Toma el control de tu vida
"Hazte responsable de un estándar más alto del que se espera de ti. No encuentres excusas."
–JOHN DRYDEN
Tu objetivo es sentirte poderoso con un propósito, competente y capaz de hacer lo que sea para alcanzar cualquier meta. Pero antes de otra cosa, hay algo que debes realizar primero.
Tienes que hacerte 100 por ciento responsable de la persona que eres hoy, por todo lo que has hecho y alcanzado, y por todo lo que alcanzarás. Eres el responsable. Nadie va a rescatarte, todo depende de ti.
La gran diferencia
Aceptar la responsabilidad personal es la gran diferencia entre ganadores y perdedores, entre líderes y seguidores, entre ricos y pobres.
Cuando somos niños, nos acostumbramos a que nuestros padres tomen todas las decisiones importantes por nosotros. Deciden qué ropa usaremos, qué comeremos, qué haremos y a dónde iremos. Y así debe ser cuando eres pequeño.
Idealmente, conforme creces, asumes más y más responsabilidades; cuando te conviertes en adulto asumes 100 por ciento de la responsabilidad. Estás por tu cuenta. Tomas tus propias decisiones y elecciones. Haces lo que quieres y te rehúsas a hacer lo que no quieres. Estás a cargo.
Escapar de la dependencia
Sin embargo, la mayoría de las personas, muy en el fondo, tienen el hábito de la dependencia en más de un área de su vida. Piensan, sienten, esperan y desean que alguna vez, de alguna manera, alguien llegará para rescatarlas. Alguien les enseñará y los capacitará, les dará un empleo y tomará todas las decisiones importantes por ellos en su vida laboral.
Transfieren su necesidad de dependencia de sus padres a sus jefes y compañías, convirtiéndose en personas pasivas, como el elefante hindú, y esperan que alguien llegue y les diga qué hacer.
El tiempo pasa
Toman el primer trabajo que les ofrecen, agachan la cabeza y dicen, "si quieres pertenecer, debes seguir la corriente".
Un día, levantan la cabeza, miran a su alrededor y descubren que tienen 65 años. Han terminado su vida activa laboral, sus cuentas bancarias están casi vacías, y todavía les quedan varios años por delante para sobrevivir con pocos ahorros, pensiones y el Seguro Social.
Esta historia del escritor Joseph Campbell muestra este punto.
Campbell escribe sobre salir a cenar en un pequeño restaurante del vecindario. En la mesa de al lado, una pareja está sentada con su hijo de diez años.
Refiriéndose al platillo que le sirvieron, el hijo dice: "No me gusta."
El padre le contesta con severidad: "Ésa es tu cena. Cómetela."
El niño responde: "¡No quiero!"
En este punto el padre se enoja y explota, alza la voz y dice: "¿No quieres? ¿No quieres? ¡Nunca hice nada que yo quisiera en toda mi vida!"
La raíz de la infelicidad
Cuando comencé a estudiar el éxito, me topé con una enseñanza que cambió mi vida para siempre. Decía que el objetivo principal en la vida son las emociones positivas, ser feliz. El único obstáculo para la felicidad y la emoción positiva es la emoción negativa. Por lo tanto, la vida se trata de eliminar las emociones negativas de todo tipo.
¿En serio? ¿Puede ser así de sencillo? Conforme estudiaba el tema del éxito y la felicidad, me di cuenta de que los grandes enemigos del hombre, de ti, de mí, de todos los demás, son las emociones negativas de todo tipo.
Si pudiéramos deshacernos de nuestras emociones negativas, nuestras mentes se llenarían automáticamente con emociones positivas, de paz, gozo y felicidad.
El gran problema
Existen más de cincuenta emociones negativas identificadas, y hay bibliotecas llenas de libros sobre su origen. Los psicólogos, psicoanalistas y psicoterapeutas ayudan a las personas a lidiar con estos sentimientos que los hacen infelices e interfieren con su calidad de vida, así como los coaches, consejeros, ministros, terapeutas y buenos amigos.
Pero después de miles de horas de investigación, finalmente encontré el secreto, la manera de deshacerse de las emociones negativas, de una vez por todas, y casi de manera inmediata.
Lo que descubrí fue que aunque existen tantas emociones negativas –envidia, resentimiento, miedo, duda, celos, odio, enojo e hipersensibilidad a los pensamientos, palabras y opiniones de los demás– todo se reduce a una causa raíz: la culpa.
La causa raíz de la negatividad
No es posible mantener una emoción negativa de cualquier tipo sin culpar a alguien o algo por tu infelicidad. Culpas a tus padres, tus hermanos, tus relaciones de pareja, tus malos jefes y a las personas que te mintieron, engañaron, lastimaron y se aprovecharon de ti de alguna manera.
Culpas a los ricos por el hecho de que hay gente pobre. Culpas a los exitosos por el hecho de que hay fracasos. Culpas a los miembros del partido político opuesto por todos los problemas de la vida y del mundo.
Sobre todo, culpas a los demás por lo que han hecho o no han hecho que te lastimó de algún modo.
