"El corazón de Atticus tembló ante las palabras de Daphne y su clara mirada inquebrantable. Sintió como si la primavera hubiera entrado en su corazón, derritiendo la barrera helada que había protegido aquel órgano solitario y cicatrizado en su pecho y envolviéndolo con calor.
Mientras tanto, Daphne esperaba una respuesta. Con cada segundo que pasaba, sus preocupaciones crecían. —¿Qué le había dicho su padre a Atticus? ¿Acaso Atticus se había acostado con ella inmediatamente como una disculpa porque iba a hacer lo impensable con Drusilla en el futuro?
El pánico comenzó a reflejarse en los ojos de Daphne. Atticus lo vio y se dio cuenta de que su esposa aún estaba esperando su respuesta; no era un casanova ni mucho menos, pero él también sabía que permanecer en silencio después de una confesión de amor era una mala señal.