Chereads / Un Rudeus diferente / Chapter 213 - Tus antiguos amigos

Chapter 213 - Tus antiguos amigos

Las chicas me tuvieron viendo la trilogía completa, aunque siento que esto no tiene sentido ya que pasaron casi 9 horas viéndolas. Bueno, seguramente los sueños funcionan como la película El Origen, cuando estuve aquí con Ariel se sintió como varios días.

Bueno, qué demonios, estoy en un mundo donde existe el maná, y yo mismo viajé en el tiempo para hablarme a mí mismo, ¡todo es posible aquí!

Luego de aclararle esa duda, la película había terminado, y las chicas, si bien estaban emocionadas por la historia tenían muchas dudas.

—Eso fue lo más épico que e visto. Rudy, ¿estás seguro que esos eran solo actores y no una guerra de verdad? — preguntó Roxy.

—No Roxy, nada de eso existe, lo hicieron con actores, los dragones y Trolls con computadoras y las ciudades efectos prácticos especiales.

—Me encantó, es genial Rúdeus. Me lo imaginaba de otra forma cuando me contabas esta historia , pero verlo es increíble! ¿No puedes llevar una TV y esa cosa en que pones esos círculos a casa? — dijo Eris.

—No Eris, lo siento, no se tanto como para hacer eso, una cosa en una lavadora una cocina o un refrigerador qué podría replicar los, pero no se como funciona una TV o un DVD . Y aunque lo invocaramos, estaría en inglés y no entenderían y no se si podríamos hacerlo funcionar con círculos mágicos .

—No me gustaron los Elfos, sus orejas eran muy cortas, como las de Lucy y Siegh, además los elfos no tienen esas ciudades majestuosas, no son guerreros tan ágiles y no solo comemos verduras, papá cazaba conejos y la abuelita come carne — criticó Silphy.

—¿De qué hablas, Silphy? Elinalise es muy ágil, y tu papá era cazador, era super certero con arco y flecha y bueno eso de comer carne, todos sabemos que a tu abuela le gusta un buen trozo de carne cruda jajajaja, AUCHT, no me golpees.

—DEJA DE DECIR ESO DE MI ABUELITA. Pero volviendo al tema, No se, exageraron mucho mucho. ¿Cómo pudo legolas matar ese elefante gigante solo con flechas?

—Es una película, Silphy. Es sobre mitos y leyendas de este mundo, no tiene que ver con nuestro mundo ahí tampoco existen los orcos, o seres como Gandalf.

—Acaso yo soy un mito — dijo, apuntando a sus orejas.

—Sí, y los hobbits no tienen orejas de elfo ni pies peludos — dijo Roxy.

—Y los espadachines eran bastante torpes, así no se usa una espada. Pero es una obra de teatro, hay que verlo desde ese punto de vista, dijo Eris diciendo lo más inteligente que le escuche en mi vida.

—Ven, Eris, lo entiende — le dije.

—Esos orcos eran asquerosos. Se parecen a los goblins, pero más grandes — dijo Eris.

—A mí me dio miedo ese ser qué apareció en las minas de los enanos, ese balrog y esos jinetes oscuros y esa música me tenía tensa, sino Silphy .

—Oye, con los enanos sí que acertaron, los hicieron iguales, Gimly es igual a Tallhand,— dijo Roxy.

—Dudo que a Gimly le guste qué lo rasquen por dentro, Roxy. Pam, auch.

—Deja de ser tan vulgar, Rudy, —me regañó Silphy.

—No será buen momento para despertar, ya vieron mucho, —les dije.

—No hemos visto nada. ¿Qué hay de tu familia de este mundo ? De cuando eras niño, de tus amigos, del mar, de la ciudad grande — dijo Roxy.

—No creo que quieras ver eso, amor. Si veo a mi antigua familia, el sueño puede volverse un poco denso. Siempre que sueño con ellos, olvido donde estoy y además son cosas que trato de olvidar en mi vida actual.

—¿Por qué son cosas tristes, Rudy?

—Sí, Silphy, y algunas muy felices, y no quiero que pienses que eso significa más para mí que lo que tengo ahora con ustedes. Ustedes siempre serán lo más importante para mí.