Deja de culpar a los demás
¿Cómo dejas de culpar? Éste es el gran descubrimiento. Es simple y efectivo. Funciona 100 por ciento de las veces. Transforma tu mente de negativo a positivo, algunas veces en pocos segundos. Aquí está el descubrimiento: di las palabras "¡Soy responsable!" cada vez que te sientas enojado o molesto acerca de algo o alguien.
Estas palabras "soy responsable" son grandes neutralizadores. Justo como cuando jalas el enchufe fuera del contacto y la luz se apaga, cuando dices "soy responsable", tus emociones negativas se apagan y desaparecen.
No es posible decir "soy responsable" y estar enojado, preocupado o con miedo al mismo tiempo. Estas palabras "soy responsable" te regresan al asiento del conductor. Te permiten tomar el control de tu vida, pasando de víctima a vencedor. Te llevan de sentirte débil e inseguro a sentirte fuerte y confiado. Estas palabras "soy responsable" repetidas una y otra vez reprograman tu mente y te transforman en una persona positiva, poderosa y fuerte.
Estas palabras "soy responsable" te regresan al asiento del conductor.
Éxito vs. Fracaso
Cada persona tiene un mecanismo de éxito y uno de fracaso en su cerebro. Como sucede, tu mecanismo de fracaso es tu programación por default. Se prende automáticamente, activando continuamente tu tendencia a pensar negativamente.
Cuando estés solo –manejando, viendo la televisión o en cualquier trabajo o situación personal– te encontrarás automáticamente pensando en cosas que te hacen enojar o te ponen triste.
Platicas de eso con tus amigos y tu familia. Es el tema de conversación en la cena. Te mantienen en vigilia. Construyes conversaciones imaginarias sobre eso, incluso con personas que no están presentes, y algunas veces discutes con ellos furiosamente. Todo el mundo hace esto ocasionalmente.
Desencadena tu mecanismo de éxito
Tu mecanismo de éxito, sin embargo, es desencadenado por un objetivo, por tu completa aceptación de la responsabilidad de tu vida y luego trabajar por algo que te interesa, algo que realmente quieres. (Veremos más al respecto en el capítulo 4.)
Aquí está el truco: en lugar de usar tu mente brillante para pensar en todas las justificaciones y razones por las que te sientes negativo hacia alguien que crees que causó tu situación, deberías utilizar esa mente increíble para pensar en todas las razones por las que podrías ser responsable de una situación negativa ocurrida o que está ocurriendo en tu vida.
Cuando doy terapia y asesoría a personas, algunas veces hablan de sus matrimonios fallidos, de lo terrible que era su compañero y de cómo siguen enojados por lo que él o ella les hizo o no les hizo.
Fuiste el responsable
Luego les recuerdo que ellos fueron los responsables. Ellos decidieron casarse con esa persona, incluso si tuvieron dudas, lo cual es muy probable. Fueron ellos quienes decidieron permanecer casados. Fueron ellos quienes aguantaron las cosas negativas que la otra persona hizo o dijo. Fueron y son los responsables.
Por lo menos, eres responsable de lo que hagas a partir de este momento en adelante. La regla para la felicidad es nunca enojarse o molestarse por algo que no puedes cambiar. Y no puedes cambiar un suceso pasado. Lo único que puedes hacer con una experiencia infeliz es aprender de ella, luego déjala ir. Acepta 100 por ciento la responsabilidad.
La regla para la felicidad es nunca enojarse o molestarse por algo que no puedes cambiar.
Piensa por qué
Aún mejor, piensa en la situación negativa que te sigue molestando y observa en qué manera fuiste responsable de lo que pasó. En vez de darle vueltas y vueltas a lo que la otra persona hizo o no hizo, piensa en todas las cosas que tú hiciste o no hiciste para ponerte en esa situación en primer lugar.
Conforme aceptes la responsabilidad y pienses en todas las razones por las que fuiste responsable, tu negatividad desaparecerá. En poco tiempo, algo que te hacia enojar desde hace varios meses o años se desvanece, como el humo del cigarro en una habitación grande, y desaparece para siempre.
Mantén el control emocional
Eleanor Roosevelt dijo: "Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento."
Cuando culpas a alguien más por algo que hizo o no hizo, le permites controlar tus emociones a distancia. De hecho les permites hacerte sentir pequeño, inferior y enojado. ¿Es esto lo que pensabas?
Sigue el consejo de Walt Whitman, quien dijo: "Mantén tu cara siempre hacia el sol y las sombras caerán detrás de ti."
Cuando aceptas la responsabilidad, recuperas el control de tu vida. Pasas de la infancia a la adultez de una zancada. Te conviertes en un maestro de las circunstancias en lugar de una víctima. Toda tu negatividad se disipa, y sólo quedan emociones positivas que enriquecen y mejoran tu vida.
Toma una decisión
Decide hoy aceptar 100 por ciento de la responsabilidad de todo lo que eres y serás. Puede ser la decisión más estimulante que jamás tomes. Esta decisión te hace libre para comenzar y continuar hacia lo que realmente quieres. Sin excusas.
Ser el mejor es una falsa meta, tienes que medir el éxito en tus propios términos.
DAMIEN HIRST