NOTA 1: Todos los derechos de la serie Neón Génesis Evangelion pertenecen a Gainax/Khara, o a aquellos quienes les sucedan legalmente en el futuro. Esta historia fue escrita sin fines de lucro, solo como medio de esparcimiento. No me demanden.
NOTA 2: Este capítulo contiene escenas de tipo LEMON (descripciones explicitas de contenido sexual) por lo que no es apto para menores de 18 años.
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El sol se colaba entre las cortinas del cuarto y un caprichoso rayo comenzó a pegarle directo en los ojos. Dio un gemido soñoliento de molestia mientras giraba la cabeza para enterrarla en la almohada, ocultando sus ojos de los crueles rayos del sol que no la dejaban dormir. Subió la tapa del futón y se acurrucó en un intento por volver a caer en la deliciosa inconciencia. Se quedó ahí por largo rato tratando de volver a dormir, pero el sueño se negaba a reclamarla una vez más. Estuvo largos minutos con los ojos cerrados acurrucada en el futón, disfrutando del confortable calor en el que estaba, hasta que algo comenzó a dar vueltas en su mente, algo que de pronto hizo que abriera los ojos. No recordaba haberse acostado.
Misato se sentó de golpe con los ojos abiertos de par en par, totalmente asustada. Esto ya le había pasado antes en más ocasiones de las que hubiera deseado recordar. El despertar así siempre la arrojaba de golpe contra una dura realidad; desnuda, sucia, cubierta con una mezcla de sudor, semen reseco y sus propios fluidos, en compañía de uno o varios hombres que había conocido la noche anterior y otros que nunca había visto. El susto inicial pronto se transformó en pánico, al venir a su mente el recuerdo de dos hombres con los que bebió la noche pasada y con los que fue a un hotel. Giró la cabeza con terror a los lados, esperando encontrar a los dos sujetos dormidos junto a ella, pero no había nadie; estaba sola, en su habitación.
Pronto el alivio llegó a ella, al recordar que había escapado por muy poco de haber cometido un terrible error. Sintió enfado al recordar como intentaron forzarla, y luego satisfacción al recordar también como había golpeado y pateado a esos dos miserables. Entonces el final de esa noche llegó a su mente, como había llegado al departamento, Shinji viéndola con terror en los ojos pensando que alguien pudiera haber abusado de ella; lo cual estuvo muy cerca de ser una realidad. Recordó como luego lo había abrazado y llorando, repitiendo que no quería volver a ser esa mujer que fue una vez, no quería volver a ser la puta que fue en Alemania.
Gimió agachando la cabeza y llevándose las manos al rostro. ¿Qué pensaría Shinji de ella ahora? Negó con la cabeza. Ya era tarde para eso. Si Shinji ya tenía una mala impresión de ella, para esta hora esa impresión debería ser aún peor. Suspiró con resignación, echó a un lado la tapa del futón y vio que aun vestía la blusa y la falda del día anterior, mientras que su arruinada chaqueta estaba cuidadosamente doblada a un lado del futón. No necesitó pensar demasiado para saber que fue Shinji quien la había metido al futón, en algún momento después de que ella hubiera colapsado de tanto llorar. Tristemente no era la primera vez que él debía cargar con la responsabilidad de hacer eso por ella. Suspiro y sacó las piernas para ponerse de pie, cuando cayó en cuenta de que ya no tenía las ligas.
Estrechó los ojos ante el recuerdo de sus finas ligas negras, totalmente desechas colgando en hebras deshilachadas por sus piernas, junto con sus pies asquerosamente sucios por caminar descalza por la calle. Ahora las ligas no estaban en sus piernas y podía ver que sus pies estaban totalmente limpios. No debió pensar demasiado para darse cuenta de que Shinji debió quitarle las desechas ligas y luego darse a la tarea de lavar sus pies. Un sonrojo llegó a las mejillas de Misato al imaginar a Shinji lavando sus pies. La sola idea de que él hiciera eso por ella le calentó el corazón y de paso causó que la picazón volviera a martillar, transformando ese sentimiento cálido en excitación. Suspiró para tratar de calmarse y luego de unos cuantos segundos se puso de pie.
Al ver su reflejo en el espejo que colgada de la pared, hizo un gesto de desaprobación. La imagen que este le devolvía era terrible. Tenía el rostro demacrado, el maquillaje corrido, el cabello enmarañado, la blusa arrugada, la falda también arrugada y torcida. Lo único que estaba bien en ella eran sus pies, limpios gracias al cuidado de Shinji. Volvió a suspirar mientras se daba fuerzas mentalmente para abrir la puerta de su cuarto, salir a la sala y enfrentar el juicio del joven Ikari.
¿Qué diría Shinji al verla aparecer en ese estado tan lamentable? Esta no era la imagen que le quería mostrar. Ella quería estar linda para él; pero ahora, luego de lo ocurrido la noche pasada, de llegar echa un desastre, luego de que él hubiera cuidado nuevamente de ella, luego de lavar sus pies y meterla al futón, ¿Qué pensaría él? Suspiró una vez más. No sacaba nada con quedarse ahí. Abrió la puerta y entró a la sala, resignada a mostrarle a Shinji nuevamente una imagen horrible de sí misma.
