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—¡No! ¡No es así! —dijo Jenny Green debatiéndose con debilidad tras inspirar entrecortadamente y fulminar con la mirada a Xaviera Evans, temblando de ira, luego de escupir con violencia un bocado de sangre y derrumbarse al suelo.
—Sra. Mamet, a menudo ha dicho que disfruta de la compañía de la Señorita Yvette Flack y se siente contenta cuando la acompaña a charlar y apreciar flores, diciendo que ayuda a aliviar su soledad. Ahora que su deseo se ha cumplido, una vez que la Señorita Flack se convierta en parte de la familia, podrá estar con usted todos los días e incluso convertirse en su cercana hermana —explicó alguien.
—¡Yvette Flack! ¡Desgraciada! ¡Sal de la casa Mamet! Tú, mujer barata y promiscua, aún sueñas con tomar mi lugar. ¡Fuera! —exclamó Jenny Green, que empezaba a sentirse mareada y aturdida.