Pensando en ello ahora, Pan Meijia se dio cuenta de que el Camarada Han le había ayudado mucho. Pero, sólo lo invitó a comer unas cuantas veces para agradecerle. Parece que debería darle más caramelos y aperitivos de boda durante su boda.
Al ver a su novia perdida en sus pensamientos, Li Lingyun le pellizcó suavemente la nariz delicada y preguntó:
—Jia Er, ¿en qué estás pensando?
—Estoy pensando en el Camarada Han —dijo ella.
Después de que Pan Meijia dijera esto, no notó en absoluto los celos de su novio y seguía pensando cuántos caramelos y comida debería darle al Camarada Han.
Li Lingyun estaba muy descontento cuando escuchó que su novia pensaba en otros hombres mientras estaba con él. Quería preguntarle por qué pensaba en esa persona.
Pero antes de que pudiera preguntar, ella dijo:
—Hermano Yun, cuando repartamos los caramelos y aperitivos de la boda, ¿podemos darle más al Camarada Han?
La cara de Li Lingyun se oscureció y preguntó con acritud:
—¿Por qué deberíamos?