Apenas abrió la puerta, el agradable olor de la comida inundó sus sentidos y se giró hacia la cocina. Shinji estaba ahí, moviéndose diestramente preparando algo que indudablemente estaría delicioso. Él debió sentirla, ya que de inmediato dejó lo que hacía y se giró hacia ella. Se mostró sorprendido en un inicio pero de inmediato se acercó con pasos acelerados, mirándola con preocupación.
— Misato, ¿estás bien? — preguntó él, deteniéndose frente a ella.
La mujer no pudo sostener la mirada de Shinji y bajó un poco la cabeza, asintiendo para responder la pregunta, sin saber qué más hacer a continuación. Así que aquí estaba ella ahora, de pie hecha un total desastre ante el chico que pese todos sus errores y desatinos, seguía cuidando de ella mientras le mostraba una y otra vez la peor cara de sí misma. Se sintió avergonzada y solo pudo mirar sus pies, lo único limpio en ella en ese momento y sintió ganas de llorar.
Por su parte, Shinji estaba de pie contemplando a esa mujer que significaba tantas cosas para él, algunas de las cuales aún no podía comprender, sintiendo un mar de emociones arremolinándose dentro de él. Sentía el aguijón de la vergüenza y el autodresprecio por lo que había hecho, tomando la ropa interior de Misato y utilizarla para masturbarse. Sentía frustración porque había logrado juntar el valor para confesar este horrible hecho, pedir disculpas y dejar el departamento cuando ella lo despreciara y lo expulsa de su casa, pero todo eso cambió cuando la vio llegar la noche pasada. Todos esos sentimientos de vergüenza y desprecio hacia sí mismo, quedaron de lado ante la vista de una Misato destruida física y emocionalmente. Eso lo llevó a una nueva espirar de emociones.
Se sentía enfadado por lo que ella se estaba haciendo a sí misma, a pasos de ser una alcohólica. Sentía preocupación porque algo malo le pudiera pasar al andar ebria, ya sea chocar en su automóvil, o que alguien se aprovechara y abusara de ella. Por último, sentía una profunda pena al verla en un estado tan lamentable. La Misato que estaba ahora frente a él era un desastre, totalmente distinta a la hermosa mujer que estaba a la salida de la escuela el día pasado. Ahora mismo ella no podía verlo a los ojos, con evidente vergüenza por su desastrado estado actual. Solo estaba ahí de pie, levemente encorvada, con la cabeza gacha mirando fijamente sus pies, los que estaban ligeramente girados hacia adentro en una postura vulnerable, como si fuera una niña pequeña que había sido descubierta en alguna travesura, esperando el inevitable castigo de sus padres.
Por un momento un amago de sonrisa apareció en el rostro de Shinji, ante la visión de una pequeña Misato de 5 años, esperando ser reprendida por una travesura; pero aquella visión se esfumó tan rápido como llegó. Misato no era una niña, es una mujer adulta y no podía seguir comportándose de esa forma. No después de la noche pasada. Algo pareció comenzar a arder dentro de él, algo que le decía que no podía permitir que esta mujer siguiera en esa rutina autodestructiva. Miró seriamente a Misato, que seguía absorta contemplando los dedos de sus pies, mientras los movía distraídamente. En ese momento supo que si no tomaba las riendas de la situación, no iban a llegar a ninguna parte. Suspiró y se armó de valor, sintiendo una repentina determinación llegar hasta él.
— Misato, ve a tomar un baño — dijo con voz firme, sin dejar margen de discusión.
La mujer apretó un poco los labios ante esas palabras, que más parecían una orden. No se molestó, más bien se alivió de ser encausada en una dirección. Asintió con la cabeza y luego de unos segundos comenzó a moverse en dirección al baño para tomar la ducha que tanto necesitaba.
Atrás, Shinji se desinfló cuando vio a la mujer desaparecer dentro del baño. No sabía de donde había salido esa repentina determinación que lo impulsó, pero estaba agradecido. Necesitaba que ella se pusiera en movimiento y él debía volver a trabajar en la comida que estaba a medio terminar.
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Misato salió del baño totalmente renovada luego de una larga y reconfortante ducha caliente. Al cerrar la llave del agua, había caído en cuenta de que no llevó nada para secarse o ponerse encima. Estaba considerando volver a ponerse la ropa de la noche anterior para llegar a su cuarto, cuando se fijó en un par de toallas y una muda de ropa junto a la puerta. El saber que Shinji se había vuelto a preocupar de ella en cosas tan mundanas como dejarle una muda de ropa, le calentó el corazón. Ahora vestía una sencilla polera amarilla y pantalones cortos. Estaba lejos de verse linda como el día anterior, pero ya no había nada que hacer al respecto. Su plan había fallado estrepitosamente y ahora solo podía hacer el control de daños. Suspiró pesadamente, lo que le hizo sentir el agradable aroma de la comida y su estómago protestó de inmediato gruñendo con mucha fuerza, reclamando sus alimentos.
— Debes tener mucha hambre. Escuché eso desde aquí — comentó Shinji con una pequeña sonrisa en los labios, encaminándose a la mesa para dejar un par de platos de comida.
