Después de un momento, Lu Jueyu dejó el reloj de mujer y cogió el de hombre. Antes de que pudiera ponérselo en la muñeca a Li Lingyun, fue tomado por Li Chenmo.
—Déjame hacerlo yo —dijo Li Chenmo, ayudando a su segundo hermano a ponerse el reloj.
Al ver la intensa mirada de su esposo, Lu Jueyu supo que estaba celoso otra vez. Impotente, pellizcó los dedos de su esposo mientras él bajaba la mano.
Sintiendo su suave toque, Li Chenmo la miró y entrelazó sus dedos, negándose a soltarla. Preocupada de que alguien pudiera verlos, Lu Jueyu miró alrededor ansiosamente.
Notando la expresión de su madre, Dong Li bajó la vista y vio a su padre comportándose juguetón otra vez. Como un hijo obediente, decidió ayudar a sus padres colocándose detrás de ellos para bloquear la vista de los demás a sus manos entrelazadas.