—Caleb, ¿por qué no aprendes de Boyd? Deberías ser humilde y cauteloso. Mira, no puedes ni soportar perder una vez, eso te haría quedar mal delante de los demás —dijo Vivian Drew con desdén.
Escuchando sus palabras, Caleb no mostró ni un ápice de ira, sino que reveló una sonrisa significativa.
Su tono era indiferente, pero escalofriantemente frío:
—El canal de preventa aún no está cerrado, quién gana y quién pierde todavía es incierto.
Al instante, todo el lugar cayó en silencio. Todos los presentes eran de los altos escalafones del Grupo Drew, todos ellos con la enorme esperanza de que los Drew ganaran esta competencia. Pero cuando Caleb dijo esas palabras, su confianza se evaporó repentinamente, como si el campeonato le perteneciera a Caleb y nadie pudiera quitárselo.
El tiempo pasó rápidamente, con solo los últimos cuarenta segundos restantes.
Vivian Drew resopló fríamente:
—Caleb, si perdiste, perdiste. ¿Qué tan difícil es admitirlo?