—No pensaremos eso — dijo Silphy.

—Está bien, pero las cosas pueden volverse raras y el sueño se puede alterar mucho.

—No te preocupes — dijo Silphy con su hermosa sonrisa.

—¿Oye Rudy?

—Sí, Silphy.

—Puedo verte en tu antiguo cuerpo, por favor.

—No sé cómo hacer eso, amor.

—Inténtalo.

—Bien, maldición, en un sueño, supongo que puedo hacerlo — dije, cerrando los ojos y concentrándome.

—¡AAAAGH! — escuché un grito de Roxy.

—¿Qué pasó?

— Eres, eres diferente, Rudy — dijo Roxy.

—Te ves más viejo — dijo Eris.

— ¿Y qué esperabas? Morí a los 36 en este mundo, — les dije.

—Te ves bien, — dijo Silphy.

—Oye, tienes barriga — dijo Eris, tocándome la panza que escondí rápidamente.

—¡Claro que no!

—Sí, es una panza. No mucha, pero parece panza de aventurero adicto a la cerveza.

—Jaja, muy graciosa, Eris.

—Tu voz es diferente también,— dijo Roxy .

—Ya, basta. Mejor vuelvo a mi cuerpo normal. Me siento raro así.

—Espera — dijo Silphy, tomándome de la cara. —Tus ojos son pardos, y tu pelo es oscuro, como el de Cliff, ademas tienes la cara áspera por la barba que esta empezando a crecer, pero eres tú, Rudy.

—Claro que soy yo, y si debo afeitarme, en mi nuevo cuerpo no soy tan velludo como acá —dije tocándome la cara .

—Pero tus ojos y tu forma de reír son la mismas amor, —me dijo Silphy con su hermosa sonrisa.

—Bueno, supongo que … aaagh— no alcancé a terminar la frase y Silphy me había metido su lengua hasta la garganta.

—Ya basta Silphy, — la regañó Roxy.

—¿Por qué?

—Esto está mal.

—Qué está mal ¿besar a mi esposo?.

—No se ve igual.

—Sigue siendo Rudy, lo amo no por su cuerpo si no por lo que tiene en su interior, su alma .

— ¡Te das cuenta de que es su cuerpo y forma de su vida anterior? Básicamente estás besando a un muerto, —le dijo Eris.

— ¡Oye, yo estoy muy vivo! — le dije.

—Claro que sí, panzon — me dijo Eris, cerrándome un ojo.

—No estoy gordo. Solo son unos 5 kg de más , no es nada.

—Te pareces a mi abuelo. Él también tenía un poco de panza — insistió Eris.

—Ya cállate, volveré a mi forma normal.

—Espera, Rudy — dijo Silphy. — ¿Por qué no me llevas a la cama así como estás?

—Estás bromeando, cierto.

—No.

—Bien, pero si quieres, puedo tratar de volver a mi cuerpo de 23 años de este mundo.

—No, así me gusta — dijo. Así que tuve que llevarla a mi vieja habitación.

—No puedo creer que Silphy esté haciendo esto. Está engañando a Rudy.

— ¿Cómo se supone que va a engañar a Rúdeus con Rúdeus , Roxy?

—No lo sé Eris . Además, el antiguo Rudy es muy alto, casi del porte de Zanoba.

— ¡Te da miedo que se te suba encima, Roxy?

—Ya cállate.

— ¡Hagámoslo en este sofá, enanita! Los gemindos de Silphy me están poniendo cachonda.

—No, mejor veamos una película. Vi cómo Rudy usaba esta cosa, tu ve a buscar más de esa cerveza negra y dulce, vi que Rudy tenía muchas en ese refr, refre, refa, esa maldita cosa plateada que abre.

Mientras en la habitación de, Paulo, digo de Rúdeus.

—Eso fue genial, Rudy — dijo Silphy, después de la tercera ronda.

—No te sentiste rara porque me veo diferente?

—No, aunque es raro tu pecho peludo y tu abdomen con esa línea de pelos, pero me gustó refregarme en el .

