—Chica, no te avergüences más. Si paras ahora, no diremos nada sobre lo que pasó hoy —dijo uno de los vecinos, intentando persuadir a la joven y solucionar la situación.
—Lo que mi cuñada dijo es correcto. Si se divulgan tus palabras sobre arrebatarle los hombres a otras mujeres, tú serás la que sufra. Si tu reputación se arruina, te será difícil encontrar una buena pareja. Deja de ser terca y escúchanos —añadió otro vecino.
Al escuchar esto, la joven no solo se negó a escuchar sus sugerencias, sino que además les apuntó y maldijo:
—Viejos, ¿qué sabéis vosotros? ¿Quién dijo que estaba hablando tonterías?
—Ese día, todos vieron la manera en la que el Hermano Lingyun me miraba. Obviamente le gusto. Solo porque él era del pueblo y la Familia Pan era poderosa, fue forzado a casarse con Pan Meijia —gritó ella.
En cuanto terminó de hablar, una vecina que tiene buena relación con Madre Pan no pudo contener más su disgusto. Escupió a la joven y dijo: