Mia Reiser salió feliz de la oficina, se subió al coche y llegó al centro comercial. Al bajar del coche, incluso había un gerente del centro comercial especialmente asignado para recibirla. Con gente siguiéndola, cada vez que veía algo que le gustaba, ordenaba a sus guardaespaldas que lo pagaran.
Viendo esta situación, cualquiera que la viera exclamaría que la Señorita Mia Reiser realmente era mimada!
Justo después de que la Señorita Reiser cometió un error y estaba siendo castigada en la empresa, la Señorita Mia Reiser se fue de compras al centro comercial. ¡El Señor Reiser realmente era parcial!
Mia Reiser caminó hacia una esquina, evitando deliberadamente las miradas de las personas, y arrojó el anillo que tenía en la mano al cubo de basura.
Por otro lado, dentro de la oficina del presidente.
Wayne Reiser y la Sra. Reiser preguntaron con severidad:
—Cuéntanos de nuevo, qué pasó hoy.
Fiona Reiser estaba un poco desanimada:
—Mia ya les dijo.