—Sí, bueno, era más peludo en este mundo.

—Pareces un osito — dijo, acariciándome la cara con sus mejillas.

—Mejor trato de volver a mi antigua forma — dije, cerrando mis ojos. —¿Cómo me veo?

—Como Rudy. Fue raro. Tu cuerpo empieza a cambiar como cuando usas los anillos como los que usa Ariel cuando se mete en nuestra ca… Digo, se hacía pasar por mí y se metía en tu, en, en.. — dijo Silphy nerviosa .

— ¡Se mete en dónde? ¿De que rayos estas hablando Silphy ? !

—De nada, me equivoqué. Lo que quise decir es(… )

—¡AAAAGH, ¡QUIÉNES SON USTEDES? — Escuchamos un grito de Roxy y ruido de pelea .

También escuchábamos un grito de un hombre. — ¡SUÉLTALO! ¡SUÉLTALO MALDITA LOCA! ¡SUÉLTALO! ¡DÓNDE ESTÁ MI AMIGO! ¡LLAMARÉ A LA POLICÍA!

—Oh, mierda qué hacen esos idiotas aquí, — dije, colocandome de pie y poniéndome unos pantalones rápidamente .

—Rudy, ¿qué pasa? — dijo Silphy, saliendo desnuda de la cama.

—Puede que cuando me hablabas de mi familia, seguramente invoque a ese par de idiotas de mis amigos.

— ¿Cliff y Zanoba?

—No, los tontos de este mundo. Ponte algo, Silphy, y cubre tus orejitas, iré a ver qué pasa antes de que Eris mate a alguno.

Cuando salí, Eris tenía a Lucho agarrado del cuello tirado en el piso mientras lo estrangulaba , y Roxy apuntaba a Sergio con un cuchillo, quien se cubría con un sixpack de cervezas.

—¿Qué haces, Eris?, le grité.

—¡Este tipo que parece orco y ese otro idiota entraron a tu casa, Rúdeus! Deben ser ladrones. ¿Los mato?

—No, suéltalo. Son mis amigos.

—¿Estas cosas son tus amigos?

—Oye Eris, son los mismos de las fotos, —le dijo Roxy.

— ¡Oh, cierto! — dijo Eris, soltando a Lucho, qué tosía mucho.

—Paulo, amigo, ¿estás bien? Voy a llamar a la policía. Estas locas te hicieron algo dijo al verme solo con pantalones — dijo Sergio, sacando su celular.

—No, no, tranquilo. Son mis, eeeh, mis, mis amigas?

—¿Cómo que amigas? ¡Estas casado con nosotras, Rúdeus! — dijo Eris, que se acercó a mí con ganas de golpearme.

—Cof, cof, cof ¿Cuándo te casaste, Paulo? ¿Por qué no me dijiste nada? ¿O las conociste en Japón?

—No, no. ¿Y qué hacen ustedes aquí?

—¿Qué? No podemos venir a verte y beber una cervecitas? — me dijo Lucho.

—Claro, lo siento chicos, perdonen.

—Oye, Paulo, ¿puedes decirle a la niña perdida que deje de apuntarme con ese cuchillo? — dijo Sergio, que aún estaba arrinconado por Roxy.

— ¡A quién llamas niña idiota! — le dijo Roxy, de mal humor.

— ¿Por qué estás solo en pantalones, viejo? ¿Interrumpimos algo? , dijo Lucho.

Justo en ese momento, salió Silphy tapada con una toalla de mi habitación y un peinado que ocultaba sus orejas .

— ¿Pasó algo, Rudy?

—Tranquila, ve a vestirte, Silphy. Todo está bien — dije, mientras mis amigos se miraban con los ojos muy abiertos y con sonrisas .

—Lo siento, Paulo. Si hubiésemos sabido que tenías una orgía con unas Europeas no habríamos venido, pero que demonios amigos, no tenias a nadie y estas con 2 mujeres y ¿ella es mayor de edad?,— dijo Sergio mirando a Roxy— el estupro es un delito amigo .

—Yo soy la mayor de todas, —le dijo Roxy con las mejillas inflada mientras los apuntaba con el cuchillo

—Escuchen chicos. No es lo que piensan. ¿Por qué no se sientan mejor?

