"Eugenio contuvo el aliento cuando vio la sombra por primera vez. La silueta de la sombra le resultaba terriblemente familiar, y sus palmas se llenaron de sudor ante la idea de volver a ver a Daphne. Eugenio se encontró inclinándose hacia adelante, su corazón latiendo con emoción al imaginar la expresión en la cara de Daphne cuando lo viera.
¿Le disgustaría verlo? Muy probablemente.
Quizás sus brillantes ojos azules brillarían de ira, y sus manos arderían con una llama poderosa que amenazaba con quemar su rostro.
Pero eso estaba bien, siempre y cuando ella mantuviera sus ojos en él y sólo en él. Eugenio creía que con suficiente tiempo, la desgastaría hasta que no pensara en nada más que en él.
Y no le gustaría nada más que desgastarla y volver a moldearla. Ella sería su obra maestra. Serían la pareja perfecta.