—Esposa, eres tan deliciosa. No puedo contener mi excitación, por eso crece —dijo Li Chenmo con una risa baja cuando escuchó las palabras de su esposa y sin poder hacer nada.
Al ver que ella ya no tenía tanto dolor, se inclinó y la besó suavemente.
Lu Jueyu no podía distinguir entre el oeste y el este después de ser besada por él durante tanto tiempo. Su cueva secreta ya no siente dolor gracias a las bromas y caricias de su marido.
Mientras se besaban, ella se sintió incómoda y movió sus caderas inconscientemente. Solo quería que él se moviera y aliviara sus puntos de picazón internos.
—Esposa, vamos a comenzar el plato principal —dijo Li Chenmo, notando los movimientos de su esposa y la sonrisa en su rostro se ensanchó.
En cuanto terminó de hablar, comenzó a mover sus caderas. Se movió muy lentamente al principio, luego, cuando escuchó a su esposa decir, "Marido... apura…," él se movió más rápido.