—¿Eh? ¿Estoy equivocada? —preguntó Leila confundida.
Pero cuando vio la expresión relajada en la cara de Lucas y la expresión calmada de Kenneth, finalmente estuvo segura de que las cosas probablemente no eran como ella había imaginado.
Quizás Lucas realmente no se tomaba en serio a los Walton.
—No te preocupes. Los Walton no pueden hacerme nada. Pero si te quedas aquí, podrías convertirte en una carga para mí, así que deberías irte a casa primero. No te preocupes. Estaré bien —dijo Lucas suavemente.
Al escuchar esto, Leila también supo que quedarse aquí solo haría que Lucas se preocupara por ella.
Ella asintió. —Está bien, ahora me iré a casa. ¡Debes cuidar de tu seguridad! —dijo.
—Sí, no te preocupes —Lucas asintió.
Pronto, Kenneth arregló un conductor y dos guardaespaldas para enviar a Leila a casa.
Al mismo tiempo, también arregló que alguien enviara a su novia, Kayla, a casa.
Lucas, Jordan y Kenneth eran los únicos que quedaban en la habitación privada.