En una rara muestra de magia, Jonás redirigió las plantas y matorrales a un lado para crear un camino que llevaba directamente al río. Caminó al frente mientras Daphne le seguía de cerca, su ritmo cardíaco subiendo y bajando a medida que aumentaba debido al pánico y disminuía cuando la mezcla de hierbas hacía su magia.
Los siniestros rumores del río resonaban en el aire, un subtono profundo y premonitorio que daba pistas sobre las corrientes ocultas de poder bajo su superficie. Su incesante rugido parecía hacer eco de los secretos que guardaba, un recordatorio de las impredecibles y formidables fuerzas de la naturaleza.