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Chapter 5 - Cita

El primer recital llegó más pronto de lo que esperaba, fue un evento estudiantil muy normal, y al ser de las últimas presentaciones muy poca gente fue a vernos. Michelle y yo estábamos agradecidos por ello.

—Pero bailas muy bonito, no entiendo por qué no quieres que nadie te vea.

Las dos estábamos calentando un poco apartadas de los demás, claro que esto no evitaba que sus guardianas no estuvieran atentas a nosotros.

—No me gusta llamar la atención— respondió simple, —¿Qué hay de ti?

—Uy, no, yo me sigo moviendo como venado recién nacido.

Mi chiste la hizo reír. A lo lejos escuché algunas exclamaciones de ternura, al parecer éramos el entretenimiento del club.

—Clase— la profesora finalmente entro al auditorio, ambas nos separamos y fuimos con los demás, formando un círculo alrededor de la profesora.

—Nuestro próximo evento será la gala de Navidad, en esta ocasión vendrán padres de familia, así que debemos redoblar esfuerzos.

El auditorio se llenó de exclamaciones variadas, había quienes estaban emocionados y quienes no querían hacerlo frente a tanto público. Michelle bajo la mirada, tome su mano, en silencio le decía "estoy contigo".

—Silencio— alzaba la voz la profesora, —Serán cinco números, dos generales, uno de chicas y chicos, y un dueto. Para este haré pruebas, así que escojan pareja.

Esto último tomo a todos por sorpresa, y claro, de inmediato empezaron las competencias por ver quién bailaba con quién.

Fue gracioso ver a todos ir de un lado a otro, formando y desformando parejas; aun así, fue curioso ver el que solo Michelle y yo fuéramos las únicas no solicitadas por los demás.

Cuando milagrosamente las parejas por fin estuvieron formadas, el resto de la sesión fue aprender tres de las cinco coreografías. Los bailes grupales fueron fáciles, fue así que mi desempeño me llevo a ser colocada en la parte trasera.

La clase llegó a su fin, después de cambiarnos Michelle estaba con sus amigas, tuve que esperar mucho tiempo hasta que finalmente se quedó sola. Era ahora o nunca.

—Oye Mi... Miguel— a veces olvidaba que fuera del auditorio tenía que llamarla así.

—¿Pasa algo?

Toda su atención estaba en mí, de repente toda la decisión que tenía se había escapado.

—Quería saber, ¿te gustaría salir conmigo el viernes?

Me miro asombrada, un pequeño rubor se asomó en sus mejillas.

—No sé...

—Lo entiendo— dije resignada.

—¿Saliendo de la escuela?

—¡Si claro!

—¿Podríamos mejor vernos en algún lugar?— era la primera vez que la escuchaba hablar en voz alta. Asentí, fuera como fuera, había aceptado.

El claxon del carro de Caleb me llamaba, antes de dejarla le di un beso en la mejilla y salí corriendo.

...

Apenas llegue a la casa ese viernes me encerré en mi cuarto, no podía decidirme entre la sudadera de Batman o la camisa con detalles de Harry Potter, mi pantalón negro de mezclilla o las bermudas color camello.

—Solo sé tú mismo— se burlaba de mi Gabriel desde mi cama.

¿Por qué había creído buena idea pedirle consejo a él?

—¿Que está pasando aquí?— pregunto mi mamá entrando a mi cuarto, —Vas a llegar tarde Sara, y no quiero que hagas a Gabriel conducir aprisa.

—No sé qué ponerme— conteste distraída.

—Es solo una salida, no una cita.

El silencio se instaló en el cuarto. Solo entonces recordé que no le había dicho nada a mis padres.

—¡Bendito dios!, ¡Mi hija tiene una cita!

No estaba listo para una reacción así.

—Es con ese chico, ¿verdad?, o cariño, pero no puedes ponerte nada de eso, estás muy bonita como para ocultarlo con esa ropa...

Mi madre hablaba si parar, tardo demasiado tiempo en notar lo incomoda que estaba siendo, al ver que ninguno compartía su emoción salió del cuarto.

...

Gabriel aparcó en el estacionamiento subterráneo, aprovechando que le habían prestado el carro, él también tendría una cita con su novio.

Ambos entramos al centro comercial, me daba indicaciones de donde vernos mientras me acompañaba a la fuente central, antes de despedirnos me dio un abrazo.

—Disfruta tu cita, peque.

Lo vi alejarse, a pocos metros Daniel ya lo esperaba, se dieron en beso antes de dirigirse al cine.

Me quedé sola un momento, estaba nerviosa, checando de vez en cuando mi ropa en el reflejo del agua.

Unas manos cubrieron mis ojos, sonreí.

Al darme la vuelta Michelle me saludaba radiante, nunca la había visto con otra ropa que no fuera el uniforme o su traje para ensayar.

Caminamos por el centro comercial tomados de la mano, de vez en cuando entrábamos a alguna tienda o nos tomábamos fotos.

Una hora después nos sentamos en una mesa de la zona del fastfood a comer un helado, era lindo escucharla hablar de las cosas que le gustaban aparte del ballet.

—Oye, hay algo que he querido preguntarte— exclamo de repente.

—Tú dirás.

—¿Cómo te gusta que te llamen?

—Ara está bien, me gusta el apodo que me dio tu amiga.

—... No me refería a eso.

Deje mi helado en la mesa.

—Yo... no quiero ser mujer, pero tampoco me identifico como hombre.

Le conté lo que había pasado hace cuatro años, al principio considere omitir algunos detalles, pero en realidad, quería compartir mi historia con ella.

Michelle me escucho con atención, cuando termine mi relato envolvió mis manos con las suyas.

—Lamento que eso te haya pasado.

—Está bien.

—Pero, no considero injusto que tengas que renunciar a serlo, es como si te cortaras un brazo.

—¿Qué tiene de bueno ser mujer? Si no te oprimen te castigan por serlo, ¿quién quisiera serlo?

—Yo soy mujer.

Me sentí estúpido.

—No quise decir...

—¡No lo dije para regañarte!— exclamo nerviosa, —Yo solo digo, si no te sientes mujer está bien; sin embargo, elegir no serlo por culpa de otros... es como darles la razón.

Baje la mirada, me sentía avergonzada; aun así, también muy confundido. No quería serlo porque odiaba la limitaba vida que se me permitía vivir, por otro lado, siendo un chico, aunque había muchas cosas que ahora podía hacer, no me sentía completo.

Michelle junto su frente con la mía. Era tan cálida.

—Un paso a la vez.