Misato no pudo evitar un fuerte sonrojo en las mejillas, sobre todo cuando su estómago volvió a gruñir en protesta, recordándole que necesitaba comida ahora ya.
— Ven a sentarte y come antes de que se enfríe — dijo Shinji, para total vergüenza de Misato.
La Directora de Operaciones de NERV solo pudo tragarse su orgullo y caminar hasta sentarse a la mesa, viendo que había un desayuno bastante contundente y con un aspecto realmente delicioso. Su estómago gruño una vez más y pese a no levantar la vista, supo que ahora había una sonrisa en toda regla en los labios Shinji.
— Itadakimasu — dijo la mujer con algo de pena y comenzó a comer. Estaba delicioso, tal como esperaba. En eso vio con extrañeza como Shinji se sentaba frente a ella con solo una taza de té entre las manos — ¿No vas a comer?
— Tomé desayuno hace unas horas. Van a ser las 11 de la mañana — comentó el chico.
Ese comentario sorprendió a Misato. No esperaba que fuera tan tarde, pero tomando en consideración lo sucedido la noche anterior, tenía sentido. Solo asintió con la cabeza y siguió comiendo, mientras trataba de organizar sus ideas. Shinji solo permanecía en silencio tomando su té, lo cual ella agradeció.
Finalmente y luego de algunos minutos de comer en un cómodo silencio, Misato terminó su desayuno tardío, calmando el hambre que hacía que su estómago amenazara con devorarse a sí mismo. Ahora, estaba sentada ante la mesa sin saber qué hacer o decir. Si bien es cierto que tenía una conversación muy importante por delante, no es menos cierto que no tenía el valor para comenzar a hablar.
Sentado frente a ella al otro lado de la mesa, Shinji se encontraba en una situación similar. Aún le parecía irreal toda esta situación, sobre todo la actitud que debió tomar con Misato, cuando literalmente le ordenó ir a tomar un baño. No sabía de donde había sacado la determinación para ordenarle algo a Misato, ni mucho menos, el cómo ella le había obedecido en forma tan sumisa. Solo sabía que luego de eso, toda esa determinación se había desinflado por completo, pero ahora, viendo como Misato seguía mirando la mesa sin atinar a nada, supo que debía volver a tomar las riendas de todo este asunto o no iban a avanzar hacia ningún lado. Las disculpas que pretendía ofrecerle a la mujer frente a él, iban a tener que esperar un poco más. Había algo más importante por hacer antes de eso.
— Me asustaste mucho anoche — inició Shinji de pronto, llamando la atención de la mujer, que levantó la vista para ver al joven frente a ella, mirando fijamente su taza de té mientras la apretaba con las manos — Cuando te vi llegar así tan… tan… ¡Cielos! En verdad me asusté mucho.
Misato sintió que la vergüenza la consumía ante esas palabras al poder ver la preocupación en el rostro del chico, al sentirla en sus palabras. En verdad lo había estropeado la noche anterior.
— No me gusta verte así Misato — dijo Shinji nuevamente atrayendo la atención de la mujer, pero esta vez él ya no estaba mirando su taza de té; él la estaba mirando directo a los ojos, una mirada que la hizo estremecer y sentir aún más vergüenza de sí misma.
Misato bajó la vista, sin poder sostener la mirada del joven frente a ella.
— No me gusta verte en ese estado — insistió Shinji — No me gusta ver cómo te haces daño a ti misma, llegando ebria al punto en que ni siquiera puedes sostenerte en pie. Ebria al punto de que tengo que arrastrarte al baño para que puedas vomitar. Ebria al punto que debo cargarte a tu cuarto porque ni siquiera eres consciente de donde estás parada.
Si Misato estaba avergonzada, ahora sentía ganas de que la tierra se la tragara. Él tenía razón en todo lo que estaba diciendo. Bien visto, ella es una mujer adulta, independiente, con trabajo y dinero, no en exceso, pero si lo suficiente para vivir cómodamente; y estaba aquí, siendo reprendida por un chico pronto a cumplir 15 años. Era una situación francamente hilarante, pero este chico de casi 15 años tiene todo el derecho del mundo a reclamarle, porque pese a los errores propios de la juventud, él ha sido mucho más maduro de lo que ella podría llegar a ser. De no ser porque él ha estado cuidando de ella en sus peores momentos, no hay forma de saber dónde podría estar ahora.
Misato apretó los labios mientras sus ojos comenzaban a humedecerse, siendo realmente consiente en ese momento de cuanta mierda había tenido que soportar Shinji por su culpa.
— Cuando te vi llegar en ese estado anoche, cuando comenzaste a llora, yo… me sentí tan impotente — dijo Shinji con dolor en su voz — Quería ayudarte, pero no sabía cómo, yo…
— ¡Me ayudaste! — dijo de pronto Misato con voz temblorosa — Estuviste ahí para mí. No lo merezco, pero… estuviste…
Para la sorpresa de Shinji, la mujer frente a él no pudo terminar lo que decía. En su lugar, comenzó a hipear, con lágrimas cayendo desde sus ojos. El Tercer Elegido estaba viendo una repetición de lo ocurrido la noche pasada, cuando Misato comenzó a llorar desgarradamente. No supo qué lo impulsó, pero de pronto se encontró saltando de la silla y rodeando la mesa en cosa de segundos, parándose junto a la mujer. No alcanzó a hacer o decir algo, cuando Misato le rodeó la cintura con los brazos y comenzó a llorar aferrada a él.
