"Yu Tian compró mucha comida y regresó al centro comercial en la ciudad de Barker.
Cuando colocó la comida frente a todos, las mandíbulas de todos cayeron de sorpresa.
Ahora, él incluso podía conseguir un pastel, salchichas y todo tipo de comida enlatada. Nadie podía hacerlo excepto por los dioses.
Sin embargo, Yu Tian no pensaba que fuera un dios. Abrió una lata y se la dio a Catherine.
—Te di esta comida —sonrió y dijo—. Todos pueden comer, pero estos dos niños deben comer hasta saciarse. Confío en ti, Catherine.
Catherine tomó la lata y dijo con lágrimas en sus ojos, —Que Dios te bendiga. Realmente eres una buena persona. Si no nos hubieras dado esta comida, todos moriríamos de hambre aquí. ¡Gracias!
El anciano junto a ella arrebató una lata de comida y comenzó a devorarla.
