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Chapter 185 - La plaga, el joven sacerdote

—Despierta Ruidjerd, vamos amigo no me hagas esto—le decía mientras lo tapaba con una manta, pero él no respondía, respiraba con dificultad y tiritaba. Rápidamente salí a pedir ayuda, justo en ese momento Sandor venía corriendo hacia mí.

— Rudeus, tenemos un problema, muchos aldeanos han colapsado, no sé qué demonios pasó, pero colapsaron de pronto.

— Es la plaga, Vita tenía a Ruidjerd bajo su control y él estaba controlando la plaga, ahora que está muerto, esta volvió.

— ¿Qué Vita?, ¿el rey abismal Vita?, ¿estás bien?

— Sí, anoche tomó el control de Ruidjerd y pasó a mi cuerpo, pero eso provocó su muerte. Ruidjerd me dijo que Vita mantenía la plaga controlada.

— Espera, espera, cuéntame bien lo que pasó.— Exigió Sandor.

Así que le explique todo, como paso a mi cuerpo, que me hizo soñar, pero el anillo de Laxus lo mató y me sacó de la ilusión, además Ruidjerd me había traído a su cabaña.

— Ya veo, qué bueno que tenías ese anillo, si ese ser te hubiese controlado estaríamos realmente jodidos.

— Tranquilo, ¿qué están haciendo ahora?

— Doga traslada a los enfermos a casa del Jefe, ya que es la más grande, y hace poco fui a buscar a los cazadores para que regresen a la aldea. ¿Cómo procedemos General?

— Debemos buscar ayuda , escucha, cuiden a los enfermos, mientras yo, establecere un círculo de transporte en la aldea e iré a la cabaña. Ahí mandaré a pedir refuerzos médicos a Asúra y Milis, además debo aclarar algo con alguien, —dije molesto.

— Entiendo, sigamos ese plan,— dijo Sandor.

— ¿Algún muerto?,— pregunte algo asustado

— Aún no, pero hay varios inconscientes.

— Ya veo,— dije mientras miraba a Doga que llevaba a una mujer en sus brazos y un niño los seguía. Regrese a la cabaña y tomé a Ruidjerd en brazos , aunque Sandor me lo arrebató y se lo llevó a la casa del líder para que yo fuera a la Sharia.

Así que fuera de la aldea, cree una cabaña y bajo ella un túnel, en el cual dibujé un círculo mágico, conectado a uno de los varios que había dejado dibujado bajo la cabaña de La Sharia como emergencia. Luego de terminarlo, imbuí maná y este se activó. Apenas regrese a la cabaña y salí de ese laberinto todo lleno de círculos mágicos, en que se había convertido el primer subnivel de la cabaña, llegué a la oficina de Orsted.

— Gusto en verlo General, —me saludó Faria.

— ¿Dónde demonios está Orsted?, —dije molesto.

— Está en su oficina, señor, —me dijo algo asustada y bajando sus orejitas.

Abrí la puerta con fuerza y me encontré con Orsted sin su casco, el cual miró con una cara incómoda.

— Tú, maldito desgraciado, ya lo sabías CIERTO, ¿POR QUÉ NO ME DIJISTE QUE LOS SUPERD ESTABAN ENFERMOS?, ¿por qué no me dijiste que habías encontrado a Ruidjerd?, ¿por qué me lo ocultaste?, ¡tú sabías de la plaga y me lo ocultaste!, maldito, confiaba en ti, eres mi maestro y se supone que somos aliados, te consideraba un amigo y me haces esto.

Maldito eres como Hitler, pero al menos Hitler se preocupaba por Alemania.

Orsted me miró con cara aterradora, pero en realidad sentía culpa.

— Se suponía que los Superd debían estar muertos a estas alturas, se suponía que se habían extinguido hace años. Ruidjerd Superdia nunca los encontraba y él era el único superviviente. Se suponía que Ruidjerd tendría una hija, y esa hija es fundamental para matar a Laplace.

— ¿Qué, y por qué no me dijiste todo eso desde el maldito principio? ¿Es cierto que estuviste en la aldea? .