—Claro — dijeron los chicos, que se sentaron muy nerviosos ante las miradas de Eris y Roxy. Esta última aún tenía un cuchillo en su mano.

—Roxy, cariño, podrías soltar el cuchillo, ellos son de confianza, no harán nada. ¿No es así, chicos? —

—Claro, claro. Oye, Paulo, cuando te dije que deberías salir con mas chicas, que parecías seminarista y que debías salir de esta reclusión, no me refería a que hicieras una orgía en tu casa — dijo Sergio.

—Sí, y ¿por qué te llaman Rúdeus? ¿Es tu sobrenombre sexual? ¿O están jugando a las orgias y es tu nombre romano? — me dijo Lucho.

—Ya cállate, enano — le dijo Eris, muy enojada. —Él es nuestro esposo. — Justo en esos momentos, llegó Silphy vestida, quien se sentó a mi lado.

—¿Qué está pasando, amigo? — me dijo Sergio.

—Bueno, chicos, ellas tres son mis esposas.

—¡Qué carajos! Te fuiste a Japón 4 meses y volviste casado con 3 mujeres, ¡qué mierda! Dejame adivinar ¿te uniste a una secta o te hiciste mormón? ¡Jajajaja!

—Nunca regresé, Sergio.

—¿A qué te refieres? ¿Estás aquí, amigo?

—Morí ahí, esto es un sueño. Yo no soy real.

Ellos se miraron entre ellos.

—¿Estás diciendo que no estás aquí? ¿Como que moriste?

Y ahí les expliqué todo. Les conté todo lo que pasó. Mi nueva vida y el nuevo mundo donde estoy.

— ¡Espera! ¡Espera! Dices que reencarnaste y estas tres hermosas mujeres son tus esposas?

—Sí.

—Oye, si quieres que nos vamos para estar solo con ellas, solo dilo. No inventes algo tan disparatado imbécil, —me dijo Sergio.

—Si, si fuera por eso, yo también quisiera morir y casarme con chicas tan lindas dijo guñandole un ojo a Eris .

—Vuelve a hacer eso y te mato degenerado,— le dijo Eris con sed de sangre algo que asustó a mi pobre amigo

—Cállate, Lucho, tú solo quisieras morir porque tienes que pagar 3 pensiones alimenticias, —le dije.

—¡Oye, ✌️ Rúdeus! ✌️ — dijo Sergio con burla. —¿Acaso No nos vas a presentar?.

—Oh, claro. Ella es Eris Greyrat , ella es Roxy Greyrat , y ella es Silphy Greyrat . Son mis esposas.

—Mucho gusto — dijeron ambos y las chicas devolvieron el saludo.

—Oye, ¿ ya llegaste a esa edad para ser un sugar daddy?

—Cállense, imbéciles. En mi nueva vida, yo soy menor que ellas.

—Yo te veo como siempre, amigo. No deberías tener un nuevo cuerpo.

—De hecho lo tengo, ellas me ven así, pero ustedes no pueden porque, bueno, ustedes son solo recuerdos, chicos.

—Claro, ✌️recuerdos✌️. Hablando de recuerdos, ¿te acuerdas esa vez en la playa en que te agarraste a esa morena de bikini blanco?

—Cof, cof, cállate, Lucho.

—Rúdeus , ¿de qué está hablando este goblin? — me dijo Eris.

—De nada, amor.

—Recuerdas cuando después de una tocata, te fuiste con esa pelirroja de más de 30 cuando tú tenías 21 — me dijo Sergio.

— ¡Quieren cerrar la maldita boca delante de mis esposas, idiotas! — les dije.

—De qué hablan estos idiotas, Rúdeus — dijo Eris, enojada.

—Tranquila, pelirroja. Eso fue hace muchos años. Paulo aquí pasaba solo. Me alegro verlo con alguien — dijo Lucho.

—¿Cómo se conocieron ustedes? — preguntó Roxy.

