—¿Por qué me parecen familiares estos? —preguntó Lu Jueyu.
—Escuché que mi hermano iba a comprarlos a Houzi antes de que partamos, así que sugerí que los comprara en nuestra tienda en la capital en su lugar. Esto nos ahorra el problema de enviarlos —dijo Li Chenmo en voz baja.
—Marido, ¿por qué no regalárselos a tu segundo hermano? Somos familia, no está bien cobrarle —susurró Lu Jueyu.
—¿Por qué no? Si quiere casarse con una esposa, tiene que pagar. Además, no es que no pueda permitírselo —dijo Li Chenmo con una sonrisa.
—¿Qué pasa con los ocho cestos de bambú de dote nupcial? ¿Tu hermano los ha preparado? —preguntó Lu Jueyu.
—Mi segundo hermano dijo que ya ha preparado todo —asintió Li Chenmo.
Al no quedarle nada de qué preocuparse, Lu Jueyu asintió y regresó a la cocina para continuar cocinando.