— Así es, hace 2 años. Noté una perturbación de la historia en Biheiril, así que fui a investigar mientras tú estabas en misiones, ahí encontré a los Superd, y ya estaban enfermos, pero también ahí estaba Ruidjerd. Traté de curarlos, pero nada funcionó. No sé qué tienen. En todos mis bucles nada así pasó.

— ¿Por qué necesitas a la hija de Ruidjerd?

— Ella es la mujer de quien te hablé, pero además, cuando Laplace se vuelve Dios Demonio es prácticamente inmortal, pero tiene un punto débil que solo los Superd pueden detectar, pero como habíamos pensado matarlo cuando era niño, no consideré necesario que ella naciera, pero fracasamos en Shirone y ya no sabemos cuándo nacerá Laplace.

— Y ¿cómo lo vas a matar?

— Con la espada de Dios.

— Y ¿tu maná? Después debes ir a enfrentar al Dios Humano.

— Bueno, ahora hay aliados, tal vez no gaste tanto maná en Laplace. Por eso preferí no decírtelo. Si lo hubieras sabido, hubieses ido con él a pesar de que no hay nada que hacer. Lo siento.

— ¿Como se supone que confíe en tu después de esto, Orsted?.

El no dijo, nada solo guardo silencio mientras me miraba.

—¿Cómo se suponía que Ruidjerd tenía una hija?— pregunte, tratando de calmarme

— Bueno, él salvaría a una mujer, una miembro de un conjunto de bardos en el continente demoniaco. Esa mujer se enamora de Ruidjerd y tienen a una bebé.

— Maldita sea,— grité pateando una silla mientras chocaba de espaldas contra la pared, para luego caer lentamente y sentarme en el piso, poniendo mi cabeza entre mis rodillas. —Entonces es mi culpa, por mi culpa Ruidjerd salió del continente demoniaco, y jamás se encontró con la mujer, además eso lo llevó a encontrar a los Superd y a enfermarse. Maldición, —dije mientras sollozaba y me agarraba la cabeza.

— No es tu culpa, el accidente de teletransportación también tuvo que ver, además fue mi culpa también, debí decírtelo, tal vez habrías logrado hacer algo. Lo siento,— volvió a decir Orsted.

—¿Y su busco a esa mujer músico, y la llevo con Ruidjerd?.

—No tiene sentido, esa chica ahora no trabaja en un grupo musical, su historia cambió, ademas Ruidjerd y los Superd morirán pronto. —dijo Orsted.

— Espera, ¿se los Superd debían estar muertos hace años? ¿Cierto?

— Sí, ya varios años. Ruidjerd se suponía que era el último de su raza.

— Espera un segundo, ese maldito hijo de puta, —dije al atar los cabos y darme cuenta de algo — El es quien mata a los Superd en los bucles, y ahora espero que Ruidjerd estuviera con ellos para eliminarlos a todos. Hijo de puta , fue el hombre Dios. Claro, a él le conviene que nazca Laplace, y puede ver su futuro. De seguro, el bastardo vio que la hija de Ruidjerd estará en la batalla final, y aprovechó el accidente de maná para sacar a Ruidjerd del continente demoniaco usándome a mí y a Eris. Por eso, retrasó el asesinato de los Superd, y espero que Ruidjerd llegara ahí para soltar la plaga, y así, evitar que naciera tu novia y no dejar ni a un solo Superd , Orsted.

— Ella no es mi novia, —dijo Orsted sonrojado mirando para otro lado.

— Ese hijo de puta quiere al Dios Demonio con vida. La parte demonio de Laplace está obsesionado con matar a la raza humana y de seguro, ese marica del hombre dios lo manipula. Y como no puede manipularlo en sueños porque Laplace también lo odia, de seguro usa un apóstol. ¡Maltita sea, hijo de perra!, —grité sintiéndome un imbecil, como si hubiera perdido una batalla.

— Jajajajaja—reí sarcásticamente— El lo planeó así. Huele a sus malditas manos metidas en esto, era una trampa. Por eso llevó a Vita con los Superd. Planeaba eliminarlos a ellos y a mí al mismo tiempo. Los Superd son los enemigos jurados de Laplace y yo soy el comandante del ejército que evita que gastes tu maná. ¡Sí que tienes planes retorcidos el desgraciado! Aunque debo admitir que fue bien planeado, —dije.