Shinji se congeló ante la acción de su tutora/amiga/hermana. Su llanto no era tan fuerte como el de la noche anterior, pero era igual de desgarrador. Ella lloraba aferrándose a él con todas sus fuerzas, como si temiera que de alguna forma fuera a desaparecer. Las lágrimas salieron de los ojos de Shinji, sin poder evitarlo, al sentir el dolor en el llanto de la mujer. Como la noche pasada, se armó de valor para poner una mano en su hombro, mientras que con la otra comenzó acariciarle el cabello, en un intento por calmarla.
— Estoy aquí Misato… estoy aquí — dijo Shinji con voz algo temblorosa.
Misato sintió una mano de Shinji en su hombro y otra en su cabeza acariciando su cabello en un intento por calmarla. Más lágrimas salieron de sus ojos mientras permanecía aferrada a ese joven que tanto se preocupaba por ella pese a no merecerlo. Siguió llorando aferrada a él, sintiendo su toque, sus caricias a su cabello, que de alguna forma comenzaron a calmarla, a hacerla sentir bien, reconfortada, segura y querida.
Shinji no supo cuánto tiempo estuvo de pie con Misato aferrada a él, solo sabía que la mujer en algún momento había dejado de llorar mientras él continuaba acariciándole el cabello. Él también había dejado de llorar en algún momento, de alguna forma sintiéndose calmado por la caricia al cabello de la mujer, pero por más agradable que fuera, no podían quedarse ahí todo el día. Las cosas no estaban bien, Misato no estaba bien y debía hacer algo al respecto. Supo, de alguna forma, que si él no hacía algo por ella, nadie más lo haría.
— Misato… ¿te sientes mejor? — preguntó con voz suave.
La mujer, que ya se había calmado y se encontraba simplemente disfrutando de la reconfortante caricia a su cabello, comprendió que ya no podía quedarse así por más tiempo. Con reticencia, soltó el agarre en que tenía atrapado al chico y se separó de él, sin poder levantar la cabeza. No podía verlo a los ojos.
— ¿Te sientes mejor? — volvió a preguntar Shinji.
Misato no pudo responder, así que solo asintió con la cabeza. Sorbió con la nariz sin poder evitarlo. Sintió como Shinji se estiraba y como luego le tendía una servilleta, tomada desde el centro de la mesa.
— G-Gracias — dijo simplemente y se sonó la nariz con fuerza.
Vio como Shinji tomaba una de las sillas de la mesa y la ponía justo frente a ella, se sentó y poco después sujetó frente a ella uno de los cuencos vacíos de su desayuno. Comprendiendo lo que él quería con eso; con algo de vergüenza, colocó la servilleta arrugada llena con sus mocos en el cuenco, y él lo dejó a un lado en la mesa.
Se produjo un nuevo silencio, con ambos sentados uno frente al otro. Misato permanecía con la cabeza gacha y las manos apuñadas sobre las rodillas. Sabía que debía decir algo. Shinji se merecía una explicación, pero las palabras se negaban a salir. Nuevas lágrimas amenazaban con caer de sus ojos, pero en esta ocasión, eran lágrimas de impotencia al no poder hablar.
Por su parte Shinji tampoco sabía qué hacer. Se supone que Misato es el adulto aquí y es ella la que debe… bien; hacer lo que se supone que hacen los adultos. Pero al mirar a la mujer, supo que no iba a obtener nada de eso.
Misato estaba con la cabeza gacha, luchando con lo que sea que la estaba atormentando. Esto le hizo volver a recordar que la mujer no estaba bien. Lo más lógico aquí sería llamar a la doctora Ritsuko o a Kaji, para que lidiaran con esta Misato destrozada, pero algo dentro de él le decía que hacer eso sería un error. Por loco que pareciera, de alguna forma que no lograba explicar, supo que era él quien debía hacerse cargo de esto. ¿Qué estaba mal con él, para pensar semejante locura? ¿Él, un adolescente lleno de problemas e inseguridades queriendo cuidar de una mujer adulta? ¿De verdad?
Shinji suspiró con cansancio, obligándose a echar a un lado sus dudas y temores. Así mismo, su ofensa a la mujer frente a él, al tomar su ropa interior, carecía de importancia ahora; lo único importante era Misato. Con la resolución tomada, Shinji miró a la mujer con la misma decisión con la que subió al EVA-01 por primera vez; y tal como ese día, se repitió las mismas palabras: "No voy a huir".
El Tercer Elegido miró a la Directora de Operaciones de NERV, aun sentada con la cabeza gacha y las manos apuñadas sobre las rodillas. Lo pensó por unos segundos y consideró que hacerle saber lo que pensaba sobre lo ocurrido la noche anterior sería un buen punto de partida. Miró nuevamente las manos apuñadas de la mujer y supo cómo proceder.
