Chapter 4 - Reunion 1

Valentine: Mi señor, creo que el carruaje está preparado para ir hacia el palacio real.

Ryland: Vale, vale. ¿De verdad tengo que ir, Valentine?

Valentine: Claro que sí, mi señor. Sé que es algo que lo irrita, pero por favor aguante. Además, no ha hablado con el rey y la reina desde que nacieron los señoritos.

Ryland: Lo sé, solamente no he tenido tiempo. Cariño, tengo que irme. Intentaré que no demore, como siempre.

Elara: No hay de qué preocuparse, mi amor. Solamente intenta no volver a armar un escándalo amenazándolos con cortar sus cabezas. Son los consejeros de Su Majestad y, por mucho que no te guste, ellos intentan hacer lo mejor.

Ryland: Pero... son solo malditas serpientes. Me subestiman por ser ex aventurero. Creen que no los entiendo por sus elocuentes frases.

Elara: Lo sé, te entiendo. Pero si vuelves a hacer algo así, sabes que mis padres no se quedarán con las manos cruzadas, y más cuando se trata de algo relacionado con el ducado.

Ryland: Aggh, lo sé. El suegro me amenazó la última vez con romperme las piernas si volvía a suceder, pero no dejaré que hablen mal de ti, y lo sabes. Puedo permitir cualquier cosa, excepto eso.

Elara: Lo sé, cariño. Cuando suceda eso, sé que ni tú ni padre se quedarán con los brazos cruzados. Valentine, por favor, cuídalo. Sé que puede ser molesto a veces, pero tú lo conoces más que nadie.

Valentine: No se preocupe, mi señora. No dejaré que se exceda. Y si nos disculpa, tenemos que irnos ahora para llegar antes de que baje el sol.

Elara: Lo sé, discúlpenme. Solo estoy preocupada. No te preocupes, cariño, yo cuidaré de los niños. Ve a la reunión de la alianza.

Ryland: Claro que sí, cariño. Adiós, mis pequeñines. Papá volverá antes de lo que piensen.

Ely, Leo y Sieg: ¡Gyaa!

Ryland: Ahora sí, Valentine. Vamos en camino hacia el palacio.

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Ya en el carruaje

Ryland: ¡Ahhh! Ya decía yo que habían estado demasiado calmadas esas viejas serpientes.

Valentine: Lo sé, señor. No sé qué tendrán entre manos. Me preocupan más debido al nacimiento de los señoritos y, siendo trillizos, siento que intentarán algo con eso.

Ryland: No lo había pensado, pero tienes razón. Agggh, hablemos de algo más. Solo pensarlo me dan ganas de golpearlos.

Valentine: Lo sé, señor, pero por favor intente mantener una imagen digna del Dios de la espada.

Ryland: No te preocupes, lo haré. Pero creo que me entenderías si tú fueras el que lidiara con ellos. Debería dejarte a ti con ellos hoy, tal vez. ¡JAAJAJAAJ!

Valentine: Mi señor, por favor. Sabe que al ex duque y a la duquesa no les gustaría eso.

Ryland: Tsk, no eres divertido, Valentine. Deberías ver la belleza de la vida, por ejemplo, teniendo hijos. Por ejemplo, ¿no ves lo hermosos que son mis pequeños? Estoy seguro de que te cambiaría la vida tener un pequeño o una pequeña que te den ganas de mimarlos todo el tiempo.

Valentine: Aunque no lo parezca, señor, yo ya tengo un pequeño.

Ryland: ¿QUÉ!? ¿En qué momento? ¿Cuántos años tiene? ¿Cómo se llama?

Valentine: Son contemporáneos con los pequeños señoritos. De hecho, nació dos semanas después.

Ryland: ¿Y por qué no me dijiste? No deberías estar aquí ahora. Deberías estar con tu esposa cuidándolo. Debiste decirme, te hubiera dado al menos dos años para que lo cuidaras con ella.

Valentine: Por eso mismo, mi señor. Le comenté a la duquesa para que no le dijera nada, debido a que sé que usted me necesitaba aún más debido al parto de la señora y que sabía que aprovecharía para dejar inactivas las actividades del ducado, y tendría que hacerlas yo. Así que no se preocupe. Esperaré uno o dos años para poder presentárselo y de una vez introducirlo a alguno de los señoritos, y que pueda practicar desde temprano para desarrollar lo que se necesita para ser un mayordomo de la casa Sylvanshield.