—En la escuela en primer año . Estudiamos juntos por 12 años, luego tuvimos una banda y después, bueno, a Paulo le tocó hacer el servicio y después entró a la universidad. Y de ahí, bueno, supongo que crecimos — dijo Sergio. — Nosotros nos casamos y él siguió soltero. Solo era trabajo y casa, no hizo más amigos. Y cuando nosotros teníamos un tiempo, veníamos acá a beber unas cervezas y comer algo: un asado, hot dogs, o pizzas de vez en cuando, pero con los años, ya no es tan seguido.

—Los extraño, chicos — les dije.

—No te creo, ¡jajaja! No sabes mentir. ¿Cómo puedes extrañarnos si vives con esas tres hermosas mujeres, en especial con esa pelirroja? — dijo Lucho, guiñéndole un ojo a Eris.

— Última advertencia, imbecil. Un gesto más como ese y te dejo sin dientes.

—Bien, bien. ¡Vaya, amigo! Ella es una fiera.

—Ni que digas — dije sonriéndole a Eris, que estaba con los brazos cruzados y no con muy buena cara.

—¿Tienes hijos, Paulo?

—Sí, tengo 4 y dos en camino. Eris y Roxy están embarazadas.

— ¡Jaja! Felicitaciones, viejo. — dijeron los chicos, abrazándome. — Me alegro por ti. ¿No tienes alguna foto?

—No, lo siento, donde vivo ahora no existen las fotos, pero se parecen a sus madres — dije, apuntando a las chicas.

—Siempre recuerdo cuando salíamos a tocar. Extraño esa época — dijo Lucho.

—Rudy también extraña eso. De hecho, siempre se encierra a cantar en su despacho — dijo Silphy.

—¿Y en esta nueva vida canta bien? — preguntó Sergio.

—No, canta pésimo, jejejeje.

— ¡Jajaja! Supongo que en ninguna vida tendrás buena voz, amigo.

—Por cierto, trajimos unas cervezas y unos hot dogs. Trajimos varios, así que tomen, coman y beban— dijeron, repartiendo entre las chicas.

—Rudy nos hace de estos en casa, pero dice que no saben igual.

—Pues te van a gustar, niña, son muy ricos — le dijo Sergio.

— ¡Qué no soy una niña! De hecho, soy la mayor.

—Vaya, qué buenos cirujanos plásticos tienen en el otro mundo.

—¿Qué quiso decir, Rudy?

—Nada. No le hagas caso, Sergio está bromeando.

—Mmmmm, qué rico. Esto es delicioso. No se parece al que haces en nuestro mundo, amor esa cosa verde es deliciosa — dijo Eris.

—Sí, es que en nuestro mundo no existen algunos de los ingredientes que llevan acá, amor.

Estuvimos bebiendo cervezas y hablando con los chicos un largo rato, y Silphy era la más curiosa. Le contaron básicamente lo mismo que yo les decía, pero escucharlo de la boca de mis amigos las hacía sonreír y a veces enojarse, en especial con las historias de la escuela cuando me recordaban las chicas con las que le besé o cuando recordaron a la chica que me rompió el corazón en este mundo. De hecho, Eris quería ir a golpearla, y tuve que calmarla.

—Ya cálmate, Eris, eso pasó hace muchos años, incluso en esta vida y ya no me importa.

—Oye, Paulo, ¿recuerdas cuando fuimos a la capital en el Subaru 600 y tuvimos que salir arrancando cuando casi nos pegan por culpa de él, Lucho?

—Sí, recuerdo. ¡Maldito degenerado! Tenías que estar besándote con la hija del dueño del bar,—le dije.

—No fue mi culpa, la rubia me deseaba, dijo Lucho.

— ¡Agggh! ¡Qué asco! Oye, Silphy, de seguro esa mujer que estaba con ese tipo era la vida anterior de Elinalise. Después de todo ella comía de todo— dijo Eris, poniendo de mal humor a Silphy.

—¿Qué pasó Esa vez Rudy? — dijo Silphy.

—Bien, ¿por qué no recordar algo de nuestro pasado? — dije, cerrando los ojos. De pronto, íbamos en la parte trasera del Subaru, con mis esposas y manejando iba Sergio, con Lucho a su lado en el. Asiento delantero .

