Ahora, el rostro del Señor Gograph estaba más pálido que la hoja de pergamino en la que escribió sus respuestas. Cordelia levantó su ensayo de la pila de rechazados en su mesa y se aclaró la garganta, antes de leer su ensayo con una voz sonora. La gravedad en su tono casi hacía razonables las ridiculeces de sus ideas.
Palabra clave: casi. Dafne se estremeció, la vergüenza ajena era casi amenazante de tragarla entera. ¿Qué diablos estaba pensando el Señor Gograph al entregar un ensayo tan absurdo?
—Colocaré una gaviota a cada lado de la isla para que puedan advertirnos sobre la aproximación de invasores extranjeros... —dijo Cordelia, y los hombres rieron entre sí, como si fueran damas chismosas en un baile—. Se les alimentará con un pescado al día y estarán atadas por el resto del tiempo...