Misato seguía inmóvil en la silla, con la cabeza gacha y las manos apuñadas sobre las rodillas, buscando una forma de iniciar la conversación, buscando las palabras que expresaran su sentir, su dolor, momento en que vio como una de las manos del joven frente a ella, se posaba gentilmente sobre una de sus temblorosas manos. El contacto fue suave, pero acogedor. Levantó la vista y se encontró con una mirada gentil pero decidida, una mirada que de alguna forma la traspasó.
— Misato, anoche cuando llegaste en ese estado tan lamentable, me dijiste que no te pasó nada, que nadie abusó de ti — inició Shinji, un tanto afectado por sus palabras, haciendo sobresaltar a la mujer — Si sigues en este camino, eso podría ser distinto en la próxima oportunidad. Tal vez te encuentres tan ebria que no sepas lo que está pasando y se aprovechen de ti. No quiero que te ocurra algo tan horrible como eso solo porque no puedes controlarte al beber.
Esas palabras fueron como un puñal directo al corazón de Misato, sobre todo porque esas palabras habían estado muy cerca de ser una realidad la noche pasada.
— Quiero que pares esto Misato — insistió Shinji — No quiero verte en ese estado otra vez.
— No es tan simple — dijo finalmente la mujer luego de unos segundos.
— Entonces explícamelo. Dime qué es lo que está mal contigo. Dime qué quisiste decir con eso de que no quieres volver a ser esa mujer otra vez.
Misato se congeló ante esas palabras. No recordaba que las hubiera pronunciado, pero encerraban una gran verdad. Ella no quería volver a ser esa mujer sucia y promiscua. Le revolvía el estómago de solo pensarlo.
— Quiero ayudarte — dijo Shinji una vez más — Si no quieres decirle a nadie más, está bien para mí. Solo quiero comprender para poder ayudarte.
Esas palabras fueron demasiado para Misato, ya no pudo seguir conteniendo el llanto y comenzó a llorar otra vez. Shinji apretó más el agarre en la mano de la mujer y de pronto ella se aferró a su mano toda su fuerza, como si de alguna forma quisiera obtener fuerzas de ese agarre.
— Tengo miedo… tengo tanto miedo Shinji — dijo Misato con voz temblorosa.
— ¿De qué? — preguntó el joven Piloto EVA, con genuina preocupación.
— De que cuando sepas la verdad… sientas asco de mí — dijo Misato casi en un susurro.
— ¿Qué? ¡Claro que no! Yo nunca…
— ¡¡No digas eso!! — dijo Misato con fuerza, cortando las palabras de un sorprendido a Shinji — Tú no sabes… no sabes nada de mí, de todas las cosas que hice… de lo que fui una vez — añadió.
— ¿Misato? — preguntó Shinji, oficialmente asustado.
La mujer dio un fuerte suspiro y se liberó gentilmente del agarre a la mano de Shinji. Se puso de pie y caminó hasta quedar de pie en medio de la sala. Dio una fuerte respiración en un intento por calmarse, antes de llevar las manos al rostro y apartar las lágrimas de los ojos. Miró por el ventanal al hermoso día que hacia afuera, el cual contrastaba con su sombrío estado de ánimo. Sintió a Shinji pararse junto a ella, un par de pasos hacia atrás. Supo que no podía seguir posponiendo esto. Shinji había soportado toda su mierda y había cuidado de ella por demasiado tiempo. Ahora mismo él era un manojo de preocupación, todo por su culpa. Él merecía saber la verdad; por supuesto, eso no quería decir que fuera fácil. Suspiró.
— Planeaba contarte todo sobre mi pasado ayer por la tarde — inició Misato, sorprendiendo al Tercer Elegido — Por eso fui a la escuela ayer. Quería confirmar que Asuka efectivamente fuera a casa de Hikari y que tú no fueras a otro logar con tus amigos. Quería traerte aquí para hablar… finalmente, las cosas no salieron como planee.
Shinji fue consiente en ese momento del porqué de la cara herida de Misato el día pasado. Ella había querido hablar con él, contarle sobre lo que estaba mal con ella; y él, estúpidamente lo había arruinado. Él la había decepcionado con su actitud infantil. ¿Cuánto más ofendería a esta mujer por culpa de sus estupideces de adolecentes? No pudo dejar de sentirse como basura; más de lo que ya se sentía en todo caso. Este fue el momento de que los ojos de Shinji se llenaran de lágrimas; lágrimas de frustración.
— Lo siento — dijo Shinj con culpa en la voz — Estoy aquí pretendiendo ayudarte, pero cuando en verdad necesitaste de mí, hui como un cobarde.
— ¿Qué? ¡No! No tienes que disculparte — dijo una sorprendida Misato.
— Tengo que — rebatió Shinji, mirando con arrepentimiento a la mujer — Si no hubiera arrancado de ti ayer, no hubieras llegado en ese estado anoche. Fue mi culpa — añadió con amargura.
Misato no supo qué responder a esas palabras ya que, en el fondo Shinji tenía razón. Si hubieran vuelto juntos al departamento, ella no hubiese ido a ese bar de mala muerte para ahogar su amargura en alcohol, ni mucho menos terminado en una habitación de un hotel, a punto de cometer un terrible error. Aun así, no podía cargarle a Shinji la culpa por sus acciones. No era justo.