—¿A dónde vamos, Rudy? ¿Y por qué tus amigos se ven jóvenes y de pelo largo?.

—Vamos a una tocata. Nos presentamos en un bar.

— ¿Y cuánto les pagan a los bardos en este mundo?, pregunto Roxy.

—Nada, pero los tragos son gratis.

—O sea, hacías eso solo por hacerlo — me dijo Eris.

—Sí. Éramos jóvenes y soñadores.

—A mí me suena como que eran unos completos idiotas — me dijo Eris.

—Ya déjanos pelirroja. Ya verás que en unos años seremos famosos — dijo Lucho.

—Rudy, ¿por qué dice eso? Si recién estaban con 36 años y casados — dijo Silphy.

—Porque es un recuerdo de cuando teníamos 21 años, amor. Los sueños no se comportan como la vida real. Pasan de un momento a otro, y ahora que volví a ver a mis amigos, el sueño se vuelve intermitente — le expliqué.

Finalmente, llegamos al bar, luego de que las chicas hicieran que pararamos en la ciudad para ver los rascacielos, miraban con la boca abierta la ciudad durante el camin.

Bajamos con los instrumentos, y a las chicas las dejé en una mesa y el dueño del bar les servía tragos gratis, que no eran más que licor con Coca-Cola, o cervezas. Rápidamente pude ver que Eris y Roxy estaban media ebrias, mientras nosotros tocábamos en el escenario.

— ¡Vaya, Rudy, toca muy bien esa cosa! — dijo Roxy.

—Sí, y el greñudo flaco lo hace bien con los tambores de guerra — dijo Eris. — Además, el feo canta muy lindo.

—No creen que hay demasiadas chicas mirándolos — dijo Silphy, algo celosa.

—Ya déjalo, por cierto este alcohol es delicioso — dijo Roxy.

—Oigan, hermosas, les podemos invitar un trago — dijo un tipo, de pronto, sonriéndole a las chicas.

— ¡Largate de aquí o te vuelo los dientes! Ellas son mías idiota — le dijo Eris.

— ¡Puaj! Putas lesbianas — dijo el tipo.

— ¡¿Cómo me llamaste, hijo de puta?!, Dijo Eris poniéndose de pie.

—Cálmate, Eris — le dijo Silphy, evitando que Eris peleará mientras el tipo se alejaba con sus amigos .

Una vez terminó el concierto y guardamos los instrumentos en el Subaru, nos sentamos con las chicas. El lucho estaba sentado con una rubia, y Sergio se había levantado una morena de pelo ondulado.

—Oye, Rudy, vinieron unos idiotas a invitarnos tragos, dijo Roxy.

—No le hagan caso tratemos de evitar peleas, — les dije.

Estuvimos bebiendo y riéndonos un rato hasta que los tipos regresaron.

—Ustedes quieren acaparar todas las chicas, solo porque se creen músicos putos campesinos idiotas, - nos dijo un tipo de de unos 27, el típico niño rico de ciudad capital .

—¡Largate, Imbecil! — le dijo Lucho.

—Tú no te metas, negrito. Yo quiero bailar con esta pelirroja ella merece más que un idiota que no tiene donde caerse muerto — dijo, tomando a Eris del brazo. Rápidamente me paré y le di un puñetazo en la nariz, que lo dejo noqueado, — eso se aprende en 12 años de educación pública, burgués y la conchetumadre, —le dije al tipo que ya dormía en el piso .

— ¡PAULO, ¡QUÉ MIERDA! — dijo Sergio.

—¡Nadie toca a mi mujer, hijo de puta! — dije, pateando al tipo en el piso. Momento en que 5 idiotas venían a nosotros. Eris golpeó a uno dejándolo inconsciente, mientras otro golpeaba a Lucho, tirándolo arriba de la mesa, mientras Silphy, Roxy y las chicas que estaban con mis amigos se metieron bajo la mesa.

Nada de hechizos, les dije en lengua humana, para que no destrutera el lugar o mataran a alguien (aunque pensándolo bien eso no importaba estamos en un sueño)

Mientras, yo y Eris ya habíamos noqueado a varios mientras Sergio Tiraba patadas y botellazos desde la retaguardia .

