Aunque al doctor Xie le daba vergüenza llevarse todo su vino, pensando en lo delicioso que estaba, aún lo tomó con seriedad y dijo:
—Gracias. Si necesitas algo en el futuro, solo ven a mí.
Después de recibir su promesa, Lu Jueyu asintió y dijo con una sonrisa:
—Entonces no voy a ser cortés contigo, doctor Xie.
Tras tomar té y comer galletas, el doctor Xie se marchó con Song Yan luciendo una expresión satisfecha mientras pensaba: 'En efecto, la mejor comida en el Pueblo Xie es cocinada por la tercera nuera de la familia Li. Sería genial si pudiera comerlo todos los días. ¿Debería aceptarla como mi discípula? Pero he jurado no tomar más discípulos.'
Ya que también recibió el vino tónico y aperitivos de Lu Jueyu, Song Yan sintió que debía recompensarla. Pero considerando su situación actual, no tiene nada valioso consigo. Después de pensarlo por un momento, sus ojos se iluminaron. ¿No son sus habilidades lo más valioso que tiene como doctor?