Un compungido Shinji fue sacado de la culpa que lo estaba carcomiendo, cuando se vio repentinamente atrapado en un fuerte abrazo. Misato estaba estrechándolo con fuerza. Con un brazo lo rodeaba por el cuello y con la otra mano lo sujetaba de la cabeza, enterrándole la cara entre los pechos. No pudo evitar sonrojarse, pero a la vez no podía apartarse de ella, ya que estaba siendo sujetado con mucha fuerza por la mujer. Eventualmente ella soltó un poco el agarre sobre su cabeza, como si se hubiera dado cuenta de que lo estaba asfixiando con sus pechos, pero no lo soltó. Seguía abrazándolo con fuerza con la cara sobre sus senos, mientras que él estaba con los brazos a los costados de ella, como queriendo abrazarla, pero deteniéndose a medio camino.
— Puedes abrazarme si quieres. No me molesta sentir tu toque — dijo de pronto Misato, con voz suave.
Esas palabras lograron arrancar un furioso sonrojo de Shinji. ¿A ella no le molestaba que él la tocara? Esas palabras bien podían ser interpretadas de forma incorrecta. ¿Es que ella no se había dado cuenta de eso? Aun así, y a pesar de la vergüenza que sentía en ese momento al recordar su falta, Shinji no pudo dejar de rodearle la cintura con algo de vacilación, para finalmente estrecharla en un abrazo; leve en un inicio, pero más fuerte a medida que pasaban los segundos.
Permanecieron ahí de pie durante largo rato en medio de la sala, compartiendo un abrazo que ambos necesitaban, un abrazo que ninguno podía terminar; se sentía demasiado bien, demasiado cómodo, demasiado cálido. Finalmente y luego de un largo, pero cómodo silencio, Misato sintió que era hora comenzar a dejar las cosas en claro, pero antes de lanzarse a lo que bien podía ser su salvación; o por el contrario, su perdición, había algo que debía saber, algo que debía comprender.
— ¿Por qué arrancaste de mi ayer? ¿Hice algo mal? — preguntó la mujer casi en un susurro, sintiendo de inmediato la tensión el cuerpo de Shinji, aun así continuó — Quiero decir, he hecho muchas cosas mal, demasiadas, es natural que te avergüences de…
— ¡No me avergüenzas! — dijo Shinji de pronto, soltándose del agarre de la mujer, para levantar la cabeza y poder mirarla a los ojos — No es nada que hayas hecho Misato. No me avergüenzo de ti… yo, siento vergüenza de mí, por eso no podía verte ayer — añadió, bajando la cabeza avergonzado.
Misato estrechó los ojos por un momento, pero luego creyó entender a qué se refería. Su corazón se aceleró al ver que sin querer, la conversación se dirigía hacia donde ella quería llevarla inicialmente. Por su parte, Shinji ya no pudo sostener la mirada de Misato, por lo que desvió la vista deseando que la tierra se lo tragara, pero no podía negar el hecho de que esto lo ponía en la posición de contarle a la mujer sobre la horrible falta que había cometido, lo horriblemente cerdo que había sido al tomar su ropa interior sucia, para satisfacer sus más bajos deseos.
Shinji tragó sonoramente ante ese pensamiento. La vergüenza lo consumía, pero ya no podía simplemente esquivar el bulto. ¿Cómo pretendía ayudar a Misato con lo que sea que la está atormentando, si no es capaz antes de sincerarse y pedir disculpas por su horrible falta? Intentó hablar, pero las palabras simplemente no querían salir. En ese momento Misato volvió atraparlo en un fuerte abrazo, tomando su cabeza y haciéndola descansando una vez más sus sobre sus senos. Demás está decir que Shinji estaba al borde un ataque de nervios.
— Abrázame — dijo Misato, llamando la atención del chico — Abrázame — volvió a demandar, casi en un susurro.
Con algo de reticencia, el Tercer Elegido levantó los brazos y rodeó la cintura de la mujer. Fue un abrazo leve, casi un roce, pero con el correr de los segundos se fue calmando lo suficiente, como para tomar más confianza y estrechar el abrazo, apegándose por entero a la mujer, muy a su pesar, disfrutando de la experiencia de tener a una mujer entre sus brazos, y no cualquier mujer, era Misato, la mujer que él…
Para la Directora de Operaciones de NERV, la situación en la que estaba, la tenía casi al límite. El tener a Shinji tan apegado a ella, el sentir cómo la estrechaba en un fuerte abrazo, el tener la cabeza del chico recargada en sus senos, había disparado nuevamente la picazón entre sus piernas. Se maldijo a si misma por esa reacción, pero era eso mismo lo que la tenía en esta bizarra situación, lo que le recordó nuevamente que era hora de dejar atrás las máscaras. Tenía una gran corazonada sobre qué es lo que atormentaba tanto a Shinji, y al ver que el chico tenía serios problemas para hablar, decidió tomar el asunto en sus manos y lanzarse al vacío de una vez. Sin proponérselo Shinji le dio pie a ello. Si ella se estrellaba de cara al suelo, que así sea, pero antes de irse al demonio, quería al menos salvar la cordura y la hombría de Shinji. Se lo debía.