— Yo quería decírtelo hace tiempo, pero me siento avergonzado, —dijo Orsted con una mirada aterradora. Bueno, para otras personas, pero yo vi en esa mirada vergüenza y arrepentimiento.

— ¿Estás seguro que no hay cura?, —pregunté.

— Así es, traje de todo, magia de curación. Magia de desintoxicación, hierbas medicinales, pero nada funcionó.

— Pero tú no lo sabes todo, ¿cierto?

— ¿A qué te refieres?

— Bueno, has vivido 20 mil años, sin embargo, solo bucles de los últimos 200 años, ¿cierto?

— Así es, dijo Orsted.

— Eso quiere decir que no tienes ideas sobre muchas cosas que pasaron, desde el colapso de los 6 mundos en el mundo humano, hasta tu renacimiento en ese bosque del continente central, ¿cierto?

— Bueno, el Dios Dragón Laplace me dejó una infinita colección de libros sobre todo el conocimiento que reunió.

— Entiendo, pero ¿tu hermano lo averiguó todo?

— No, supongo que no.

— Hay alguien que puede ayudarnos, Kishirika Kishirisu. Ella puede saber qué tienen.

— Ella no puede salir del continente demoniaco, moriría. Es su maldición. Por eso ya no ha provocado guerras.

— Creí que estaba aburrida de llevar a su pueblo a la muerte.

— Eso dice ella. Quién sabe, —dijo Orsted.— Como sea, no podemos llevarla a la aldea Superd.

— Señorita Faria, puede venir, —dije, mientras Orsted se ponía el casco.

— Sí, General, —me dijo la bella elfita.

— Comuníquese de inmediato con mi espo(…), quiero decir, con la reina Ariel. E infórmele que necesitamos a su mejor equipo médico. Dígale que la tribu Superd está invadida por una plaga y necesitamos un equipo de doctores, medicinas y alimentos, y que sean de la más alta confianza. Comuníquese también e inmediatamente con Milis y pida que el padre Cliff Grimoire venga de inmediato, por una emergencia médica grave. Hágale saber de la plaga, pero omita que hablamos de demonios. Explíquele la situación cuando llegue.

— Sí, señor, —dijo Faria, e inmediatamente empezó a enviar mensajes.

— Cliff tiene el ojo de identificación. Tiene 7000 mil años de conocimientos de Kishirika en esa cosa, tal vez funcione—le dije a Orsted .

— Iré contigo a Biheiril, —dijo Orsted, algo que agradecí. Después de contarle cómo murió Vita y confirmarle que era un apóstol, Orsted se mostró sorprendido, aunque le dije que debería decirme más claramente las cosas. Ya también fue escueto cuando le pregunté por qué me había dicho que no me sacara el anillo.

Le envié mensajes a Papá, Eris, Roxy y Silphy por las tablillas explicándole la situación de los Superd y mi enfrentamiento con Vita , aunque les dije que resolvería lo de la plaga , ya que si Eris se enteraba de la enfermedad de Ruidjerd era muy grave, vendría corriendo desde la tercera ciudad.

A todo esto, papá había informado que no había novedad, y Roxy decía que estaban aún buscando la ubicación del Dios Ogro, que al parecer no estaba en la tercera ciudad . Además, Zanoba me informaba desde la primera ciudad que se estaba formando un gran grupo de cacería, que partiría en unas semanas hacia Irelil.

Ya con todo eso, dejamos a Faria en la oficina de Orsted, encargada de enviar mensajes a todos nuestros aliados, justo cuando ya partíamos hacia la aldea Superd, llegó Aisha armada.

— ¿Qué haces?, —pregunté.

— Iré a reemplazar a Papá, él vendrá a cuidar la casa estos días.

— Está bien, dile que vigile la oficina, Orsted estará fuera unos días.

— Está bien, —dijo Aisha.

— Por cierto hermana, papá tiene un pergamino de emergencia que está conectado a casa, dile que te lo entregue cuando él regrese. Se pueden teletransportar un máximo de 3, para que puedan huir con Rinia o Purcena por si pasa algo.

— Bien, le diré. Nos vemos, hermano.

Ya con eso listo, le dejé dicho a Faria dónde debía enviar a los médicos y a Cliff, y así nos transportamos a la aldea Superd.

