"María abrió wide sus ojos en incredulidad —¡Tengo información sobre el paradero del milagroso doctor Mano Santa! Mortimer, lo has estado buscando por tanto tiempo, ¿y ahora estás dispuesto a renunciar a esta pista por la Marea Negra?
Nadie se atrevió a hablar, sus miradas se desviaban entre los tres.
Caleb Mamet se quedó atónito por un momento, luego levantó sus profundos ojos y sonrió con desdén —Señorita María, ¿cuándo dije que te rechazé por la Marea Negra?
Todo el mundo contuvo la respiración.
La expresión de Caleb Mamet era indiferente, su voz baja y aguda como una espada —Simplemente me parece indigno tomar a alguien como tú como discípulo, y además, nadie puede amenazarme.
Las lágrimas de María cayeron, y ella se tambaleó hacia atrás —¿Preferirías renunciar a la pista del milagroso doctor Mano Santa que convertirme en tu discípulo?