—No sabía que eras karateka, Paulo — me dijo Sergio.

—No es karate — dije, golpeando a otro tipo.

— ¡Llamaré a la policía! — dijo de pronto el dueño del bar.

— ¡Mierda! ¡Vamos, o nos van a meter presos! ¡Vamos chicas, corran, corran! — dije mientras salíamos por la parte de atrás, donde nos estaba esperando el más grande. Cuando lo iba a golpear, de pronto, Lucho apareció detrás de mí y le dio un botellazo en la cabeza, dejándolo noqueado.

— ¡Rápido! ¡Rápido, al Subaru! ¡Al Subaru! — decía Sergio, mientras salíamos de ahí, de regreso a nuestra ciudad.

— ¡Jajajajaja! Eso fue muy divertido, Rudy. No sabía que en este mundo se divertían tanto — dijo Eris.

—Eso no fue divertido, pelirroja. Mira cómo me dejaron el ojo — le dijo Lucho, que lo tenía hinchado y el labio partido. — Además, la rubia se fue con la morena — dijo triste.

— ¡Te partieron el hocico y en lo único que piensas es en esa mujer, caliente de mierda ! — le dijo Sergio.

—Era bonita, y ya la tenía lista.

—Yo te puedo curar — le dijo Silphy.

—¿Eres doctora, Gringa ? — le preguntó Lucho.

—No, pero te puedo curar así — dijo Silphy, poniendo su mano en la cara de mi amigo.

—Silphy, no — grité, pero era tarde. Silphy usó magia de curación, sanando a mi amigo de inmediato, generando una luz verde y haciendo que Sergio frenara fuertemente del susto. Pero, con ese frenado, hizo que el peinado de Silphy se desatara, dejando sus orejas elficas a la vista.

— ¡Qué demonios fue esa luz que salió de su mano! — preguntó Sergio, asustado.

—Nada, tranquilo — le dije.

—Oye, Rudy. No se supone que no existe el maná en este mundo — me dijo Roxy.

—Sí, pero éste es un sueño, todo es posible. Recuerda que estamos en mi mente, no en mi Antiguo Mundo de verdad — le dije.

— ¡Qué mierda! ¡Mi ojo se desinchó y mi labio está sano! ¿Qué pasa? — dijo Lucho, confundido, mirando hacia atrás. Cuando se encontró con Silphy, que tenía sus orejas a la vista, ( …), el abrió muchos los ojos y le miró sus orejas, luego tuvo una reacción rara.

— ¡JAJAJAJAJAJA! — rió Lucho, mirándome a mí y luego mirando a Sergio, para luego volver a mirar a Silphy.

— ¡JAJAJAJAJAJA, EEE, AAAAAAAGH, AAAAGH! ¡UN DUENDE! ¡UN DUENDE! ¡AAAAGH! — gritó Lucho, bajando del vehículo en medio de la carretera.

—¡Rápido, Sergio, baja y atrapa a ese imbécil! No lo vayan a atropellar.

—Paulo, ¿qué mierda pasa? ¿Qué fue esa luz verde? ¿Por qué ella parece un elfo?

—Ya bajemos. Vamos por ese tonto les explicaré luego — dije, bajándome del Subaru.

—Ustedes chicas, quédense aquí — les dije, mientras iba a buscar a mis amigos, que ya habían cruzado la carretera y se habían perdido entre los árboles.

—Ahora sí que la cagaste, Silphy. Rúdeus dijo que no usaran magia aquí, — le dijo Eeis

—Sí, y además vio tus orejas, Rudy tenía razón. La gente de este mundo nunca había visto un elfo de verdad, —dijo Roxy.

—No lo hice a propósito. El pobre amigo de Rudy estaba herido y le dolía. Ni siquiera lo pensé cuando lo curé.

—Bueno, tendremos que explicarle, si es que lo atrapan — dijo Eris, mirando en la dirección de los árboles, donde Rúdeus y Sergio trataban de convencer a Lucho de bajar de un árbol donde aun gritaba de susto.