, y dos, porque no es muy lindo que digamos.

— ¿Tienes esposa, Chandler?—le pregunte para cambiar el tema.

— No, —dijo sonrojándose como Doga.

— ¿Novia? ¿Alguna amiga con derechos?

— Bueno, tengo algunas fans, pero nunca he hecho nada con ellas, —dijo como queriendo verme las pelotas.

— ¿Eres famoso?

— No, no. Solo estoy bromeando, jejejeje.—rio nerviosamente.

— Ya veo. En la aldea Superd hay mujeres muy hermosas, pero sé amable con ellas. Son mujeres amables, pero si les faltas el respeto, pueden llegar los guerreros.

— Tranquilo, no somos pervertidos,— me dijo Galixon.

— ¿Y tú estás casado?,— le pregunté.

— Soy viudo.

— Lo siento, no quise ser entrometido.

— Está bien. Fue hace un tiempo.

— ¿Tienes hijos?

— Sí, una hija. No la veo hace un año. Tal vez ya está casada.

— Ya veo.

— ¿Y tú eres casado, General?, —me pregunto Chandler.

— Sí, cuatro veces.

— Cuatro, vaya. No pierdes el tiempo, chico.—dijo Galixon.

— Sí, bueno, las cosas se dieron algo raras en mi vida.

— ¿Y a cuál amas más?

— A todas por igual.

— Jajajajaja, ¿y tienes hijos?

— Sí, 4. Dos con Silphy, un niño y una niña. Una niña con Roxy y un varón con Eris.

— Así que dos varones. ¿Y cómo son?

— Pues, Sieg se parece a mí, y Ars se parece a Eris, aunque tiene mis ojos verdes.

— ¿Ojos verdes? , pero tú tienes ojos diferentes,— dijo Chandler.

— Sí, es que antes tenía ojos verdes. Ahora tengo dos ojos demoníacos.

— Vaya, genial, —dijo Chandler.

— Entonces, veo que tú, Chandler, y tú, Doga, no conocen el clítoris.

— ¿Y quién es ese imbécil? Nunca lo he visto, —dijo Chandler

— Yo tampoco lo conozco, dijo Doga.

Cuando miré a Galixon, estaba de espaldas con un ataque de risa.

— Jajajajajaja, jajajajajaja, no lo conozco. Jajajajaja, jajajajajaja, Dios mío, jajajajajaja, jaja. ¿Pero qué rayos? Jajajajaja, jajajaja pero que idiotas, jajajajajajaja.

— ¿De qué demonios te ríes?,— dijo Chandler.

— Jajajajajaja, jajajajajaja, de nada. Lo siento, pero tiene razón. A veces, el clítoris es difícil de ver, jajajajajaja, jajajajaja.

— Deja de reír, Galixon, —dijo Chandler con mala cara.

— No entiendo,— dijo Doga.

— Lo entenderás pronto, amigo mío, le dije.

Esa noche, nos dormimos con mejor humor, salvo por Chandler que estuvo toda la noche pidiento que le explicaran que es clitoris . A la mañana siguiente, partimos rumbo a la aldea Superd.

— ¿Cuánto falta? Ya me duelen los pies, —dijo Galixon.

— Ya deja de quejarte, con un demonio, falta poco, —dije mientras llegábamos al abismo del Wyrm de tierra.

— Hay dos puentes ¿por los que podemos pasar? —preguntó Bigotón.

— Por ese, —le dije indicando el puente que yo fabriqué. Rápidamente, Galixon atravesó, mientras Chandler miraba hacia abajo.

— Vaya, hay muchos wyrm. Tú podrías con ellos, —me dijo sonriendo.

— Sí, tranquilo. Podría con ellos.

Él sonrió perturbadoramente por alguna razón.

— Tu magia es increíble, —me dijo mientras caminábamos.— Nunca vi a nadie lanzar sin hechizos.

— Sí, bueno, lo hago desde pequeño.

— Ya apúrense y dejen de parlotear,— dijo Galixon, que ya estaba al otro lado del abismo y me tenía de este porte cada pelota.

Caminamos un poco más, donde maté un par de lobos invisibles, algo que los sorprendió, hasta que nos topamos con un Superd, el cual, a pesar de mi disfraz, me reconoció ya que había llegado con el mismo disfraz cuando llegue con Sandor. El nos guió a la aldea, cuando vio a mis acompañantes le explique que eran enviados del rey, a lo que se limitó a decir que los estaban esperando. Luego de una hora más llegamos a la aldea.

— Bien, estamos aquí. Bienvenidos a la aldea Superd. Ya puedes descansar, maldito llorón, —le dije a Galixon, que me dio una furiosa mirada.

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