Una vez llegamos a la aldea, nos dedicamos a revisar a los enfermos, sin embargo Orsted llegó a la misma conclusión, no tenía idea qué les pasaba.

— Sandor, ¿qué están haciendo los Superd sanos para ayudar?, pregunté

— Comida e infusiones con hierbas locales y del continente central que compraron al mercader, pero no hacen mucho efecto.

— Usted, Dios Dragón, ¿no sabe qué puede ser?, —preguntó Sandor.

— Me temo que no. Nunca había visto que una plaga actuara tan rápido. Vita debe haber tenido modificaciones en toda la aldea, controlando la plaga, pero ahora está muerto, por eso muchos han caído enfermos, y esta enfermedad, nunca había visto nada igual.

— Envié mensajes a todos nuestros aliados pidiendo ayuda. Pronto debería llegar equipo médico,— dije.

Al día siguiente, solo Asúra envió refuerzos, se trataba de dos doctores, 4 enfermeras y una gran cantidad de medicina, suministros médicos, ropa y comida.

— General, su majestad nos ha enviado,— me dijeron los doctores, así que los llevé a la casa del jefe.

— Lo que verá es confidencial, doctor. Cualquier filtración se castigará con la pena de muerte. ¿Está claro?, —le dije.

— No se preocupe señor, su majestad me lo dejó claro. Y no se preocupe, no le tememos a los Superd.

— Bien,— dije, y los hice pasar. Rápidamente los doctores empezaron a examinar a los pacientes y a suministrar medicamentos y magia de curación. Las enfermeras prepararon comida y aseaban a los más enfermos, pero me temo que la medicina en este mundo está muy atrasada en comparación con la de la Tierra. Si bien la magia de curación es una gran ventaja. En temas como este, de enfermedades desconocidas y cómo actuar, no hay mucho que hacer. La investigación científica se ha visto afectada por la magia de curación, y realmente hay enfermedades específicas que la magia de curación no cura, como lo son el Alzheimer, el Parkinson, la demencia senil, o el síndrome de drenaje. Cura el cáncer, infartos, hasta destrucción de órganos si la aplicas de inmediato, pero hay algunos casos que no se puede hacer nada.

Esa tarde el doctor me llamó a un lado y me dio las malas noticias. Solo había logrado calmar los dolores y paliar algo ciertos síntomas. Sin embargo, no es una cura y no saben qué puede ser. Si bien nadie ha muerto, es cuestión de tiempo. El doctor solo me dijo que pueden hacer que tengan una muerte más amable, aunque seguirían intentando hacer algo, pero que no tuviera muchas esperanzas.

Así que me senté al lado de Ruidjerd, quien respiraba con dificultad y tosía de vez en cuando.

— Rudeus, debemos hablar,— me dijo de pronto Sandor.

— Sí, claro,— le dije limpiando mis ojos llorosos y salimos fuera de la casa.

— Escucha, faltan 4 días para ver a nuestro contacto y ver si averiguó algo sobre el ladrón, es decir, si averiguó algo, de alguien cómo Geese.

— Ya veo, bien, yo iré pasado mañana a verlo.

— No, no puede ir solo. Mejor iré yo. Tú quédate aquí con Doga. Créeme, puedo defenderme solo.

— Bien, pero no hagas nada estúpido, Sandor.

— Sí, tranquilo. Pero ¿qué haremos con el grupo de cacería que se reúne en la primera ciudad?

— Mmm, estamos a un mes de que lleguen. Escucha, averigüemos sobre Geese y viendo qué noticias hay, iremos a negociar con el rey y le diremos que lo pasa con los diablos y los Superd. No debería haber problema si le explico bien lo que sucede, y si aun así, no me creen y los envían, pelearemos. Los vamos a defender. No voy a dejar que maten a estas personas. Son inocentes, mira, está lleno de niños y jóvenes que ni nacían en la época de Laplace.

— Bien, entonces dentro de 4 días, —me dijo Sandor, que volvió a sus labores que eran casi de alcalde subrogante de la aldea.

Esa noche caí dormido en la casa de Ruidjerd, estaba realmente exhausto .

