Chereads / El mundo de mis sueños / Chapter 1 - Capítulo 1 (1° parte)

El mundo de mis sueños

Alex_Alvarez_0318
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Synopsis

Chapter 1 - Capítulo 1 (1° parte)

Tras despertar en una cama algo rígida, fue lo primero que me hizo sospechar del lugar en el cual me encontraba.

El olor húmedo y añejo, como también el canto de los pájaros que oí a lo lejos, ayudó a agudizar mi orientación. 

Al sentarme observé con sorpresiva curiosidad todo lo que me rodeaba; sin poder reconocer el sitio o algún vago recuerdo de ello. Mi ansiedad aumentó haciéndome sentir vulnerable, con un mal presentimiento, un temor a flor de piel.

Me percaté del extraño vestuario que llevaba puesto para dormir. Era algo desalineado el cual no reconocí como pijama. 

Además, el temor se apoderaba nuevamente de mí al pensar en cómo llegué a utilizarlo.

El suelo de madera enfriaba mis pies, por eso busqué con más ansia alguna prenda para vestir y luego de una rápida búsqueda, en un rincón del frío cuarto hallé prendas que para mi sorpresa eran de mi medida, al igual que unas viejas botas.

Temí encontrar algún malhechor o alguien que estuviera escondido detrás de la puerta, pero tras abrirla y recorrer todo el cuarto no hallé a nadie. 

Salí del cuarto e indague aquel lugar, tras aquella breve inspección determine que no había ser humano alguno, y menos rasgo de tecnología; pues no hallé enchufes en las paredes ni ampolletas de iluminación.

Todo me pareció precario, pues los muebles no estaban bien definidos, al igual que los utensilios y la casa en sí misma, dando así un aspecto sombrío.

Salí de tal lugar para indagar en el exterior, y luego de ver la maravillosa naturaleza que me rodeaba me pregunté -¿Soy un ermitaño? -pues mi entorno se veía bastante desolador.

No hallé casa ni construcción alguna, sólo podía observar la húmeda tierra; las rocas y algo de vegetación en el área que me rodeaba.

Mi preocupación se tornó en desesperación, por ello comencé a gritar por ayuda sin titubear, pero solo oía el eco de mi voz que reflejaba mi desesperación por encontrar a alguien.

El día transcurrió más lento de lo habitual , mientras yo, sin nada más que hacer, me senté sobre una pálida roca para observar un desolado atardecer que se avecinaba.

Allí miles de preguntas aparecieron en mi mente y del cual no encontré soluciones concretas, pues existe un lapso de tiempo que no podía recordar, por eso no lograba unir la vida común que tengo y esta del cual desperté. 

Pasé varios minutos tratando de descubrir aquello en mis recuerdos hasta darme cuenta que la noche se veía venir.

Me levanté de la roca y toqué mis brazos y rostro percibiendo lo frío que estaban, lo más extraño es que no me molestaba en lo absoluto. No me afectó para nada aquello; no requería de una temperatura cálida, pues sentía mi cuerpo ligero y en perfectas condiciones.

Ahí me percaté de esa y de otra cualidad, y es la capacidad de soportar el hambre; no sentía debilidad por no haber comido ni haber bebido en todo el día, tampoco tenía el deseo de hacerlo. Sentía la falta de ingerir alimentos, pero sólo por cuestión de costumbre y no por necesidad.

Además, antes me cansaba con facilidad y no podía hacer más de diez flexiones de brazo o sentadillas, pero aquí sí es posible realizar más de lo habitual, por ello llevé mi cuerpo al límite con ejercicios prácticos hasta conocer mis límites.

Corrí sin fatigarme, sin botar una gota de sudor, y por más que traté de agotar las energías de mi cuerpo estas no disminuían; también descubrí tener cierta tolerancia al dolor, ya que tras dar un par de puñetazos a una gran roca, era como golpear un pliege de densa goma que no afectaba en lo más mínimo a mis nudillos. 

En un momento pensé que había muerto, pues todas aquellas capacidades de tolerancia no son una opción en el mundo real. Tampoco podría ser un sueño -si estoy soñando, despertaré en cualquier momento -me dije.

Volví a la casucha, pues ya caía la noche, debía buscar la forma de iluminar el lugar sin la corriente eléctrica que tanto extrañaba. Mi smartphone, mi laptop y el televisor era lo que más extrañaba, creo que nunca estuve un día sin uno de ellos y quizás esa fue la razón de sentir que el tiempo transcurrió con más lentitud.

Ingresé a la pequeña casa, y aquel lugar no me daba la confianza para dormir plácidamente, aunque sabía que estaba solo, pero tenía la sensación de estar siendo observado a cada momento.

Sobre la mesa estaba una lámpara de aceite, también encontré velas en el cuarto donde desperté, pero no logré hallar alguna forma de hacer fuego. Al final renuncié a la búsqueda y me dejé llevar por la oscuridad de la noche.

Me senté en la única silla junto a la mesa, donde mis pensamientos nuevamente profundizaban el problema en que me hallaba. Algo me decía que debía estar más aterrado dadas las circunstancias, pero en vez de tener tal temor infundado, sentía lo opuesto con el pasar de las horas.

En algunos momentos sentía que nada podía hacerme daño y que todo era fácil, con una confianza inquebrantable en donde nada me es imposible. 

Me desvele en aquella silla con aquella sensación de poder, y planeaba lo que iba a realizar al amanecer. Pues una nueva capacidad logré descubrir, y es ser tolerante a la falta de sueño; mejor dicho, no necesito dormir en lo absoluto. 

No es ese malestar en donde el cuerpo exige dormir pero la mente lo impide, más bien es como estar despierto un día normal. 

Tras apreciar el amanecer por la ventana, desde donde observé toda la noche. Me levanté de la silla, decidido a explorar más allá de lo que podía apreciar, y con una seguridad inquebrantable en mi alma, donde nada sería un obstáculo, di marcha y aposté por una dirección al azar, comencé a avanzar por ese sendero imaginario sin la necesidad de comer, sin tener sed ni bostezo alguno. 

No sé en qué estación del año me encontraba, pero lo deduje al ver la vegetación pálida, por el fino hielo que lo recubre todo; supuse que estaba en invierno y yo con un delgado pantalón y una fina camisa lo cual eran mis únicas prendas de vestir, caminaba sin declinar por el fresco ambiente -¡¡esto es algo increíble!! -me dije mentalmente.

Podía ver el hermoso paisaje que me rodeaba, pasé por bosques, por la falda de cadenas de las montes, atravesé un par de ríos hasta hallar algo inusual pues a lo lejos, pude observar unas grandes murallas blanquecinas, las cuales me indicaron la existencia de civilización, claramente aquello fue creado por la mano del hombre. Mi emoción fue enorme, pues por fin hallaba indicios de civilización y sólo faltaba llegar allí.