— Creo que sé a lo que te refieres, eso que tanto te avergüenza — inició Misato, notando nuevamente la inmediata tensión en el cuerpo del joven. Tragó sonoramente. Había llegado el momento — ¿Será por aquella vez, en que te masturbaste mientras olfateabas mis bragas usadas?
De pronto el silencio en la sala del departamento se tornó sepulcral. Shinji estaba congelado en su lugar, catatónico y blanco como el papel, mientras un miedo terrible lo invadía por completo.
"Misato lo sabe. Ella lo sabe. ¿Cómo?" se preguntó mentalmente un petrificado Shinji, apenas creyendo lo que estaba pasando. Se tensó cuando sintió a Misato estrecharlo con mayor fuerza, como seguía presionándole la cabeza contra sus senos, sintiendo de paso su exquisito aroma. ¿Cómo podía pensar eso en ese momento?
— Fue un accidente — dijo Misato de pronto, llamando la atención de joven Piloto EVA — Me levanté en mitad de la noche por un poco de agua. Pensé en pasar a ver si dormías bien. Nunca imaginé que te vería haciendo eso… masturbándote. Mucho menos que tendrías mis bragas usadas en tu nariz.
Luego de esas palabras, Shinji sintió que su vergüenza llegaba a niveles tal altos, que estaba seguro que comenzaría a arder espontáneamente. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras pugnada por soltarse de Misato.
— Perdón, perdón, perdón, perdón — repitió Shinji una y otra vez, pugnando por soltarse del agarre de Misato — Perdón Misato. Soy un degenerado, un cerdo, un sucio, un…
— ¡¡Me gustó!! — casi gritó Misato, cortando la diatriba de Shinji, que miró a la mujer frente a él con los ojos como platos, comprobando que ella lo miraba con las mejillas sonrojadas.
— ¿Eh? — fue todo lo que pudo decir un avergonzado y descolocado Shinji.
— Me gustó verte — volvió a decir Misato; sus mejillas aún más sonrojadas — Pero lo que me más me gustó, fue ver que usabas mis bragas… no las de Asuka, sino las mías. Ver que pensabas en mí mientras te dabas placer… eso… eso me hizo feliz.
Shinji miraba a Misato entre sorprendido y horrorizado por sus palabras. ¿Ella en verdad había dicho eso? ¿Estaba bromeando? ¿Acaso lo quería hacer caer en una trampa para comprometerlo aún más, por ser un cerdo pervertido?
— ¡¡Deja de decir eso!! — estalló Shinji, entre enojado y avergonzado — No te burles de mí. Soy un cerdo pervertido, yo…
— ¡¡Entonces yo también soy una cerda pervertida, porque me masturbo pensando en ti!! — estalló Misato de regreso, cortando las palabras de Shinji.
Ambos se quedaron de pie en medio de la sala mirándose mutuamente, avergonzados por sus palabras y por la bizarra situación en la que habían caído. Shinji apenas podía creer lo que había escuchado de boca de Misato. ¿Ella en verdad…. Ella…?
Misato dio un fuerte suspiro y se paró erguida. Tenía la cabeza gacha, pero finalmente la levantó para ver a chico frete a ella, quien todavía estaba tratando de digerir, o creer lo que acababa de escuchar. Bien, no podía culparlo por eso.
— Sé que esto puede ser difícil de creer, pero en ese aspecto no somos muy distintos — dijo Misato con una sonrisa triste, mientras se abrazaba a sí misma, en un intento por darse fuerza antes de volver a hablar — Para otra mujer lo que hiciste sería mal visto, pero no para mí. Me gustó que usaras mi ropa interior. Me hizo feliz y me he masturbado mucho pensando en eso — añadió con algo de vergüenza.
Shinji miró a Misato, impactado por las palabras que ella acababa de decir. Trató de hablar, de decir algo, pero solo pudo boquear como si fuera un pez fuerza del agua. Esa visión logró arrancar una pequeña sonrisa de la mujer.
— Yo… no entiendo — logró decir apenas un impactado Shinji — ¿No estás… enojada? ¿Tú… por qué? Quiero decir, tú…
— Podría tener al hombre que quisiera en mi cama — completó Misato la frase que Shinji dejó a medio camino — ¿Eso es lo que quieres decir? — añadió.
El joven Piloto Eva solo pudo asentir con la cabeza. Misato sonrió con amargura.
— No es tan simple — dijo la mujer con resignación — Tengo un problema Shinji, un problema que me ha atormentado por años. Busqué ayuda profesional, me ha ayudado, pero estoy lejos de estar recuperada. Por eso no puedo estar con cualquiera. Tengo miedo de volver a caer en eso.
Shinji miró impactado a la mujer, dejando de lado sus propias preocupaciones, viendo nuevamente a la Misato amargada y triste que se esconde tras la Misato alegre y parrandera.
— He vivido con miedo a recaer por tantos años, al punto que mi vida se ha trasformado en un infierno. Bebo para tratar de escapar de eso, de olvidar, pero solo he logrado ponerte en situaciones que no deberías vivir. No deberías tener que lidiar con una mujer borracha.