A la mañana siguiente, muy temprano, sentía que me movían.

— Rudeus, ¡despierta, despierta! ¡Vamos, no puedes estar durmiendo!

Cuando abrí los ojos era Norm, que estaba muy enojada y con los ojos llorosos.

— ¿Qué pasó? ¿Le pasó algo a Ruidjerd?,— dije asustado.

— No. Pero él está muy mal. ¿Por qué no me dijiste que él estaba enfermo? Sabes que yo lo quiero mucho, él fue muy bueno con nosotros.

— ¿Qué demonios haces aquí, Norm?,— le dije molesto.

— ¿Qué?

— Dije, ¿qué demonios haces aquí, Norm? Este lugar es peligroso, hay una plaga y mercenarios atacarán en unos días. Es probable que estalle una guerra aquí, así que, ¿qué mierda haces aquí? Creo que te deje en casa cuidando a la familia , con Nana, eres avanzada en esgrima y magia, por más que quieras a Ruidjerd no era momento de venir aquí por tus caprichos.

— Yo, yo, yo lo siento, hermano. Es que me asusté. Además, Papá había llegado a casa y me dijo que viniera, que él estaría ahí. No pensé que te enojarías.

— Disculpa, Norm, no quería gritarte, pero no te quiero en peligro, —dije acariciando su pelo. —De todos modos, ¿cómo supiste que estaba aquí?

— Ese caballero de pelo negro, me dijo que estabas en esta casa.

— Me refiero, ¿cómo supiste lo de Ruidjerd?

— Cliff pasó por casa y me contó, así que vine con él.

Cuando miré a la puerta, ahí estaba parado Cliff con su túnica de sacerdote Milis y a su lado Elinalise, vestida con su traje de aventurera.

Rápidamente me puse de pie.

— Cliff, amigo, ¡qué bueno que llegaste! Ruidjerd y los Superd van a morir si no descubrimos la cura—dije mientra solo abrazaba.

— Tranquilo, —me dijo con confianza. —Todo está bien. No estudié tantos años magia de curación y maldiciones por nada. Además, tengo esto, —dijo golpeándose el parche que tapaba su ojo demoníaco.

— Sí, y no regañes a tu hermana. Yo la invité a venir. Tranquilo, en tu casa estabas tú, tu padre y tenía la armadura de bronce. Además, hay varios mercenarios cuidando los alrededores de tu casa la de tus padres y la de Zanoba . Por cierto, dejé a Clive al cuidado de Nanahoshi y tus madres, espero que no te moleste.

— ¿Cómo me va a molestar mi sobrino, idiota?,— le dije sonriendo.

— Bien, manos a la obra, —dijo Cliff, y partimos a la casa del jefe, aunque rápidamente pude ver en los Superd mayores el miedo la desconfianza y en otros derechamente la hostilidad contra Cliff, su sotana y símbolos Milis.

Rápidamente, Cliff empezó a hablar con los Superd. "¿Hace cuánto empezó la enfermedad? ¿Cuáles son los síntomas? ¿Qué comen?", etcétera, etcétera. Esto costó un poco, ya que muchos Superd no confiaban en Cliff. Muchos estaban atemorizados cuando lo vieron, por lo que tuvo que sacar información de los más jóvenes (lo cual es curioso porque todos se ven jóvenes, incluso el anciano jefe).

Luego, habló con los doctores y el tratamiento, dónde Cliff se puso pomposo y dijo que los doctores asuranos no sabían ni mierda, lo que provocó muy mala cara del equipo médico. De hecho, me disculpé con ellos y les dije que era un sanador enviado de Milis, aunque eso no convenció al médico. De hecho, la actitud de Cliff fue como meterles un petardo en el culo a los médicos, ya que no les agradó nada.

— Rudeus, acompáñame, —me dijo, y recorrió toda la aldea mirando la tierra, el agua, los cultivos, la madera, la carne, incluso la mierda de las letrinas. Llegó y entró a una casa provocando el pánico de una hermosa mujer Superd y sus hijos, mientras Cliff la interrogaba por la vida cotidiana. Por cierto, todo esto lo hacía con su ojo demoníaco mirándolo todo.