Ryland: Deberías dejarlo hacer lo que quiera. Es un pequeño, además va a ser el heredero de la casa Arbolseda, ¿o me equivoco?

Valentine: Lo sé, pero así como yo, él será el próximo mayordomo principal de la casa Sylvanshield.

Ryland: Jajajaj, está bien. Si así deseas que sea, entonces está bien.

Cochero: Emmm, mi señor duque, discúlpeme que lo interrumpa, pero estamos a punto de llegar al palacio real.

Ryland: Está bien, estamos listos. Gracias por llevarnos.

Cochero: El placer es mío, mi señor, el poder llevar al gran Dios de la espada.

Ryland: Jajaja, eres el nuevo, ¿verdad? ¿Cómo te llamabas?

John: John, mi s-señor. John es mi nombre.

Ryland: Un placer conocerte, John. Espero poder trabajar contigo durante mucho tiempo.

John: C-c-claro que sí, mi señor. No lo defraudaré.

Valentine: Ejem, mi señor, debemos irnos ya.

Ryland: Claro, claro. Adiós, John. Nos vemos en unos días.

John: C-claro que sí, mi señor. Adiós, mi señor, y mi señor Valentine.

Valentine: Claro, adiós.

Entrando al palacio real

Ryland: Sabes, Valentine, aun me sorprende cómo puede ser tan grande un castillo.

Valentine: Lo sé, señor. Aunque no lo parezca, el reino es demasiado grande. No se hace llamar así mismo imperio solamente por el gusto a la paz que tienen los elfos. Porque si fuera un reino humano, lo más probable es que no dudarían en llamarse a sí mismos imperio e ir a la guerra para obtener territorio.

Ryland: Si lo dices así, haces parecer a los humanos como malvados.

Valentine: No es así, mi señor. Es solo que usted sabe que el único humano que de verdad me gusta es usted, mi señor. De resto, prefiero ni verlos.

Ryland: ¿Aún no lo superas, eh? No te preocupes, te entiendo. Vamos, que tenemos que presentarnos con el rey.

Representante Real: Entra el actual poseedor del título del Dios de la espada y actual Duque del ducado Sylvanshield, uno de los dos protectores del reino, el Duque Ryland Sylvanshield y su mayordomo, Valentine Arbolseda.

Ryland se arrodilla en una pierna: Un gusto verlo, mi rey Aellon IV Lumindor, y mi reina Ariella Vynthorn.

Aellon IV: Puedes ponerte de pie, mi querido amigo. Gracias por venir, a pesar de estar con tus niños, aun siendo bastante reciente el nacimiento.

Ryland: Para nada, mi señor. Fue un llamado real, tenía que venir. Puedo ver que los consejeros no están presentes.

Aellon IV: Jajajaja, para nada. Los saqué dándoles una orden. No quería que apenas llegaras tuvieras dolores de cabeza, y más sabiendo lo que pasó en la última reunión cuando casi le sacas la cabeza al consejero mayor. Jajajaj. Aunque sería un placer ver eso nuevamente, lo que se avecina preferiría hablarlo tranquilamente contigo. Así que, si no te molesta, saca tus cosas, ponte cómodo y tomemos una taza de té mañana en la mañana. ¿Te parece bien? Además, puedo aprovechar y dejarte a los príncipes, llevan un tiempo con ganas de verte.

Ryland: Si mi señor lo dice así, tiene toda la razón. Jajaja. Entonces nos vemos mañana nuevamente para discutir eso con antelación, mi señor. Jajajaj, claro que sí, no hay problema. Puedo aprovechar y ver cómo han crecido sus altezas. Entonces, mi señor y mi señora, un gusto verlos.

Ariella: Y Ryland, ¿cómo está Elara? No he podido hablar con ella últimamente por los niños.

Ryland: Está muy feliz, gracias a los niños. Pero debido a eso, la tengo menos tiempo para mí. Ajajjajaja. Pero con mucho gusto le pasaré cualquier mensaje que quiera darle, su alteza.

Ariella: Dile que cuando tenga tiempo venga y tome una taza de té, y traiga a los pequeños para que se relacionen con los príncipes.

Ryland: Claro que sí, mi señora. Cuando menos lo piense, vendremos nuevamente de visita con los pequeños. Si me disculpan.