— No me molesta. Quiero ayudarte — dijo Shinji, ahora preocupado al volver a ver lágrimas en los ojos de Misato.
Con algo de vacilación se acercó a ella, le puso las manos en la cintura y la atrajo hacia él. Misato de inmediato se aferró a él en un nuevo abrazo, sollozando. Shinji estaba preocupado y descolocado. No comprendía nada de lo que estaba pasando ahí. Lo único claro es que Misato estaba sufriendo.
— Por eso no puedo estar con cualquiera, por eso bebo tanto, por eso me siento tan miserable — dijo Misato con amargura en la voz — Entonces llegaste tú. Te preocupaste por mí, pese a no merecerlo. Has cuidado de mí en mis peores momentos. Nunca te aprovechaste de mí, pese a tener muchas oportunidades. Tal vez seas joven y hayas cometido errores, pero eres el mejor hombre que he conocido, el que mejor me ha tratado, el que siempre me ha visto con respeto pese a todas mis fallas. Por eso no me molesta lo que hiciste, todo lo contrario. Me alegró que lo hicieras, que pensaras en mí, porque yo pienso en ti, y es por eso que quiero compartir esto contigo, porque creo que eres el indicado.
Shinji sintió un repentino vació en el estómago ante esas palabras, eran palabras muy profundas y con un significado más profundo aún. Levantó la cabeza y miró a los ojos llorosos y esperanzados de la mujer. Ella le dio una temblorosa sonrisa antes de volver a hablar.
— No te voy a mentir. Tengo mucho miedo. Miedo a que te horrorices por lo que te voy a contar. Miedo a que te avergüences y sientas asco de mí. Miedo a que ya no quieras saber nada de mí, y lo entenderé. No podría culparte — dijo Misato con pesar y miró al joven directo a los ojos — Quería contarte esto, porque siento que eres el indicado; y no te mentiré, quería pedirte algo, quería pedir tu ayuda. Ahora ya no me importa eso. Solo quiero contarte la verdad, porque lo mereces. Luego de eso… luego de eso, ya no sé qué hacer.
Shinji contempló a la mujer, era un completo desastre en ese momento. Aún seguía sin comprender de qué iba todo eso, cuál era su problema, o que relación tenía con que él hubiera robado su ropa interior para masturbarse, o la impactante revelación de que ella se masturbaba pensando en él. No sabía qué pensar, pero había algo seguro, esta mujer, Misato Katsuragi, estaba sufriendo, y como el infierno él la iba a abandonar ahora. No huiría, no de Misato, ni en un millón de años.
Misato se sorprendió al sentir como acunaban su rostro entre las manos y le limpiaban las lágrimas con los pulgares. Vio una mirada compasiva y a la vez decidida en los ojos del joven frente a ella, supo en ese momento que él la escucharía.
— Cuéntame lo que te atormenta Misato. Quiero entenderlo y quiero ayudarte. Quiero estar aquí para ti, porque… porque yo también pienso en ti — dijo Shinji, sacando fuerzas de alguna parte de sí mismo que desconocía, pero que parecía aflorar justo cuando la necesitaba.
Por su parte, Misato miró a Shinji estremecida por esas palabras, haciendo que más lágrimas salieran de sus ojos. Se obligó a calmarse, a refrenar su palpitante corazón que amenazaba con correr desbocado, dando un fuerte suspiro para tratar de recuperar el control. Shinji volvió a secar las lágrimas de sus ojos con los pulgares y ella finalmente asintió con la cabeza.
— Vamos a mi cuarto. Hay algo que debes ver. Algo que te ayudará comprender.
Shinji asintió con la cabeza y liberó el agarre que mantenía sobre la mujer, pero ella tomó una de sus manos y se aferró a ella con fuerza. No lo miró a los ojos, mantenía la cabeza gacha con algo de vergüenza en el rostro. Él estaba tan avergonzado como ella, por lo que no dijo nada al respecto y simplemente se dejó llevar de la mano al cuarto de Misato.
Continuará...
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Notas del Autor: Finalmente terminé este capítulo que por momentos pensé que nunca podría sacar adelante. Creo, sin temor a equivocarme, que este ha sido el capítulo más complejo de esta historia. Bien, la verdad toda esta historia ha sido compleja, el tema en el que me estoy metiendo es complejo de abordar, por lo que no es sorprendente que me esté costando tanto sacar esto adelante.
Aquí podemos ver como las cosas van avanzando entre Shinji y Misato, con mucha reflexión por parte de ambos y con conversaciones realmente vergonzosas, sobre todo tomando en cuenta de que no son pareja ni nada, por lo que hablar de esos temas es difícil y vergonzoso para los dos, pero creo haber manejado de buena forma eso… o puede que en verdad este siendo complaciente y todos los diálogos sean un desastre. Espero sus comentarios.
Solo me queda decir que entramos en tierra derecha, ya que en el siguiente capítulo Misato contará su verdad, y veremos cuál será la reacción de Shnji ante el oscuro pasado de Misato.
Saludos y nos leemos.