Punto aparte , las casas de los Superd están decoradas con dibujos de los niños y varios adornos, muy diferente a Ruidjerd. Al parecer, solo él tiene esa personalidad especial, comparado con su pueblo.

Finalmente, Cliff me llevó a un lado para decirme qué había descubierto.

— Bien, Rudeus, creo que entiendo qué pasa. Este lugar está lleno de poder mágico sumamente concentrado, como jamás había visto. La tierra, el agua, las verduras, la carne, absolutamente todo, jamás vi algo así, ni siquiera en el Gran Bosque. Eso también explica por qué solo hay un monstruo, —dijo mirando las pieles de los lobos invisibles.— Los Superd son originalmente de Biegoya y ahí el poder mágico era bajo, ¿cierto?

— Bueno, en Biegoya y Rikaris sí, considerando que en otras partes como el Bosque Petrificado es altísimo.

— Bueno si , pero nunca tan alto cómo éste lugar. El problema es que los alimentos están llenos de poder mágico. Todos los seres vivos podemos regular nuestro maná naturalmente, sin embargo, ¿qué pasaría si consumes por cientos de años estas comidas altas en poder mágico?

— Tu cuerpo le costaría regular sus niveles,— dije.— Sería como beber alcohol todos los días y sin desintoxicarte. Eventualmente te daría cirrosis, y si no te curas con magia te llevaría a la muerte.

— Exacto, pero esto no es lo mismo que la cirrosis, ellos tienen demasiado maná que no pueden regular, debido a siglos de consumir y vivir en un lugar así.

— Pero ¿qué hay de Ruidjerd? Él solo llegó hace unos años.

— Bueno, tal vez la gran cantidad de maná es algo artificial. O tal vez los Superd, cuando llegaron, el maná concentrado no era tanto y es obra del Dios Humano o algún apóstol . Y Ruidjerd, al llegar, absorbió demasiado maná y enfermó rápido también.

— Un segundo, esto me suena como la enfermedad de Nana.

— Así es, es el Síndrome del Drenaje, o eso creo. Los síntomas son iguales.

— ¿Puedes construir artefactos mágicos para que drenen su maná?

— Amigo, tardamos años en construirle uno a tu esposa. Pero los Superd se recuperarían si abandonan este lugar con tanto maná, ¿pero? Mmmm , Liz, ¿puedes traerme mi mochila, amor?

— Claro, —dijo la elfa que estaba atendiendo pacientes, y corrió a una casa que les habían asignado.

Cuando volvió, Cliff sacó té de Sokas.

— Vamos a darle esto y ver qué pasa, —me dijo.

— Amigo, los Superd no confían en ti y le temen a la iglesia Milis.

— Lo sé, por lo mismo vengo con mi túnica. Si los curo, se darán cuenta que no todos somos como los templarios y les hablaré del bando integrador.

— Bien, hazlo,— le dije.

Así que en un caldero hervimos agua y preparamos el té. Cliff también agregó unas bayas rojas.

— ¿Qué es eso?, pregunté.

— El ojo demoníaco dice que estas bayas son un veneno que drena el maná de los magos. Se usa para dejarlos fuera de combate, sin embargo, el ojo dice que combinado con el té Sokas potencia su efecto y dice que da un sabor y una sensación de relajo exquisito.

— Ya veo, Kishirika se drogaba con estas cosas, debe ser su marihuana.

— ¿Marihuana? Esas plantas no te drogan, Rudeus, y solo se usan para semillas y crear cuerdas.

— Lo sé, en este mundo no, pero en el mundo de Nana sí tiene un efecto narcótico.

— Y tú, ¿cómo lo sabes?

— Eeeee, este, ee,veras Eeee, Nana me lo dijo. Ella lo probó una vez, pero no le digas. Ella me lo dijo como secreto,— dije desviando la mirada.

— Oh, interesante, .

— Bien, listo,— dijo Cliff, y llevamos el caldero a la casa del jefe, dónde los médicos atendían a los enfermos.

— Escuchen todos, tengo una medicina aquí. No es seguro que funcione, así que necesito a alguien que la beba, pero no les aseguro nada.

— ¡Nunca ! ¡Los Milis son unos desgraciados! ¡Que se pudran los Milis! ¡Malditos asesinos!, —gritaban los Superd, pero esto no afectó a Cliff.

