Ah, ¿en qué estaba pensando cuando aceptó apostar con Ashton Heath?
¿Cuántas veces habían apostado y había ganado ella alguna vez?
Ya podía adivinar lo que Ashton quería pedirle. Solo con ver cómo la miraba ahora, le debilitaba un poco las piernas.
—...Lo recuerdo —respondió Joanna Lawrence con reluctancia.
—¿Y no deberías cumplir tu promesa? Dijiste que no importa lo que te pida, accederás. Deberías recordar eso, ¿verdad? —Ashton Heath se acercó a ella, su cálido aliento cayendo en su oreja mientras susurraba las palabras.
Joanna se sonrojó, levantando su cabeza y mirándolo enojada, —¡Ashton Heath, no tienes vergüenza!
¡Qué gran patán!
Ella lo sabía, sus intenciones no eran buenas.
El hombre rió entre dientes, su voz baja extremadamente seductora, —Cariño, no te obligué. Tú misma dijiste que aceptarías cualquier cosa que te pida. Aceptaste la apuesta, ¿verdad?
Joanna Lawrence:
...
Por supuesto que conocía las reglas de la apuesta.