Daphne jadeó, sus brazos aferrándose desesperadamente a los hombros de Atticus, sus uñas clavándose creando medias lunas en su piel. Aunque el agua de baño había hecho que la piel en la espalda de Atticus estuviera resbaladiza, causando que su agarre se debilitara, ella estaba determinada a aferrarse a él como si le fuera la vida.
Cada parte de su cuerpo y alma quería a Atticus con ella, dentro de ella. Quería que se enterrara dentro de ella hasta que quedara un rastro de él en cada fragmento de su cuerpo.
—¡Atticus! ¡Más! —Daphne gritó impotente mientras él seguía empujando dentro de ella, sus manos un agarre férreo alrededor de su cintura.
Atticus se atrevió a echar un vistazo rápido a la cara de Daphne— sus ojos estaban nublados de placer implacable, su boca se abría en una muestra de lujuria desenfrenada mientras el color se avivaba en sus mejillas.