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Al escuchar las palabras de su marido, Lu Jueyu se quedó atónita. Echó un vistazo al Padre Li y a los demás y suspiró aliviada al ver que ya estaban subiendo las escaleras.
Arrastró a su marido a un lado y preguntó:
—Marido, ¿qué tonterías estás diciendo? ¿Quién quiere deshacerse de ti?
—¿No dijiste que sería mejor tener un marido de apariencia promedio? ¿Estás pensando en reemplazarme por otro hombre? —Li Chenmo preguntó con un toque de agravio en su voz.
Al darse cuenta de que sus palabras impulsivas le habían herido, la culpa llenó el corazón de Lu Jueyu. Extendió sus brazos para abrazarlo y dijo:
—Cúlpame por ser descuidada con mis palabras y haberte herido. Marido, lo siento. No quise decir lo que dije hace un momento. No debería descargar mi frustración contigo por lo que otros hicieron. Lo siento mucho.
Al escuchar sus disculpas, Li Chenmo la miró y preguntó:
—Esposa, ¿en verdad lo dices ahora?
Lu Jueyu asintió con la cabeza.