Poco después, Xu Guodong apareció en la oficina de Yu Tian.
—Presidente Yu, ¿me estabas buscando?
Enseguida notó que Yu Tian tenía una expresión sombría en su rostro y sintió escalofríos por todo el cuerpo.
—Viejo Xu, eres una persona tan considerada al difundir rumores —dijo Yu Tian con una sonrisa—.
—Presidente Yu…
Guodong se estremeció. Su corazón latía rápidamente.
—Bueno… Ya sabes… Con la Presidenta Chu… Si yo…
—¿Si tú qué?
Yu Tian levantó una ceja.
—Si no le hubieras contado sobre la intermediación, entonces ella no lo sabría, ¿verdad?
Guodong se quedó atónito. Ni siquiera se dio cuenta de que estaba conteniendo la respiración.
La habitación quedó en silencio.
Finalmente, bajando la cabeza, Guodong dijo:
—Presidente Yu, cometí un error. ¿Cómo puedo ganarme su perdón? Haré cualquier cosa con tal de que no me despiida.
Yu Tian resopló.