— Vamos, solo uno debe beberla.

Los médicos también empezaron a cuestionar a Cliff y sus métodos. Sin embargo, de pronto alguien levantó la mano.

— Yo lo tomaré, —dijo Ruidjerd, que estaba acompañado de Norm. —Yo lo beberé.

— No, no lo hagas, Ruidjerd. No se puede confiar. Míralo, es un sacerdote Milis. Ellos fueron quienes más nos persiguieron. No les importó que nosotros no fuéramos guerreros, nos cazaron sin importar que solo éramos familias de agricultores y cazadores. ¡No beberemos!, —dijo uno.

— ¿Acaso quieren extinguirse?, —les gritó Ruidjerd. —Además, gracias a un Milis pude regresar al continente Central. Galgard Nash Venit, él es mi amigo y es un Milis, y Rudeus es como mi hermano, y ese tipo es su amigo. Si Rudeus confía en él, yo también. Tráeme la medicina, .

El resto de los Superd poco a poco también decidieron tomarla. Cuando Ruidjerd la bebió, finalmente todos la bebieron.

— Gracias, joven sacerdote, le dijo Ruidjerd a Cliff.

— Esperemos que funcione.

— No te preocupes, ya tuve una buena vida, —dijo Ruidjerd.

Pronto, todos los Superd se durmieron. Ya era tarde, así que nos retiramos a dormir, mientras las enfermeras quedaron a cargo, y con la orden de que , ante cualquier novedad me fueran a despertar.

Esa noche, me dirigí con Norm a la casa de Ruidjerd y me puse a cocinar un poco de arroz, y en otra olla tiré carne en cubos y varias verduras picadas a lo largo y finamente. Le eché un poco de salsa de soya. Norm me acompañó y comió conmigo.

— Esto está rico, Rudy, ¿qué es?

— No lo sé, algo parecido a la comida china que comía en mi mundo, la comida china es la mejor de oriente .

— Pero tú no eras chino.

— No, pero había muchos restaurantes chinos en donde vivía, y a veces iba a comer ahí con mis sobrinos de ese mundo.

— Esto está muy rico. Deberías hacerlo en casa. A Nana le encantaría.

— Sí, respecto a eso, no le digas que dije que la comida china es mas rica que la japonesa. Ella se molestará conmigo.

— ¿Por qué?

— Bueno, Japón y China, son países que, eee, no se llevan muy bien. Y Nana lo niega, pero no le gusta que le digan "China".

— ¿Por qué eso?

— Bueno, verás, hace unos 100 años en ese mundo, Japón y China... (...), genocidio... (...), guerra... (...), etcétera, etcétera.

— Vaya, eso suena horrible.

— Sí, así es. Por cierto, esto es soya, lo hacen los ogros en este mundo y lo beben como licor , pero en el. Mundo de Nana es con lo que cocinan los orientales . Nana lo buscó por años, estará feliz cuando se lo lleve.

— Tú sí que la amas, ¿no hermano?

— Las amo a todas, todas, todas.

— ¿También a la reina?

— No empieces.

— Ella estuvo en casa el otro día, fue unas horas, preguntó por todos.

— Mmmmm.

— Rudy, dime la verdad, soy tu hermana, y te lo juro por Milis que no diré nada. ¿Edward es tu hijo?

— No lo sé, digo, no lo es.

— Ya veo. Perdona por ser metiche, estoy preocupada por Ruidjerd.

— Él se pondrá bien. Cliff sabe lo que hace. Él jamás me ha fallado.

— Lo sé, —me dijo con una sonrisa.

Me acurruqué con Norm en una esquina a conversar, y terminamos cantando algunas canciones de mi mundo.

— Vaya, Norm, tienes una voz hermosa. No sabía que te gustaba la música.

— Tocas lindo ese instrumento. Y leí esas canciones que tienes escritas en tu libro y sus traducciones. Esas de Queen son muy lindas. Lástima que cantes horrible, hermano.

— Muy graciosa. Cuando regresemos, yo tocaré la guitarra y tú cantarás.

— Es un trato, me dijo, así que me dormí abrazado esa noche con mi dulce hermanita menor. Espero que mañana tengamos buenas noticias.